Praga, itinerarios y recomendaciones (VIII): los mejores parques y jardines de la ciudad

Es posible que Praga no esté a la altura de otras capitales europeas en cuanto a parques y jardines se refiere. Sin embargo, los praguenses se muestran orgullosísimos de ellos, los consideran un vestigio vivo de otros tiempos, y, a la vez han sabido integrarlos en su vida cotidiana. En Praga encontramos desde pequeños jardines casi secretos, oasis de paz en medio del ajetreo de la ciudad en donde sentarse a leer, a pensar o simplemente hacer un alto en el quehacer diario, hasta grandes parques abiertos en las afueras donde disfrutar del tiempo de ocio con la familia y los amigos.

En una estancia en Praga, me parece casi un crimen no disfrutar de alguno de sus parques y  jardines, la mayoría de estos últimos pertenecientes a palacios de los siglos XVII y XVIII y que en los dos siglos posteriores pasaron a ser jardines públicos.

Isla de Kampa

Desde la plaza Na Kampé hasta el extremo sur de la isla, prácticamente todo el espacio está ocupado por un extenso parque, que se creó al unir los jardines privados de dos antiguos palacíos. Uno de los lugares más hermosos y más relajantes en Praga.

Parque en la Isla de Kampa

Jardines del Castillo de Praga

Tanto los Jardines del Sur como el Jardín Real merecen por si mismos un recorrido tranquilo por parte del visitante del Castillo de Praga. Los primeros se diseñaron y construyeron en 1891 en el terreno que ocupaban los antiguos bastiones defensivos del Castillo. Desde ellos se contemplan unas de las vistas más hermosas de la ciudad de Praga.

Jardines del Sur

El Jardín Real se diseñó en el siglo XVI en estilo renacentista, aunque se renovó en el siglo XIX. Un relajante paseo entre sus estatuas es uno de los alicientes que ofrece una jornada en el recinto del Castillo.

El Belvedere en el Jardín Real

El Jardín Wallenstein

Estos jardines pertenecían al Palacio Wallenstein, el primer edificio civil de importancia de la Praga Barroca. Los jardines mantienen el mismo diseño que en la época de su construcción, entre 1624 y 1630. Están presididos por un hermoso pabellón que recibe el nombre de Sala Terrena. Un estanque con una fuente y una hilera de estatuas, copias de las originales construidas por Adriaen de Vries que los suecos saquearon en 1648, decoran uno de los rincones más agradables para recibir los primeros rayos del tímido sol primaveral de Praga, para leer o charlar tranquilamente con los amigos. Una enorme y diría que casi extraña construcción con una fachada que imita unas estalactitas artificiales completa el conjunto. Detrás del estanque se encuentra la antigua escuela de monta, que hoy se utiliza como sala de exposiciones de la Galería Nacional.

Jardines Wallenstein

Jardines Ledebour

Situados a los pies del Castillo de Praga, entrando por Valdštejnská 3. Podemos llegar a los Jardines Ledebour con la línea A del metro, estación Malostranská, o con los tranvías 12, 18 y 22.

Durante la Edad Media, la ladera sur del Castillo estaba ocupada por jardines y viñedos. A partir del siglo XVI, la nobleza empezó a construir sus palacios en ese emplazamiento para situar sus residencias cerca del Castillo, sede del poder real. Fue en esa época cuando se empezaron a diseñar jardines mucho más amplios, formando terrazas al estilo de los jardines italianos renacentistas. Muchos de estos jardines se remodelaron en los siglos XVII y XVIII, añadiéndoles estatuas y elementos decorativos barrocos.  Tres de los jardines que pertenecían a antiguos palacios, los Ledebour, Černin y Pálffy acabaron uniéndose y se permitió la entrada al público. Aunque permanecieron cerrados durante bastante tiempo a causa del mal estado de las escaleras de acceso a los jardines y volvieron a abrirse en 1995 y actualmente son uno de los lugares preferidos para los conciertos al aire libre.

Jardines Ledebour

El Jardín Ledebour fue diseñado a principios del siglo XVIII y posee una Sala Terrena, como muchos de los jardines de esa misma época. Si durante la estancia en Praga se celebra algún concierto en estos jardines, no podéis dejar pasar la ocasión.

El Jardín Vrtba

Se construyó, como los anteriores, en el emplazamiento de unos antiguos viñedos. Hoy en día se accede a él por la calle Karmelitská, muy cerca de la Plaza de la Malá Strana. También estuvo cerrado al público durante  unos años de remodelación y pudo volver a visitarse a partir de 1998.

Jardín Vrtba

Es un pequeño jardín barroco diseñado en 1720 por František Kaňka. Su forma escalonada en terrazas permite contemplar, desde la parte más alta, unas magníficas vistas de la Malá Strana. Como todos los jardines barrocos de la ciudad, se adorna con una Sala Terrena en la parte inferior, así como estatuas de figuras mitológicas, obra de Matthias Braun, el escultor de algunas de las figuras del Puente de Carlos.

El Parque Letná

Se llega al Parque Letná con la línea A del metro (estación Malostranská) y con los tranvías 1,8,15 y 25, bajando en la parada Sparta. Se puede llegar a pie, bajando desde la explanada del Castillo, o desde el Barrio Judío, cruzando el Puente Čechův.

El parque Letná está justo al otro lado del río si nos situamos en el Josefov, el antiguo Barrio Judío de Praga. Desde la orilla opuesta es fácil localizarlo, ya que en él se levanta un metrónomo de 23 metros de altura que es visible desde muchos puntos de la ciudad. Letná se encuentra unido a otro parque, el Chotek, cercano al Castillo, a través de un puente que se construyó en 1995.

Desde el Parque Letná, que significa La colina de verano, podemos contemplar en vivo y en directo una de las imágenes más fotografiadas de Praga: su sucesión de puentes sobre el Vltava.

El Vltava desde el Parque Letná

Si las vistas desde el parque son extraordinarias, el paraje natural que lo conforma es precioso. Es posiblemente el lugar preferido por los habitantes de la ciudad para disfrutar al aire libre de los momentos de ocio. Está siempre frecuentado por familias con niños, grupos de jóvenes, parejas paseando, ancianos tomando el sol… El parque está rodeado de antiguos palacetes barrocos y rococós que se han reconvertido en cafés y restaurantes, así como de estatuas que dan majestuosidad al entorno.

El Parque Letná

Lo primero que nos encontramos al acceder por los escalones que llevan de la terraza de la entrada al parque es un pedestal en el que se levanta un enorme metrónomo de 23 metros de altura, que ocupa el lugar de una gigantesca estatua de Stalin y sus compañeros comunistas y que se retiró en 1991.

Metrónomo en el Parque Letná

En el parque también encontramos una construcción en hierro forjado que recibe el nombre de Pabellón Hanavský, que data de 1891 y que fue erigido para conmemorar el centenario de la primera Exposición Industrial celebrada en Praga. Hoy en día alberga un restaurante y un café.

Pabellón Hanavský

Para los turistas, el Parque Letná es el lugar ideal, sobre todo en primavera y en verano, para tomarse un respiro, especialmente después de una jornada de visita por la ciudad.

Los jardines Vojan

Se encuentran en la Malá Strana, en la calle U lužického semináře, al lado de los Jardines Wallenstein. Se llega a ellos con la línea A del metro, estación Malostranská, y con los tranvías 12, 18 y 22. Datan del siglo XVII y formaba parte del antiguo Convento de los Carmelitas.  Los jardines, bastante austeros en comparación con sus vecinos Wallenstein, Ledebour y, por supuesto, con los del Castillo, constituyen otro rincón de Praga ideal para relajarse y descansar.

Jardín Vojan

 El Parque Stromovka

Parque Stromovka

Stromovka es un parque natural a las afueras de Praga (Praha 7), que actualmente se encuentra casi rodeando el Parque de Exposiciones, construido para la Exposición de 1891. Ya desde 1266 era coto de caza de los reyes de Bohemia, como prueba el Palacio de Verano, que era el antiguo Pabellón de Caza medieval.

El Parque se encuentra a unos pocos minutos del Zoo de Praga y del Palacio de Troja, justo en la otra orilla del río, por lo que se puede aprovechar la visita a este último para pasear por Stromovka. Si se viaja con niños, la visita al Zoo y, seguidamente al Parque, pueden constituir una divertida jornada.

Para llegar al parque Stromovka se pueden tomar los tranvías 5, 12 y 17, que dejan en U Výstaviště, en la entrada del Parque de Exposiciones. En metro, las estaciones más cercanas son Vltavská y Nádrazí Holesovice, de la línea C, a unos 10 minutos a pie hasta el Parque.

Imagino que muchos visitantes van a aprovechar para visitar también el Parque de Exposiciones (es un lugar muy socorrido si se viaja con niños, ya que siempre hay exposiciones interesantes, eventos, competiciones deportivas, etc).

Palacio Industrial en el Parque de Exposiciones de Stromovka

Para visitar el Parque Stromovka lo mejor es tomar la larga avenida de castaños que queda a la izquierda del acceso al Parque de Exposiciones. Si avanzáis por este camino, subiendo la ladera, dejaréis a vuestra izquierda el Planetario y llegaréis hasta el Acueducto de Rodolfo II, que se construyó en 1584, con una longitud de más de 1 km y que servía para llevar el agua del río Vltava a los estanques del Parque.

Parque Stromovka

Continuando el paseo se llega a la Casa Real, un edificio ahora abandonado que data del siglo XVII. Durante un tiempo fue el restaurante Slechta y después, a mediados del siglo XIX, rehabilitado en estilo neogótico.

El restaurante Slechta, ahora abandonado

A continuación, tomando un ramal que queda en una curva a la izquierda, se sube por un camino bastante empinado hasta el Antiguo Pabellón de Caza de los Reyes de Bohemia. Posteriormente, el edificio se amplió en estilo neogótico y en 1805 se convirtió en Palacio de Verano. Actualmente alberga la hemeroteca del Museo Nacional.

Antiguo Pabellón de Caza

Hay que regresar al camino principal que se ha abandonado para ascender hasta el Pabellón de Caza. Si continúa adelante y se toma el primer camino que queda a la derecha, se llega a un pequeño jardín de estilo francés del siglo XVI, en donde destaca una estatua que representa a una pareja.

A partir de aquí, el paseo nos lleva hasta la orilla opuesta del río, a través de un puente que atraviesa un canal del río Vltava y que llega hasta los jardines del Palacio de Troja. Desde el jardín francés, hay que regresar otra vez al camino principal que hemos dejado atrás. Seguimos el camino hasta llegar a una bifurcación: allí tomaremos el camino de la derecha. Llegará un momento en que encontremos un camino a nuestra izquierda, que pasa por debajo de la vía del ferrocarril.  Seguiremos adelante hasta que encontremos el canal del río Vltava.  Lo cruzaremos por el puente y torceremos a la izquierda, caminando paralelos al río por la calle Povltavská.  Allí encontraremos el muro que delimita una de las entradas al Castillo de Troja. Para llegar a la entrada, hay que atravesar los jardines del mismo. Justo en la entrada se puede tomar el autobús 112, que deja en la estación de metro de Nádrazí Holesovice.

UNA SUGERENCIA ESTIMULANTE: otra manera mucho más divertida y bonita para regresar al centro de Praga es tomar uno de los barcos que hacen la travesía del Vltava. Se toman en el mismo puente que atraviesa el canal y su recorrido llega hasta el Puente Palacký (Palackého Most), en la Ciudad Nueva, con la posibilidad de desembarcar también en la Isla de Kampa, junto al Puente de Carlos.

 

 

Praga, itinerarios y recomendaciones (V): Malá Strana y la Colina de Petřin

Si tuviese que escoger un rincón de Praga donde perderme, éste sería, sin dudarlo ni un momento, el que forman la Plaza Maltesa y la Plaza del Gran Priorato, ya en la Isla de Kampa, en el distrito de la Malá Strana. Malá Strana, el Lado Pequeño, se extiende por una colina, entre el Castillo y el río Vltava, en el lado opuesto a la Ciudad Vieja. Tomó su nombre como contraposición a las «ciudades» del otro lado del río, más extensas y pobladas.

La Malá Strana representa la Praga renacentista y barroca por excelencia, con su trazado urbanístico y sus edificios prácticamente inalterados desde los siglos XVII y XVIII. Es la Praga de los jardines, donde descansar o sentarse a leer en primavera y en verano, de los patios interiores que guardan secretos y leyendas, de los palacetes de aire decadente, de las callejuelas escondidas. La Malá Strana invita a vagabundear sin rumbo y sin prisas.

La Malá Strana, a los pies del Castillo de Praga

La Malá Strana empezó a ser habitada hacia el siglo VIII, al establecerse en esa zona un mercado. En siglos posteriores, se establecieron en esa zona numerosos artesanos de origen germano, mientras que la población checa prefería vivir al otro lado del río. A finales del siglo XIII, el rey Otakar II concedió a esa comunidad el estatuto de «Ciudad», con todos los privilegios y obligaciones que eso comportaba. La vida de la «Ciudad Pequeña» o del «Lado Pequeño» giraba en la Edad Media en torno a la actividad comercial del mercado que se situaba en la zona que hoy ocupa la Plaza de la Malá Strana (Malostranské náměstí). La Malá Strana estuvo rodeada por una fortifficación, conocida como la Muralla del Hambre, que el rey Carlos IV ordenó construir entre 1360 y 1362 y que hoy en día queda dentro del Parque de Petřin. El nombre de Muralla del Hambre se debe, dicen, a que el rey decidió su construcción para dar trabajo a sus súbditos más desfavorecidos en unos tiempos, la segunda mitad del siglo XIV, especialmente difíciles en toda Europa, a causa de las epidemias y las hambrunas.

Como sucedió en otras zonas de la ciudad de Praga, también la Malá Strana sufrió incendios devastadores a lo largo de su historia, dos de ellos la destruyeron completamente: la primera, durante las guerras husitas, en 1419, y la segunda en el gran incendio de Praga, en 1514. Por tanto, la Malá Strana que conocemos hoy es producto de la reconstrucción del siglo XVI y sus edificios son posteriores a ésta. Afortunadamente, la Segunda Guerra Mundial pasó por alto esta parte de la ciudad de Praga, de manera que caminar por sus calles, si logramos abstraernos de las riadas de turistas que la cruzan casi a todas horas, nos puede transportar a los siglos XVII y XVIII.

Callejuela de la Malá Strana

A partir del siglo XVII, la Malá Strana fue la zona escogida por la alta nobleza católica para construir sus palacios, cerca del Castillo, la sede del poder real. El mismo urbanismo de la Malá Strana es una metáfora de lealtad entre los nobles y el rey: el Castillo, elevado en la colina. Y derramándose a sus pies, los palacios de los nobles que le rinden pleitesía.

Vista de la Malá Strana

Cómo llegar a la Malá Strana

Podéis acceder a la Malá Strana a pie desde el Puente de Carlos. Entraréis entonces en la calle Mostecká, la calle del Puente. Justo al salir del Puente, a vuestra derecha, podéis contemplar la Casa de los Tres Avestruces, que actualmente es un hotel-restaurante de lujo.

Hotel restaurante Los Tres Avestruces, junto a la entrada a la Malá Strana desde el Puente de Carlos

Desde el Castillo, hay dos maneras de llegar a la Malá Strana: por las escalinatas (Zámecké Schody) y después cogiendo la callejuela que queda a la derecha, Zamecká.

Zámecké Schody

También se puede llegar a la Malá Strana bajando por la calle Nerudova.

Calle Nerudova bajando hacia la Plaza de la Malá Strana

En transporte público, en metro, línea A (verde) y bajando en Malostranská. O con los tranvías 12, 20 y 22.

Malá Strana. Parada de tranvía y metro

Psicodélico interior de la parada de metro Malostranská

Qué ver en la Malá Strana

Para hacer una visita más o menos completa de esta ciudad histórica praguense, os propongo una serie de lugares de visita casi casi obligada, con la certeza prácticamente absoluta que en un solo día es complicado llegar a todos ellos. Mi propuesta, por tanto, es la siguiente:

La calle Mostecká (Calle del Puente)

La calle Mostecká es muy animada, siempre llena de gente que va y viene en dirección a la Plaza de la Malá Strana o hacia el Puente de Carlos.

Calle Mostecká en dirección a la Plaza de la Malá Strana

Que el bullicio no os impida contemplar los edificios renacentistas y barrocos de esta calle.  Si avanzais en dirección a la Plaza de la Malá Strana, a vuestra derecha, se encuentra la Casa del águila negra, con unas preciosas estatuas y una reja de hierro forjado. También a la derecha encontraréis el Palacio Kaunic.

Palacio Kaunic

El Museo Franz Kafka

La primera calle a la derecha desde Mostecká es U lužichého semináře. Allí, desde 2005, se encuentra el Museo Franz Kafka, en donde el visitante puede conocer aspectos importantes de la vida de este escritor judío checo, su relación con Praga, su obra, etc.

En la plaza que hay enfrente del museo hay una escultura muy curiosa, obra de David Černý, el controvertido artista autor de los bebés que podemos contemplar junto al Museo de Kampa. La escultura en cuestión se instaló en 2004 y representa a dos figuras masculinas que están orinando dentro de una fuente que tiene la forma de la República Checa. La cosa no acaba aquí, porque los hombres «meones», mueven las caderas y el pene mientras orinan y escriben frases de praguenses famosos en el agua. Pero aún hay más. Junto a la fuente hay un número de teléfono móvil. El paseante puede enviar un sms a ese número con un texto y las figuras escribirán ese texto que saldrá de su pene y se escribirá en el agua de la fuente.

 La Iglesia de Nuestra Señora de la Cadena

Siguiendo por la calle Mostecká, tomad la calle Lazeňská, que os queda a la izquierda. Encontraréis la Iglesia de Nuestra Señora de la Cadena, la más antigua de la Malá Strana, construida en el siglo XII.

Nuestra Señora de la Cadena

La Plaza del Gran Priorato y la Plaza Maltesa

Siguiendo por la calle Lazeňská llegaréis a la Plaza del Gran Priorato (Velkoprěvorské náměstí). Es una antigua plaza con muchos árboles, ideal para descansar o pasear tranquilamente. Rodeada normalmente por muchos turistas, pocos son los que llegan a adentrarse en este triángulo que forma esta plaza con la Plaza Maltesa. Así que, si estais de suerte, puede que paseando por esta zona de la Malá Strana os sea posible descansar un poco del «mundanal ruido». En esta plaza se encuentra la antigua sede del Gran Priorato de los Caballeros de la Orden de Malta. El edificio que se puede contemplar actualmente, el qual ha sufrido las naturales transformaciones, es de principios del siglo XVIII. En el lado opuesto de la plaza se levanta el Palacio Buquoy, actual embajada de Francia.

Palacio Buquoy

Aquí se encuentra también el Muro de la Paz de John Lennon, que podréis haber contemplado si previamente ya conocéis la isla de Kampa.

Desde la Plaza del Gran Priorato se puede acceder a la Isla de Kampa, concretamente a la Plaza Na Kampé. Al lado de la Plaza del Gran Priorato está la rueda del Molino del Gran Priorato. Por un puentecillo que cruza el Čertovka se accede a Kampa.

Por encima de la Plaza del Gran Priorato  se encuentra la Plaza Maltesa, que debe su nombre porque en esta zona de la Malá Strana se estableció el Priorato de los Caballeros de la Orden de Malta. La plaza está rodeada de edificios barrocos, la mayoría del siglo XVII y XVIII. Estos palacetes eran las residencias de la nobleza católica. En esta plaza se encuentra la Embajada de Holanda. En su centro podréis contemplar un grupo escultórico que representa a San Juan Bautista, obra de Ferdinand Brokoff. Se construyó para conmemorar el final de la epidemia de peste de 1713.

Plaza Maltesa

San Juan Bautista, obra de Ferdinand Brokoff

 Desde el triángulo que forman la Plaza Maltesa y la Plaza del Gran Priorato se regresa a la calle Mostecká deshaciendo camino por Lazeňská.

La Plaza de la Malá Strana (Malostranské náměstí)

Esta plaza ha sido y es el centro de la Malá Strana. Fue fundada en 1227 y la mayoría de las casas que la rodean son, en origen, del periodo medieval, aunque todas se fueron reconstruyendo a lo largo del tiempo en estilo renacentista y barroco.  Estos antiguos palacios y casas particulares son, hoy en día, hoteles y restaurantes.

Plaza de la Malá Strana

La Plaza de la Malá Strana está dividida en dos partes, una más baja y otra más alta, ya que se adapta al desnivel del terreno, que empieza a elevarse en lo que es la colina del Castillo. La Iglesia de San Nicolás, la joya del barroco praguense, es el edificio que divide la plaza.

 

Iglesia de San Nicolás y Columna de la Santísima Trinidad

La Iglesia de San Nicolás de la Malá Strana

La Iglesia puede visitarse de 9h a 16h en temporada de invierno y de 9h a 17h en temporada de verano. El precio para adultos es de 70 coronas (2,70€) y de 35 coronas para jóvenes y estudiantes (1,35€). Los niños hasta 10 años no pagan. Subir al campanario, desde donde se pueden contemplar unas vistas realmente fantásticas de la Malá Strana, se paga aparte.

San Nicolás de la Malá Strana desde la calle Mostecká

Fue construida durante la primera mitad del siglo XVIII por Kristof Dientzenhofer y por su hijo Killian Ignaz Dientzenhofer. Padre e hijo formaban una familia de arquitectos muy famosos de los siglos XVII y XVIII. La iglesia fue finalizada por su yerno, Anselmo Lurago. En el interior de la iglesia destacan:

– la cúpula y las pinturas al fresco que la decoran. Esa cúpula, de más de 50 metros de altura, es el espacio interior más elevado de Praga.

– el fresco de la nave principal, obra de J. L. Kracker, representando a San Nicolás.

 – el púlpito barroco

– las estatuas de los Padres de la Iglesia que rodean la nave central, obra de F. Platzer

– el órgano, que llegó a tocar Wolfgang Amadeus Mozart

– el altar mayor

– las capillas laterales y las pinturas que las decoran, obra de Karel Škréta

Cúpula de la Iglesia de San Nicolás

Altar mayor de San Nicolás

Estatuas en San Nicolás

En la zona más elevada de la Plaza de la Malá Strana, delante de la fachada de la Iglesia, podemos contemplar la fachada neoclásica del Palacio Liechtenstein.También delante de la Iglesia de San Nicolás podemos contemplar la Columna de la Santísima Trinidad, también conocida como Columna de la Peste, que se construyó en 1713 para conmemorar el final de la devastadora epidemia de peste que asoló Europa durante los primeros años del siglo XVIII.

 

Palacio Liechtenstein

Columna de la Santísima Trinidad en la Plaza de la Malá Strana

Alrededores de la Iglesia de San Nicolás

Saliendo de la iglesia, a la izquierda, y girando por el antiguo colegio jesuita, otra vez a la izquierda, os encontraréis en la parte norta de la Plaza de la Malá Strana. Allí podréis contemplar edificios como el Palacio Smiřický, con una fachada en color crema y verde claro, o el Palacio Sternbeck , con una fachada en colores crema y ocre.

 

Palacio Smiřický

Palacio Sternberg

 Cuando estéis en medio de la Plaza, veréis que hay una calle que tiene una arcada. Es la calle Letenská. En la esquina con esta calle hay un edificio que se conoce con el nombre de Beseda, que fue el Ayuntamiento de la Malá Strana desde el siglo XV hasta finales del siglo XVIII y que ahora es un club musical.

Justo antes de entrar en la calle Letenská está la Iglesia de San Tomás. en la calle Josefská. Se puede visitar durante las horas de misa. Merece la pena visitar su claustro, es precioso.

Iglesia de Santo Tomás

Recordad que justo al lado de la Iglesia de Santo Tomás, en la calle está el restaurante U Schnellů, en la calle Tomásšká, uno de los mejores lugares para almorzar o cenar en la Malá Strana. Siguiendo la calle Letenská en dirección al Puente se encuentran el Palacio y los Jardines Wallenstein. Recordad que en la calle Letenská se encuentra el restaurante U svatého Tomaše, otra opción excelente para almorzar o cenar

El Palacio y los Jardines Wallenstein.

 Continuando por la calle Letenská, llegaréis al Palacio y a los Jardines Wallenstein (o Valdštenjnský). El Palacio no siempre está abierto al público, pero los Jardines se pueden visitar desde las 9h hasta las 19h.

Este edificio fue construido por Albrecht von Wallenstein en el siglo XVII. Era un militar muy importante y sus victorias contra los protestantes le concedieron un lugar destacado en la corte. Se hizo construir este palacio que está justo a los pies de la colina donde se levanta el Castillo de Praga, que era la residencia del emperador, para demostrar que después de éste, él era el personaje más importante del Reino de Bohemia. Pero llevó su ambición demasiado lejos y fue asesinado por el mismo emperador Fernando II.

Palacio y Jardines Wallenstein

Desde la calle Letenská se puede acceder a sus preciosos jardines, un lugar ideal para pasear o descansar. Estos fueron los primeros jardines palaciegos de Praga, diseñados entre 1624 y 1630, mientras se construía el Palacio. Están adornados con estatuas, réplicas de las que fueron saqueadas durante la guerra con los suecos, y una bonita fuente. En su centro hay un estanque, con una fuente de mármol. También es de visita obligada el pabellón que recibe el nombre de Sala Terrena, que es un amplio abierto hacia el jardín con tres arcadas y con pinturas al fresco. La Sala Terrena se utiliza para conciertos o representaciones teatrales. Otra construcción curiosa es la Casa de las estalagtitas, que recibe este nombre por la decoración de la fachada.

Palacio Wallenstein

Sala Terrena

El Parque Vojan

Saliendo de los Jardines Wallenstein, si no estais cansados de parques y jardines, podéis visitar el Parque Vojan, que está al otro lado de los Jardines Wallenstein, en la calle U lužického semináře.

Este parque es un tranquilo rinconcito escondido detrás de unos muros blancos. El Parque data del siglo XVII, cuando este espacio era el jardín del Convento de los Carmelitas Descalzos. Hoy en día forman parte del Ministerio de Hacienda. Se han conservado dos capillas que formaban parte del Convento, la de Elías y la de Santa Teresa. También podréis contemplar en un pequeño nicho una estatua de San Juan Nepomuceno, representado con un pie sobre un pez, haciendo referencia a su martirio, ya que fue lanzado al rio Vltava.

Son unos jardines mucho más austeros que los Wallenstein, ya que unos pertenecen a un Palacio y estos, a un antiguo Convento. Pero también constituyen uno de los lugares de la Malá Strana preferidos por los praguenses para descansar y relajarse. Desde el Parque Vojan se puede acceder también al Museo Franz Kafka, bajando por unas escaleritas.

Volviendo a la Plaza de la Malá Strana, podéis iniciar dos recorridos, ambos interesantes e imprescindibles. Mi propuesta es que, en primer lugar, se dé un paseo por la calle Nerudova, contemplando sus edificios y los emblemas centenarios de sus casas. Desde lo alto de la calle Nerudova, se puede descender por las hasta la Plaza de la Malá Strana para tomar la calle Karmelitzská.

La calle Nerudova

 

Calle Nerudova

Esta calle que sube desde la parte más alta de la Plaza de la Malá Strana hasta el Castillo debe su nombre actual (calle Neruda) al escritor checo de finales del siglo XIX Jan Neruda. Este escritor es autor de obras sobre la vida popular en Praga, como los Cuentos de la Malá Strana o Imágenes de la vieja Praga. Su apeliido inspiró al gran poeta chileno Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, que empezó usándolo como pseudónimo y después se convirtió legalmente en Pablo Neruda.

La Nerudova es una calle estrecha, aunque señorial, que constituia el último tramo del llamado Camino Real, el que recorrían los reyes de Bohemia el día de su coronación, desde la actual Plaza de la República hasta el Castillo.  Una de las curiosidades que muestra esta calle al visitante es que la mayoría de edificios todavía conserva sus emblemas (estos emblemas se utilizaron hasta el siglo XVIII en lugar de los números que identifican cada casa). Así, podréis observar los emblemas de la Casa del Águila roja (número 6), de la Casa de los Tres Violines (donde vivía una famosa familia que se dedicaba a la fabricación de estos instrumentos y que ocupa el actual número 12), de la Casa de la Herradura Dorada (actual número 43) o de la Casa del Cisne Blanco (número49). Justamente en la parte superior de la calle, cuando ya se llega a la última curva del camino hacia el Castillo, se encuentra la Casa de los dos Soles, donde en una placa conmemorativa se puede leer que ésta es precisamente la casa natal de Jan Neruda.

Casa de los dos soles

Emblema de la Casa de los Tres Violines

Casa del Cisne blanco

Cuando os encontréis precisamente a la altura de la Casa de los dos Soles mirad hacia atrás: la vista descendente de la calle Nerudova (si tenéis suerte y no hay demasiados coches aparcados) es muy bonita.

En la calle Nerudova podréis contemplar también magníficos palacios, como el Palacio Thun-Hohenstein (situado en el número 20 y que actualmente es la Embajada de Italia) o el Palacio Morzín (número 2, ocupado por la Embajada de Rumanía).

Palacio Thun-Hohenstein

Palacio Morzín

Recordad que las escalinatas de subida al Castillo discurren paralelas a la calle Nerudova y que son un lugar ideal para tomar fotos.

 Casi en la parte más alta de la calle, se encuentra la Iglesia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro (Kostel Panny Maire ustavičné pomoci u Kajetánů).

Para regresar a la Plaza de la Malá Strana tenéis dos opciones:

– simplemente deshacer el camino bajando por la calle Nerudova o por las escalinatas.

–  os situais más o menos frente a la Iglesia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Veréis unas arcadas. Pasad por ellas y entraréis en un callejón serpenteante desde donde se divisan unas magníficas vistas de la Iglesia de San Nicolás. Continuad bajando hasta que salgais a la calle Tržiště, justo delante del Palacio Schönborn. Seguid bajando hasta que lleguéis a la calle Karmelitská.

Calle Karmelitská

Los Jardines Vrtba

Estos jardines son una impresionante muestra del Barroco en Praga. Estos jardines son el lugar preferido por muchos praguenses para pasear, para tomar fotos, para encontrarse con amigos… Incluso en ellos se celebran bodas. La UNESCO lo ha incluido en la lista de Patrimonios Culturales de la Humanidad. Su diseño se llevó a cabo en 1720 por parte de František Kaňka, responsable también del Klementinum. Los jardines están decorados con estatuas, obra de Matyáš Braun. La construcción llamada Sala Terrena está decorada con pinturas de Václav Reiner. Estos jardines crean un efecto visual muy bonito debido a unas terrazas que están conectadas entre si a través de escaleras que forman las formas curvas propias del Barroco. En la zona inferior hay una bella piscina con una estatua que representa a un ser marino mitológico. La fuente está entre la Sala Terrena y un aviario.

Jardines Vrtba

La Iglesia de Nuestra Señora de la Victoria y del Niño Jesús de Praga.

Siguiendo la calle Karmelitská se llega a esta iglesia barroca, la más antigua de Praga de este estilo arquitectónico. Es, además, una de las más visitadas, y ya que se expone la imagen del famoso Niño Jesús de Praga. Hasta el siglo XVI fue una capilla protestante, pero a principios del siglo XVII, durante las guerras de religión, con la victoria católica, se convirtió en un templo de esta religión, que era la del poder real.

Nuestra Señora de la Victoria

La imagen del Niño Jesús llegó a Praga como regalo de boda de la noble española Isabel Manrique de Lara y Mendoza para su hija, casada con un noble checo. De generación en generación pasó a Polyxena de Lobkowicz, quien la donó a la orden carmelita en 1628.  Durante las sucesivas guerras entre católicos y protestantes, la iglesia y el convento carmelita cayeron en el abandono. Dice la leyenda que un sacerdote católico llegó al lugar y oyó una voz infantil: parece que era la del Niño Jesús, pidiendo al sacerdote que lo restaurara y que, a cambio, traería la paz. Así lo hizo el buen hombre y el milagro se produjo. Llegó la paz, por supuesto, a favor de los católicos, ya que el Niño Jesús protegió la ciudad de la invasión sueca.

Imagen del Niño Jesús de Praga

Existe la tradición de vestir al Niño Jesús con una multitud de trajes, 85 en total, algunos de ellos muy elaborados. Una parte de ellos se expone en un pequeño museo dentro de la iglesia.

Son muchos los católicos que acuden a esta iglesia para venerar la famosa imagen, y en concreto, muchos españoles, ya que está relacionada con España, de donde partió hacia Praga. Sólo he estado una vez en el interior del templo, pero recuerdo que delante del altar, había copias de una oración especial al Niño Jesús, pulcramente plastificadas y ordenadas por idiomas. Pero no había copias escritas en español. Todavía me parece ver a un grupo de indignadas señoras de mediana edad, españolas, quejándose porque, «siendo español este Niño Jesús, no le podemos rezar en su lengua«.

 Llegados a esta parte del itinerario, tenéis de nuevo dos opciones:

1. Visitar el Parque de Petřin

La visita a Petřin se puede hacer en el mismo día, teniendo en cuenta que nos va a llevar unas dos horas como mínimo. Lo ideal sería que la visita se iniciara a las 4 de la tarde, más o menos, para poder disfrutar de la mejor luz para contemplar las vistas panorámicas de Praga realmente impresionantes que ofrece Petřin. Esta visita es, en mi opinión, imprescindible si se visita Praga, y no hay que descartarla a no ser que la estancia en la ciudad sea muy breve.

2. No subir a Petřin y dejar la visita, si es posible, para una mañana o tarde. Podéis volver a la zona baja de la Malá Strana continuando por Karmelitská, tomando la calle Harantová y después, la primera calle a la izquierda os llevará a la Plaza Maltesa. Desde allí es fácil volver a la calle Mostecká o al Puente de Carlos.

También podéis tomar los tranvías 17, 18 o 22 que cruzan el río por el Puente de las Legiones (Most Legii) y os dejarán delante del Teatro Nacional (Narodní divadlo) a dos pasos de la Plaza Wenceslao.

El Parque de Petřin

 Muy cerca del funicular que sube al parque, podréis ver el Monumento a las Víctimas del Comunismo. Este conjunto escultórico se diseñó en 2002 y consta de 7 figuras humanas que descienden por unas escaleras. Cada figura representa las diferentes fases por las que pasa una persona que es perseguida en un regimen totalitario, en este caso, el comunista, que gobernó en el país de 1948 a 1989. A medida que las figuras están más alejadas, les van faltando pedazos, lo que significa las pérdidas tanto psíquicas como físicas a las que someten los totalitarismos al hombre. Al final, desaparecen, es decir, mueren. Por supuesto, es un monumento muy controvertido y en 2003 sufrió un ataque con bomba, aunque ningún grupo político o terrorista se adjudicó la autoría. Entre las figuras hay una especie de banda en donde está inscrito el número de personas muertas, encarceladas, represaliadas y perseguidas durante el comunismo en la entonces Checoslovaquia.

Monumento a las víctimas del comunismo

Si decidís visitar Petřin, lo más recomendable es tomar el funicular. En cambio, sí que recomiendo bajar a pie (en verano) porque es mucho más fácil, por supuesto, y porque el paseo es realmente agradable. Desde Petřin podréis admirar LAS MEJORES VISTAS PANORÁMICAS del Castillo, la Malá Strana, la Ciudad Vieja y el río. Hay quien concede este privilegio a la colina del Castillo o al Parque Letná, pero yo me sigo quedando con Petřin.

Vista panorámica de Praga

La manera más sencilla de subir a la colina de Petřin es tomando el funicular que sale desde el pasaje U Lanové Dráhy, al que se llega desde la calle Újezd (no tiene pérdida, sólo hay que seguir por la calle Karmelitská). El precio del funicular es de 20 coronas. El funicular tiene una parada a la mitad del ascenso, Nebozízek, pero yo os recomiendo que subais hasta la cima en el funicular.

De todas maneras, si decidís bajaros, estaréis cerca de la zona llamada La Rosaleda (Ružový sad). Ésta es una de las zonas más bonitas del parque. En esta zona hay también un restaurante.

La Rosaleda

Para disfrutar de la mejor panorámica de la ciudad, podéis subir al Mirador, una Torre Eiffel en miniatura. Tiene 63 metros de altura y se construyó en 1891, con motivo de la Exposición de ese mismo año. Sin embargo, no fue ubicada en el parque hasta 1932. Se accede a la parte más alta a través de una escalera de algo menos de 300 escalones. El precio es de  50 coronas, unos 2€, pero os garantizo que el esfuerzo y el dinero merecen la pena. Es duro subirlos, sobre todo cuando se lleva todo el día callejeando por la Malá Strana, pero al final casi resulta divertido ir subiendo en compañía de otros visitantes esforzados, que se quejan y resoplan en diferentes idiomas. Y la verdad es que cuando se llega a lo más alto y se contemplan las vistas, todos los soplidos y las quejas se transforman en exclamaciones de admiración.

Torre Eiffel en Petřin

En el Parque encontraréis también:

  • El Laberinto de los Espejos: lo reconoceréis porque su entrada se parece a la puerta de un castillo. Se construyó con motivo de la exposición de 1891. En la entrada hay un diorama (sí, eso a lo que son tan aficionados en los países del Este) sobre la Guerra de los Treinta Años, es decir, el periodo de las guerras de religión. La entrada vale 75 coronas y, la verdad, es totalmente prescindible, a no ser que se vaya con niños, a los que siempre les gustan estas cosas.

Laberinto de los Espejos

  • Iglesia de San Lorenzo, con su fachada con esgrafiados. Se encuentra delante del Laberinto, pegada al llamado Muro o Muralla del Hambre. Se dice que aquí, hasta el siglo X, se realizaban rituales paganos y que es un lugar con cierta actividad paranormal…

 

Iglesia de San Lorenzo desde la Torre

En todo el parque hay bancos para sentarse y descansar, a la vez que se contemplan las vistas. Se puede tomar un tentempie en uno de los numerosos chiringuitos de salchichas típicas, tumbarse con toda tranquilidad a respirar el aire más puro de la ciudad y, finalmente, emprender el descenso sin prisas y sin perderse esa panorámica que seguro que os quedará fijada en la retina para siempre.

El Castillo y la catedral desde el Parque

Para bajar, podéis ir siguiendo el Muro del Hambre, la construcción que el famoso emperador Carlos IV hizo construir en el siglo XIV dicen que para dar trabajo a los pobres en una época de penuria económica general.

A medida que se baja, hay que dejar el Muro a la izquierda y pasaréis por una puerta neogótica que permite atravesar las antiguas fortificaciones barrocas de la ciudad. Al fnal, hay un estanque.

Se continúa bajando y a la izquierda se ve la Iglesia de San Miguel, un templo tradicional del siglo XVIII, construido en madera, que se trasladó desde Ucrania.

Iglesia de San Miguel

Si se sigue bajando, se llega a otro estanque con una estatua de Hércules.

Al final del recorrido podréis contemplar el Palacio de Verano de la familia Kinský.

Palacio de Verano de la familia Kinský

En Petřin hay también el Observatorio de Praga, en el que se realizan diferentes actividades. Yo no he estado nunca en él, pero parece interesante, sobre todo si se viaja con niños.

Si habéis bajado andando, os encontraréis en la Plaza Kinský. Allí podréis tomar cualquier tranvía que os lleve al otro lado el río. El 22 os lleva seguro y si no, cualquiera que os deje en Narodní třida o en Narodní divadlo.

 Si habéis bajado en funicular, estaréis en la calle Úzjed. También allí podréis tomar los tranvías que cruzan el río por el Puente de las Legiones (Most Legii) y que os dejan al lado del Teatro Nacional.

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