Praga, itinerarios y recomendaciones (VII): compras en Praga

Cuando nos planteamos qué podemos comprar en Praga, en primer lugar creo que tendríamos que distinguir entre lo que son «compras» y lo que son «souvenirs» o recuerdos de un viaje, de una estancia en una ciudad o de un lugar determinado.

Las compras de determinados productos u objetos las hacemos por varias razones: porque son productos propios de ese país, porque su calidad alllí es superior o porque su precio es inferior al que podemos encontrar en nuestros lugares de origen. Un souvenir ,en cambio,  es un objeto que sirve de recuerdo de nuestra visita a un país, a una ciudad o a un lugar concreto.

Si tuviese que hacer una lista de las «compras» más típicas que se pueden hacer en Praga, ésta sería:

– cristal de Bohemia

– granates

– ámbar

– marionetas y juguetes de madera

– artesanía en porcelana

– productos relacionados con la música: CD¡s, partituras…

– grabados

– productos de alimentación: vinos, cervezas y licores, quesos y embutidos típicos, obleas de balneario

¿Dónde comprar en Praga? La ciudad, a diferencia de lo que sucedía hace sólo 15 años, cuenta con modernos centros comerciales, donde podemos encontrar supermercados, tiendas de marcas internacionales, restaurantes y cafeterías y multicines.

Estos centros comerciales empezaron a abrir a finales de los 90, aunque, desde luego, su oferta y variedad no es la de París, Londres o Milán. Con todo, las tiendas de escaparates tristes y sin gracia o los grandes almacenes socialistas en donde apenas se podía escoger el color de un vestido o de un pantalón quedan muy lejos. A lo sumo, las podemos encontrar en la periferia, en los barrios dormitorios. Actualmente, las grandes marcas han abierto tiendas en Praga, y las franquicias están a la orden del día. En la calle Pařizská, en Na Přikopě, 28 října, en la Plaza Wenceslao o en la Plaza Jungmann podemos encontrar tiendas de marcas internacionales, pero también de productos nacionales típicos.

Los principales centros comerciales de Praga son:

Palladium

Plaza de la República (Náměstí Republiky) delante de la Obecní Dům.

Myslbek Galeria

En Na Přikopě, 19-21, al lado del Palacio Kolovat.

Slovanský dům

En Na Přikopě, 22

Černá růže

En Na Přikopě, 12

Pálac Flora

En Vinohradská, 144

Vinohradsky Pavilon

En Vinohradská, 50

El Mercado de la calle Havelská (Havelský Trh) es un lugar ideal para comprar artesanía y marionetas. En la calle Celetná, Karlova y Mostecká se puede comprar cristal y artesanía diversa.

En la Plaza Wenceslao hay numerosas tiendas de alimentación, bastante lujosas, pero caras. Una solución para comprar comida y bebida típicas, son los supermercados de la cadena TECSO, el equivalente a nuestros Carrefour, Caprabo o Hipercor, en donde estos productos se pueden adquirir a precios asequibles. Los TECSO más céntricos son: MY Narodní, en Narodní třida, muy cerca del Teatro Nacional, y EX Belehradská, en la calle Vocelová, cerca de la estación de metro de I.P. Pavlova.

El cristal de Bohemia

Sin duda es el producto que todos (o casi todos) los turistas desean llevarse a casa después de una estancia en Praga. El cristal de Bohemia, por su calidad y por su talla, es mundialmente famoso. Tanto en Praga como en Karlovy Vary hay muchísimas tiendas que venden este típico cristal. Sin embargo, hay que tener en cuenta dos cosas: en primer lugar, que no todo lo que se cree que es cristal de Bohemia, lo es. Hay mucha bisutería de cristal, realmente bonita, pero que no es cristal de Bohemia. También hay que distinguir entre el cristal y el vidrio de Bohemia. Así que cuidado con las gangas, porque con este producto no existen. Los tiempos en que los turistas se llevaban cristalerías enteras a casa a precios realmente interesantes, ya no existen.  Actualmente, a no ser que se tenga un bolsillo muy lleno o se sea un enamorado del cristal y los precios no nos importen, lo más normal es comprar piezas pequeñas o medianas (una, como mucho), pero con la seguridad que lo se compra es cristal original de Bohemia.

 Dónde comprar cristal de Bohemia: yo no soy una gran aficionada al cristal y no puedo ofreceros una lista exhaustiva de los mejores establecimientos que venden este producto. Tengo en casa mis cuatro o cinco piezas y cruzo los dedos cuando se saca el polvo para que no se rompan, porque los precios ya no son ahora los que eran cuando las fui comprando. Os puedo, eso sí, dar los nombres de las tiendas más conocidas y más fiables especializadas en cristal.

Celetná Cristal: en la calle Celetná. Es una de las tiendas oficiales de venta de cristal de Bohemia de las mejores marcas, como Moser o Mottel.

Karlový Vary Celetná : también en la calle Celetná. Esta tienda pertenece a la cadena del mismo nombre, especializada en venta de cristal de Bohemia.

Blue Praha: ésta es una cadena totalmente fiable, que tiene tiendas por toda la ciudad y que es famosa porque ha sabido combinar modernidad y tradición. Está especializada en los diseños en color azul, que son PRECIOSOS. Tiene tiendas en Malé náměst (detrás de la Plaza de la Ciudad Vieja), en la calle Pařížská (la que sale de la parte norte de la Plaza de la Ciudad Vieja, hacia el Barrio Judío y el río), y en la calle Mostecká (saliendo del Puente de Carlos, en la Malá Strana, a mano derecha). En esta última tienda yo personalmente tengo muy buena experiencia, eran muy amables, muy honestos en la relación calidad-precio y se preocupaban mucho de empaquetar las piezas para evitar roturas durante el viaje de vuelta.

Erpet Bohemia Cristal: en la Plaza de la Ciudad Vieja, prácticamente delante del Reloj.

Artel Store: en la calle Celetná. De SUPER LUJO y precios en consonancia.

La marca Květná tiene una tienda en la Malá Strana, muy cerca del Museo Franz Kafka, en U lužického semináře.

 Granates

Alrededor de la Plaza Wenceslao hay joyerías en que se venden granates, ya montados o sólo la piedra. También en el Barrio Judío hay algunas tiendas especializadas en esta piedra semipreciosa. Lo mejor es comprarla sin montar. Una de las tiendas especializadas es Granat, en la calle Dlouhá, cerca de la Sinagoga Española. En Celetná Cristal también venden granates y, en general, artesanía de todo tipo, como porcelana. Si vais a Karlový Vary, podéis encontrar granates a un precio correcto en Antony.

  Ámbar

Normalmente, en las tiendas que venden artesanía y cristal, ofrecen también algún tipo de bisutería fina con ámbar o bien ámbar sin montar. Si os decidís por comprarlo, sobre todo, que sea ámbar del Báltico, no ruso, que es de peor calidad.

 

 

 

 

Marionetas y juguetes de madera

La República Checa tiene una larguísima tradición en la fabricación de marionetas y de juguetes hechos de madera. En Praga hay muchísimas tiendas que venden marionetas, simplemente es cuestión de preguntar precios y comparar. Son muy típicas las que representan al Buen Soldado Svej. Pero hay verdaderas preciosidades y otras realmente que «dan miedo», como las colecciones de brujas. Hay tiendas en donde se exponen cientos de modelos. Sobre todo, si hay niños en casa o hay que hacer un regalo a alguno, las marionetas son una opción excelente.  En los mercadillos callejeros  (sobre todo durante los dias previos a la Navidad), los puestos de marionetas son típicos en Praga. Las dos tiendas más famosas de Praga en la venta de marionetas y, en general, de juguetes de madera son Antikva Burger, en Betlemská náměstí, entre la Plaza de la Ciudad Vieja y el Puente de Carlos, y Obchod AMI – Loutky, en la calle Nerudova, la que sube al Castillo desde la Plaza de la Malá Strana. Esta calle tiene muchas tiendas especializadas en artesanía en general.  Recordad que en el Mercado de la calle Havelská (detrás de la Plaza de la Ciudad Vieja, cerca del Teatro de los Estados y del Carolinum) hay puestos de juguetes de madera y marionetas a precios económicos.

Artesanía en porcelana

Normalmente, en las tiendas que venden cristal de Bohemia, podréis encontrar productos de porcelana tradicionales, desde vajillas hasta las famosas casitas de colores que representan los edificios de la Plaza de la Ciudad Vieja o la Malá Strana.

 

 

 

 

 

Cuadritos, grabados, fotos antiguas

En los mercados callejeros, pero sobre todo en el Puente de Carlos encontraréis pintores y fotógrafos que exhiben pequeños cuadros, fotos en blanco y negro o grabados de la ciudad de Praga.

En  Antikvariát Galerie, en la Avenida Nacional, podréis encontrar también libros, fotos, grabados, etc, aunque los precios son caros.

En el Barrio Judío venden unas colecciones de postales, que reproducen en un estilo muy característico los principales monumentos o personajes ligados a la comunidad judía de Praga.

 

 

 

 

 

 

 

Otra opción es comprar reproducciones de pinturas art nouveau, sobre todo de Alfons Mucha.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Música

Los CD’s de música clásica suelen ser otra de las compras que los visitantes aprovechan para adquirir en Praga, ya que los precios son baratos.  En la Plaza Wenceslao encontraréis una de la gran cadena de venta de música, la Bontonland. Pero son muchas las tiendas de música, que además ofrecen partituras, libros sobre los músicos relacionados con la ciudad de Praga, etc.

Productos de alimentación

Los vinos checos y moravos están ganando aceptación y en los últimos años compiten con vinos de otros países con larga tradición vinícola, como Francia o Alemania. Los mejores vinos, para mi gusto, son los moravos blancos, como Veltlínské zelené, Müller-Thurgau o Muškát moravský, que es dulce, parecido al moscatel. Otro buen vino dulce muy típico es el Znovín Znojmo . Por lo que respecta a los tintos, destacan Frankovka o Svatovavřineck y Kroměříž (éste último dicen que es el vino preferido del Papa Benedicto XVI).  Los vinos de la marca Ludmila, en distintas variedades, son muy populares en el país y tienen una buena relación calidad-precio.

En Praga hay infinidad de tiendas y supermercados en donde adquirir vinos, licores y productos de alimentación. También son muchas las vinaterías y lugares de cata que venden al detalle, como U Zavoje, en la calle Havelská, o Dejà Vu en la Plaza Maltesa (Maltézské náměstí).

 

 

 

 

 

 

Por lo que respecta a la cerveza, las más populares y reconocidas en la República Checa son: Budweiser-Budvar, Budejociky Budvar (negra), Pilsner Urquell, Krusovice, Staropramen Premium, Gambrinus Světlý,  Flekovsky Lezak (sólo es posible consumirla en U Fleků y adquirirla en la tienda-museo), Svijanský Rytíř, Primátor Stout o Primátor Premium, Herold (negra), Tmavé (negra) y Regent (negra), entre otras muchas.

 

 

 

 

 

 

Otra de las compras de productos de alimentación son los embutidos y los quesos: salami poličan, jamón de Praga, salchichas koblasa o el típico queso curado de Moravia, el tvarůžky .

 

 

 

 

 

Por lo que respecta a los licores, el Becherovka, un licor de hierbas que proviene de la ciudad balnearia de Karlový Vary, es una de las compras que todo visitante de la República Checa se lleva a casa. Dicen los checos que un vasito de Becherovka tiene las mismas propiedades curativas que las fuentes termales de Karlový Vary, o sea, que cura todas las afecciones. Desde luego es cierto, porque  si se bebe más de un vasito «se te pasan todos los males»…

  

 

 

 

 

 

Otro licor típico de la República Checa, aunque no tan popular entre los turistas, es el Slivovice, que es un orujo.

 

 

 

 

 

 

Otra de las compras típicas que se hacen en Praga son las famosas Lázeňské Oplatky, las obleas del balneario de Karlový Vary. El origen de su fabricación son las hostias misales, y están rellenas de chocolate, muesli, vainilla, aunque las «de siempre» son las rellenas de azucar, avellanas y vainilla. Las más conocidas y compradas son las de la marca Kolonada. Las vais a encontrar en cualquier supermercado o tienda de alimentación.

 

 

 

 

 

 

Llevar una botella se Becherovka o de Slivovice y una caja de obleas es el típico regalo que se lleva a la familia o a los amigos y, en mi opinión, seguro que lo agradecen mucho más que cualquier souvenir.

Y, hablando de souvenirs, ¿cuáles son los más comprados en Praga? Por ejemplo, las figuras de Gólem que se venden en los tenderetes del Barrio Judío. Según la tradición, quien reciba este regalo tendrá buena suerte. Las  hay de diferentes tamaños, pero el diseño tradicional es éste.

 

 

 

 

 

Otros souvenirs son los huevos de madera pintados de múltiples colores. Esta tradición tiene que ver con los kraslice, los huevos cocidos que se pintaban y se regalaban a los niños en Pascua. Los huevos pintados se pueden encontrar en cualquier tenderete callejero, en los mercados de las plazas o en el Puente de Carlos.

 

 

 

 

Los turistas también suelen llevarse como recuerdo las casitas hechas de barro y pintadas, de madera o bien de cerámica que representan los edificios multicolores y multiformes de Praga. También tienen mucho éxito las marionetas y los juguetes de madera, las muñecas matriuskas y los soldados Svej.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Otro recuerdo son las placas de metal que representan fielmente los típicos indicadores de las calles más populares de Praga, como Nerudova, , en color rojo, con la inscripción del nombre y el distrito.

Si visitais Karlový Vary, además de la botella de Becherovka y la caja de obleas, es muy típico comprar un jarrito para beber las aguas termales, que después sirve de objeto decorativo.

Y además, tenéis todos los souvenirs típicos de cualquier ciudad europea: los imanes de nevera, las camisetas, los lápices…

 

 

 

 

 

Praga, itinerarios y recomendaciones (VI): la Ciudad Nueva

 

Na Přikopě, en la Ciudad Nueva

La Ciudad Nueva (Nové Město) fue fundada en 1348 por Carlos IV. Por eso, cuando se habla de Ciudad Nueva en Praga no se hace referencia a su zona «no histórica», sino a un distrito que en el siglo XIV era «nuevo» en relación al resto de núcleos de población ya existentes. Sin embargo, hoy en día quedan poquísimos restos de ese pasado en sus calles y edificios, ya que buena parte de la Ciudad Nueva fue demolida a finales del siglo XIX para volver a rediseñarla más o menos con el aspecto que tiene en la actualidad.

 

Alrededores de Karlovo náměstí, en la Ciudad Nueva

El diseño y la construcción de la Ciudad Nueva se planificó al detalle alrededor de tres grandes plazas de mercado: el Mercado del Heno (la actual Senovižné náměstí), el Mercado de Ganado (la actual Karlovo náměstí) y el Mercado de Caballos (la actual Vaclavské náměstí). Por lo tanto, no fue una zona en la que la población se instalara y creciera de manera más o menos espontánea, sino que se pensó perfectamente cómo iba a ser ese nuevo distrito y qué tipo de población lo iba a habitar. En su extensión, que dobla la de la Ciudad Vieja, se instalaron artesanos y, sobre todo, comerciantes.

Este distrito praguense no tiene para los turistas tanto interés como los cuatro restantes (la Ciudad Vieja, el Barrio Judío, el Hradčany y la Malá Strana) también considerados «históricos». Su oferta para un visitante que pasa 3,4,5 días, incluso una semana no es tan atractiva ni de lejos. El hecho de que entre sus monumentos, parques o edificios más emblemáticos se tengan que recorrer a veces unas distancias considerables tampoco ayuda a su «promoción turística». Por eso, la mayoría de los visitantes de Praga, que disponen de tiempo limitado, lo único que conocen de este distrito es la Plaza Wenceslao y sus alrededores y, como mucho, llegan hasta la Plaza de Carlos (Karlovo náměstí), le echan un vistazo rápido a La casa que baila y se toman una cerveza en U Fleků o en U Kalicha. Sin embargo, nadie que visite Praga puede perder la oportunidad de pasear por las calles de la Ciudad Nueva, ya que será aquí donde, salvando distancias y de una manera más aproximada, podrá hacerse una idea de cómo es la vida cotidiana en Praga.

Alrededores de la Plaza Wenceslao (Vaclavské náměstí)

Para empezar el recorrido por la Ciudad Nueva propongo partir de la Plaza de la República y conocer antes los alrededores de la Plaza Wenceslao, que constituyen un importante nucleo de calles comerciales y también de interés histótico. Se puede llegar a la Plaza de la República con la líneoa B del metro y en los tranvías 8, 14 y 26. Tanto si llegais en metro como en tranvía bajaréis en la calle Na pořici, por encima de la Plaza de la República.

La Torre Jindřišská

Es la única torre que encontramos en esta zona cercana a la Plaza Wenceslao. Se puede llegar a pie desde la Plaza de la República (lo más aconsejable, está sólo a unos minutos y permite conocer la ciudad y sobre todo la zona comercial).  En este caso, hay que tomar la calle Senovažná, que queda a la izquierda si os situais mirando a la Torre de la Pólvora y el edificio de la Obecní Dům. También podéis llegar en los tranvías 3, 9, 14 y 24. La Torre queda justo en la intersección entre la calle Jindřišská y Senovažná náměstí.

 

Torre Jindřišská

Es una torre gótica de 67.7 m de altura, lo cual la convierte en la torre separada más alta de Praga. Se construyó entre 1472 y 1475 junto a la Iglesia de San Enrique y Cunegunda y a lo largo de los siglos ha sufrido avatares diversos, ya sea a causa de ataques militares (como el que tuvo que soportar en 1648 durante el ataque de las tropas suecas a la ciudad) o por fenómenos atmosféricos (en 1801, una terrible tormenta destrozó la parte superior gótica). El reloj de la torre es de estilo renacentista y se añadió en 1577.

La Torre cuenta con tres campanas grandes, la más antigua es Maria, forjada en 1518, Jindřich y Dominik. A las 9h, a las 12h, a las 15h y a las 18h es posible escuchar un repique especial. En la parte superior hay un mirador desde el cual se contemplan unas vistas estupendas. Se puede acceder por una escalera o por el ascensor rápido. El interior de la Torre está perfectamente preparado, incluso hay aire acondicionado. Unos pisos más abajo hay un muy buen restaurante, aunque caro. Como anécdota, decir que este restaurante está decorado con las maderas que cubrían el interior de la primera torre antes de las restauraciones.  Además, es muy habitual encontrarse en la Torre con exposiciones sobre temas diversos.

Suele ser un monumento muy tranquilo porque no pertenece estrictamente a las masificadas rutas turísticas y no encontraréis las aglomeraciones para hacer fotos típicas en la Torre del Ayuntamiento de la Ciudad Vieja o en las Torres del Puente de Carlos.

La Sinagoga del Jubileo

Casi al lado de la Torre Jindřišská, en la calle Jeruzalemská, por encima de la Iglesia de San Enrique y Cumegunda, encontraréis la Sinagoga del Jubileo o Sinagoga de Jerusalén. Es un edificio que llama la atención por su arquitectura de estilo morisco y por el colorido de su fachada. Es una de las sinagogas abiertas al culto en Praga, aunque no está incluida dentro del conjunto de sinagogas históricas, ni por su ubicación (fuera del perímetro del Josefov o antigua Ciudad Judía) ni por la fecha de construcción, en 1906, cuando ya se había llevado a cabo el Saneamiento del Barrio Judío).

 

Sinagoga del Jubileo

Fue diseñada por Wilhem Stiassny y su construcción se debió a la conmemoración del Jubileo, es decir, los 50 años del reinado del emperador Francisco José II.  Presenta una atrevida mezcla de estilo morisco y art nouveau. Hasta 1906 no abrió sus puertas como edificio turístico y sala de conciertos.

 

Interior de la Sinagoga del Jubileo

 

Interior de la Sinagoga del Jubileo

 

Interior de la Sinagoga del Jubileo

 

Desde la calle Jeruzalemská hay varios caminos para llegar a la Plaza Wenceslao. Pero no voy a proponer la más corta, sino la que considero que es más interesante para no perderse ningún detalle del paseo por la Ciudad Nueva. En Jeruzalemská, volved a la calle Jindřišská, que es la primera a la izquierda (deshacéis camino, como si regresarais a la Torre Jindřišská). La primera calle a la derecha es Nekázanka: tomad la calle y saldréis a una larga avenida que se abre a la izquierda de la Torre de la Pólvora, llamada Na Přikopě, que literalmente significa «en el foso«. El nombre se debe a que en esta zona se extendía el foso que separaba las murallas que rodeaban la Ciudad Vieja (de las que sólo se ha conservado la Torre de la Pólvora) y la separaban de la Ciudad Nueva.

 

Na Prikopě, en las inmediaciones de la Plaza Wenceslao


Na Prikopě

Na Prikopě es una zona muy concurrida, con tiendas, restaurantes y cafés, músicos callejeros, ¡¡carteristas!! Esa animación a veces puede hacer que al turista se le pasen por alto edificaciones históricas que demuestran la importancia que tuvo esta calle como arteria que unía la entrada principal de la Ciudad Vieja con el centro de la Ciudad Nueva, que es la Plaza Wenceslao.

  • Casa Eslava (número 22), edificio de estilo clásico de finales del siglo XVIII.
  • Iglesia de la Santa Cruz (número 16), edificio construido en estilo imperio de principios del siglo XIX.
  • Palacio Sylva-Taurocca, (número 10) edificación de estilo barroco tardío o rococó.

Palacio Sylva-Taurocca

En el número 10 de Na Prikopě se ha instalado el Museo del Comunismo. No he entrado nunca, así que sólo sé que recrea el ambiente de los años del comunismo en la antigua Checoslovaquia y en concreto, en Praga. Hay exposiciones permanentes, documentales en 3D, parece interesante.

En esta calle y en la 28 Ríjna, que conecta con la Avenida Nacional (Narodní třida), alrededor de la estación de metro Můstek, se concentran muchas de las tiendas de lujo de la capital checa.

 

Edificios en 28 ríjna

La Plaza Wenceslao

Siguiendo por Na Prikopě llegará un punto en que, a mano izquierda, os encontraréis con la Plaza Wenceslao.

 

Na Prikopě llegando a la Plaza Wenceslao

En transporte público se puede llegar en metro (las líneas A y B llevan a la estación Můstek, en la parte baja de la Plaza; y las líneas A y C llevan a la estación Muzeum, cerca del Museo Nacional) y en los tranvías 3, 9 , 14, 24.

Lo primero que llama la atención que no se trata de una plaza, sino casi de un bulevar. Sus medidas son 680 de largo por 60 metros de ancho. Es peatonal por el centro mientras que los coches transitan a lado y lado. Desde Na Prikopě el visitamte se encuentra al inicio de la «plaza», en el extremo opuesto al Museo Nacional y a la estatua ecuestre de San Wenceslao.

 

Plaza Wenceslao

El lugar que hoy es la Plaza Wenceslao fue un enorme mercado de caballos durante la Edad Media. Con el paso de los siglos, ha sido el lugar favorito en el que los praguenses se han congregado con motivo de algún suceso o manifestación que afectaba a la ciudad o al conjunto del país.

Lo primero que hemos hecho todos cuando pisamos por primera vez la Plaza Wenceslao es recorrerla de un extremo a otro en los dos sentidos. Pasear, curiosear por los tenderetes, llevar la mirada de un lado al otro, pero sin ver demasiado, dejarnos arrastrar por el bullicio y la animación que reina allí a todas horas.

 

Tenderetes en la Plaza Wenceslao

Sin embargo, no podemos olvidar que estamos en uno de los lugares en donde mejor se ha conservado en Praga la arquitectura de finales del siglo XIX, el estilo art nouveau. Los antiguos palacios barrocos que rodeaban este espacio fueron demolidos para construir edificios más altos y que seguían la moda arquitectónica que imperaba en Europa, desde Viena hasta Barcelona.

Empezando a caminar desde el extremo opuesto al Museo Nacional, el primer edificio interesante queda a la izquierda, el Palacio Koruna, un edificio construido en 1914 y que alberga tiendas y oficinas. Recibe su nombre por la torre angular que tiene en su cima una corona (koruna en checo).

 

Palacio Koruna

Continuando en dirección al Museo Nacional, a la izquierda, justo delante de la estación de metro de Můstek, en la intersección con la calle Vodičkova se encuentra el edificio de la compañía de seguros Assicurazioni Generali, donde Franz Kafka trabajó 10 meses hasta que tuvo que solicitar la baja definitiva a causa de la tuberculosis. El edificio es otra de las muestras del estilo art nouveau que encontraréis en la Plaza Wenceslao.

 

Edificio de Assicurazioni Generali, Plaza Wenceslao

El siguiente edificio que capta el interés del visitante es el Hotel Evropa, construido en 1906. Tanto por su fachada exterior como por la decoración interior es una muestra representativa del art nouveau praguense. Entrad aunque sólo sea para echar un vistazo, están acostumbrados a los turistas que entran para admirar la decoración, sobre todo del Café que hay en su interior.

 

Fachada del Gran Hotel Evropa

Interior del Hotel Evropa

Al lado del Hotel Evropa se encuentra el Hotel Meran, otra muestra de la arquitectura y la decoración de finales del siglo XIX, principios del XX.

 

Hotel Meran, en la Plaza Wenceslao

El Museo Nacional y la Estatua ecuestre de San Wenceslao

Los dos elementos más emblemáticos de la Plaza Wenceslao son, sin duda, el edificio del Museo Nacional (Narodní Muzeum) y, delante, la estatua de San Wenceslao. En una situació elevada con respecto al resto del espacio urbanístico, dominan el campo visual del visitante desde cualquier punto de la plaza.

El Museo Nacional es un edificio diseñado en estilo neorrenacentista por Josef Schulz y se acabó de construir en 1890, en el momento de máximo auge de la corriente nacionalista checa que reivindicaba el espíritu nacional del antiguo reino de Bohemia y la separación del Imperio Austro-Húngaro. Después de subir la rampa que permite el acceso al Museo, podemos contemplar las estatuas alegóricas que decoran su fachada, sobre todo las de la Historia y la Historia Natural, que flanquean la puerta de entrada.

La decoración del interior del Museo es impresionante, sobre todo el vestíbulo principal. Ahora bien, podéis echarle una ojeada y volver a salir, ya que las colecciones que expone el Museo son muy específicas y están lejos de lo que busca ver un turista que va a pasar unos pocos días en Praga (minerología, antropología, historia natural…), no son en absoluto representativas de esas disciplinas y, además, han quedado bastante desfasadas.

 

La estatua de San Wenceslao, otro icono del renacimiento nacionalista checo, está construida en bronce fundido y fue diseñada en 1912 por Josef Myslbek, uno de los más importantes escultores del país de finales del siglo XIX y principios del siglo XX.

Delante de la estatua podréis contemplar el Memorial por dos de las víctimas del comunismo, una especia de altar circular con una placa y unas flores y las fotografías de dos jóvenes, Jan Palach y Jan Zajic. Palach, de 21 años, se autoinmoló rociándose con gasolina en las escaleras del Museo Nacional en 1969, como protesta contra la invasión soviética. Una cruz marca el punto exacto donde Palach cayó envuelto en llamas. Un mes más tarde, en febrero, Jan Zajic, de 19 años, seguía sus pasos tomando ácido y quemándose en el interior del edificio 39 de la Plaza Wenceslao. Hasta finales de los años 90, el memorial consistía en algunas flores, guirnaldas con la bandera checa y las fotos plastificadas de los dos jóvenes. Ése era el modesto recuerdo que los ciudadanos rendían a Palach y Zajic, pero nunca faltaban las flores y siempre podías ver a praguenses detenidos frente a ese casi improvisado tributo. No ha sido hasta más tarde cuando el gobierno decidió construir esa especie de altar circular y colocar en él la placa conmemorativa.

 

Memorial de Jan Palach y Jan Zajic delante del Museo Nacional

 

 

La Ópera estatal

Si habéis podido llegar a las escaleras de acceso al Museo Nacional es que habréis cruzado la calle Wilsonova, que constituye una nueva modalidad de deporte de riesgo en Praga.  Aprovechad el triunfo para dar un paseo hasta un edificio que está prácticamente al lado del Museo: la Ópera estatal o antiguo Teatro alemán.

 

Ópera estatal

La Ópera estatal ocupa el lugar donde se había construido el primer teatro de la Ciudad Nueva y que fue derruido en 1865.  Su nombre original fue Nuevo Teatro Alemán y se construyó para rivalizar con el Teatro Nacional Checo, que está en la Avenida Nacional. Su fachada es neoclásica y destaca el friso. Hoy en día es el principal teatro operístico de la ciudad de Praga. Consultad el programa, porque asistir a una ópera en este teatro es una experiencia para recordar.

A menos de 500 metros continuando por Wilsonova se llega a la Estación Principal de Praga (Praha hlavní nádraží), de donde salen y a donde llegan los trenes procedentes de otras ciudades europeas. El interés turístico de esta estación, construida en 1871 en honor al emperador Francisco José, es la decoración art nouveau de su interior, obra de Josef Fanta. Es realmente impresionante, pero si no sois unos grandes aficionados a la arquitectura y al diseño, mejor obviais esta visita, ya que el ambiente que se genera en esta estación (en el exterior, sobre todo) no es el más recomendable.

 

Hlavní nadraži

El Palacio Lucerna

 

Palacio Lucerna

Volviendo a la Plaza Wenceslao, con el Museo y la estatura de San Wenceslao a vuestra espalda, podéis caminar hasta el punto de partida, la parte más baja de la Plaza, atendiendo ahora a los edificios que quedan a vuestra izquierda. A la altura del Hotel Evropa, es decir, en la intersección con la calle Vodičkova, en el número 36 de esta calle, se encuentra el Palacio Lucerna.

El Palacio Lucerna es uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad, no por su arquitectura, sino por lo que ha representado y representa todavía hoy en día en la vida cultural de Praga. En realidad, es un complejo de edificios, situado entre la calle Vodičkova y la calle Štepanská, perpendiculares a la Plaza Wenceslao. Su arquitectura refleja los últimos coletazos del art nouveau praguense.

El Palacio Lucerna, en realidad, intercomunica en su interior varios de los edificios de la parte superior de la Plaza Wenceslao, formando el Pasaje Lucerna. Podemos encontrar en él numerosas tiendas y restaurantes, cervecerías, una sala de cine, un famoso bar musical y una prestigiosa sala de conciertos, la Vélky sal.

El Pasaje Lucerna fue el primer complejo múltiple de Praga (avanzándose 80 años a nuestros centros y galerías comerciales), ya que data de principios de los años 20. Fue construido entre 1907 y 1921 según el proyecto de Vascláv Havel, el abuelo de Václav Havel, el que fuera primer presidente democrático de la República Checa después de la etapa socialista, y por Stanislav Bechyné.

Uno de los alicientes para entrar en el Palacio Lucerno se encuentra en la planta baja, debajo de la cúpula de cristal, donde podemos contemplar otra de las estatuas del controvertido David Černy,  la Estatua de San Wenceslao con el caballo al revés de 1999.

 

Estatua de David Černy en el Pasaje Lucerna

No os perdais este pasaje comercial, echad un vistazo a sus tiendas, algunas un poco «checas» (entrando, a mano izquierda), tomad un café o una cerveza y contemplad la escultura de Černy. Si no tenéis tiempo en vuestro itinerario por la Plaza Wenceslao, podéis volver en cualquier momento, porque de verdad que es entretenido.

 

Entrada al Pasaje Lucerna

Café en el Pasaje Lucerna

Cervecería en el Pasaje Lucerna

Casi enfrente del Hotel Evropa podéis observar la Casa Wiehl, con una bonita y colorista fachada neorenacentista.

 

Casa Wiehl

Cuando estéis en la parte baja de la Plaza Wenceslao, en el extremo opuesto al Museo, girad a la izquierda y continuad andando unos metros en dirección a la Avenida Nacional y el río. Estaréis en la 28 Řijna (Avenida del 28 de Octubre) y llegaréis a la Plaza Jugmann (Jungmannovo náměstí).

La Plaza Jungmann, la Iglesia de Nuestra Señora de las Nieves y los Jardines Franciscanos

 

Plaza Jungmann. La famosa cervecería U Pinkasů se encuentra en el callejón a la derecha del edficio de fachada clara, que es una farmacia. A la izquierda de la foto, la 28 Řijna

Entrando en la plaza, a la izquierda, se levanta la Iglesia de Nuestra Señora de las Nieves, que fue construida en 1347, al mismo tiempo que la Ciudad Nueva, por orden de Carlos IV. Sin embargo, esta iglesia que tenía que competir con la de Týn, quedó inclonclusa y sólo se construyó la nave principal.

 

Iglesia de Nuestra Señora de las Nieves

Justo al lado de la iglesia se abren los Jardines Franciscanos, llamados así porque pertenecían al antiguo convento de San Francisco. Los Jardines están abiertos al público y son un remanso de paz en medio del ajetreo y la actividad febril de esta parte de la ciudad de Praga. Muy recomendables para tomarse un merecido descanso después de visitar la Plaza Wenceslao.

 

Jardnes Franciscanos

 

Jardines Franciscanos

 

En la Plaza Jungmann se encuentra el restaurante-cervecería U Pinkasů, que es un lugar recomendable para comer o tomar una cerveza, limpio y con un servicio relativamente rápido teniendo en cuenta lo que entienden los checos por un servicio rápido. Todavía se respira un ambiente típicamente checo, aunque ya no se escucha por las tardes a los clientes de toda la vida cantar tristes canciones en checo delante de una Pilsner Urquell. Los precios entonces eran baratos y ahora son razonables, teniendo en cuenta que se encuentra en una zona muy turística y que la fama del local ha ido corriendo de boca en boca. Lo principal es que se come bien, la cerveza es buena y el ambiente, agradable. Cuando he estado en Praga, no me ha importado caminar un poco si no estaba cerca de la Plaza Jungman, y he ido a almorzar o a cenaaar a U Pinkasů. El local queda un poco escondido, en un callejón bastante estrecho al lado de la Plaza. Si mirais la estatua de Jungmann que hay en medio de la Plaza, o sea, en dirección a la Avenida Nacional, la cervecería queda a vuestra izquierda.

Un consejo: esta plaza, como en general la zona de la Plaza Wenceslao, no es demasiado recomendable por la noche. En realidad, se transforma completamente. Hay que tener en cuenta que para los checos, salir por la noche no va más allá de las 22h, más o menos. En adelante, la Plaza Jungmann la toman los sin techo y por la zona de la Plaza Wenceslao se pasean algunos ejemplares mafiosos locales. No es que constituyan un peligro para el turista, pero tenedlo en cuenta.

La Avenida Nacional (Narodní třída)

La Avenida Nacional os llevará desde la Plaza Jungmann hasta el Puente de las Legiones (Most Legii) y los muelles del río Vltava. El muelle que queda a la derecha del puente es el Muelle Smetana (Smetanovo nabřaži) y siguiéndolo se llega al Puente de Carlos. Por su parte, el muelle que queda a la izquierda del Puente de las Legiones es el Muelle Masaryk (Masarykovo nabřaži), que conduce a la zona de la Ciudad Nueva que bordea el río. Praga toma aquí la imagen de ciudad moderna, con tráfico intenso, tranvías que suben y bajan, gente que se apresura hacia el trabajo y turistas que se detenienen ante los edificios más emblemáticos de esta arteria comercial o entran en los restaurantes y cafeterías, en las librerías y en los grandes almacenes. Es en esta zona precisamente por donde Praga comenzó a crecer durante el siglo XIX, más allá de los límites de las «ciudades» consideradas históricas.

En vuestro recorrido por la Avenida Nacional, hay diversos edificios que merecen la atención de cualquier visitante de Praga:

– la Iglesia y el Convento de las Ursulinas. La iglesia no hace mucho que se ha restaurado y enfrente hay un grupo escultórico en el que destaca San Juan Nepomuceno, acompañado de querubines, obra de Ignaz Platzer, realizado entre 1746 y 1747. Hoy en día el antiguo convento está ocupado por una licorería.

 

Convento de las Ursulinas en la Avenida Nacional

A continuación se levanta el inconfundible edificio del Teatro Nuevo, conocido en checo como Nová Scéna, con su exterior totalmente acristalado. En este teatro se llevan a cabo las representaciones de la Lanterna Magika, que consiste en espectáculos que combinan efectos en tres dimensiones, cine y danza contemporánea, tan típicamente checos como el teatro negro. Asistir a una representación de la Lanterna Magika es curioso, tiene su gracia, por decirlo de algún modo, pero es para verla una vez, al menos, para mi gusto. Si queréis asistir a un tipo de representación escénica tan genuinamente checa como es la Lanterna Magika, yo os recomiendo el Teatro Negro.

 

Nová Scéna

Ya enfrente de los Muelles, encontramos el Teatro Nacional (Narodní Divadlo).  Estaréis frente a uno de los grandes símbolos de la nación checa, siempre minorizada en relación a la minoría alemana. Su cúpula dorada es uno de los símbolos de la ciudad y es visible desde muchos puntos de ésta. El teatro se construyó gracias a una subscripción popular y la primera piedra se colocó en 1868. Su arquitecto fue Josef Zitek y se inauguró en 1880 con la representación de la obra Libussa de Smetana. Pero sólo dos meses después fue destruido por un incendio y su reconstrucción fue dirigida por Josef Shultz. Finalmente, se reabrió en 1883.

Si su exterior es majestuoso, su interior es digno de verse, sobre todo el vestíbulo y el auditorio, aunque éste último sólo es visible para aquellas personas que asistan a una representación. Normalmente se representan óperas de compositores checos, aunque también de compositores europeos como Verdi o Bizet, así como ballet. Actualmente se representan también obras de teatro contemporáneo.

 

Teatro Nacional

En la acera de enfrente, delante del Teatro Nacional, se encuentra el restaurante U Medvicků, uno de los mejores y más populares lugares para comer y tomar cerveza de Praga. En la esquina, ya dando al río, se encuentra el famoso Grand Café Slavia, el de mayor solera de Praga, lugar de reunión durante muchos años de artistas e intelectuales. El café, que abrió en 1881, es famoso por su ambiente relajado, la historia que encierran sus paredes y la calidad de sus cafés y especialidades de pastelería. Después de algunos años cerrado, entre 1991 y 1997, el Slavia volvió a abrir sus puertas ese año, totalmente restaurado, pero conservando la decoración art decó de los años 30. Es un lugar muy agradable para desayunar (a partir de las 8h), para tomar un tentempié a media tarde o para acabar con un buen café y algo dulce una velada en el teatro o en algún club de jazz. No dejéis de entrar en algún momento durante vuestra estancia en Praga y, si es posible, en una mesa de las que dan al río y al Muelle Smetana: las vistas son muy bonitas.

 

Grand Cafe Slavia

Por el Muelle Masaryk (Masarykovo nabřaži) hasta la Casa que baila y la Plaza de Carlos (Karlovo náměstí)

 

Puente de las Legiones (Most Legii)

Sin duda, este paseo que discurre al lado del río Vltava, a lo largo del Muelle Masaryk, desde el Puente de las Legiones (Most Legii) hasta el Puente Jiráskův ( Jiráskův Most) es UNO DE LOS MÁS BONITOS E INTERESANTES que se puede hacer por Praga.

 

Masarykovo nábřaži desde el río

Camninando por el Muelle Masaryk podréis disfrutar de una dosis de tranquilidad, contemplando el río, dando de comer a los cisnes y, sobre todo, contemplando los edificios art nouveau, que se suceden los unos a los otros. Es un recorrido de 1 kilómetro, aproximadamente, que os aseguro que si el tiempo os acompaña, se disfruta como pocos en esta ciudad.  Es una manera agradable de llegar al corazón de la Ciudad Nueva sin tener que tomar transporte público.

Cuando el Muelle Masaryk cambia de nombre y se convierte en Rašinovo nábřaži veréis aparecer ante vuestros ojos uno de los edificios que se han convertido en otro emblema de Praga en los últimos años: la discutida, amada y odiada Tančici Dům, la Casa que baila, obra del arquitecto Frank Gehry. Este edificio, conocido también como Ginger y Fred (ya que por sus sinuosas líneas se asemeja a una pareja que esté bailando) se levanta desde 1996 en la orilla derecha del Vltava y rompió en su momento con el tipo de arquitectura de otros siglos a que nos tenía acostumbrados la ciudad de Praga. La Casa que baila se ha acabado integrando en el contexto urbanístico que le rodea y ya es un elemento más que distingue a la ciudad, aunque cuando se construyó levantó una polvoreda de críticas entre los más conservadores, que opinaban que rompía con la estética de la zona (algo así como lo que pasó con la pirámide del Louvre en París, que se ha acabado convirtiendo en un símbolo de la ciudad). Aunque cuando la vi por primera vez me costó «digerirla», ahora no entendería esa parte de la Ciudad Nueva sin su silueta al lado del río.

 

Arquitectura art nouveau y arquitectura deconstructivista en Praga

Tančici Dům

A la altura del Puente Jiráskův girad a la izquierda y tomad la calle Resslova, que os conducirá directamente hacia la Plaza de Carlos. En vuestro recorrido encontraréis dos edificios históricos importantes. El primero de ellos es la Iglesia de San Wenceslao en Zderaza (Kostel svatého Vaclava Na Zderaze), en la esquina de la calle Resslova con la calle Dittrichova (dejando el río a vuestras espaldas, a la derecha). Zderaz es el nombre que recibía esta zona de la Ciudad Nueva cercana al río. Los edificios que existían se demolieron en el Saneamiento del año 1900 y sólo se ha conservado esta iglesia. De estilo gótico, se construyó en 1380 sobre una antigua edificación románica y consta de una sola nave. En 1785 se convirtió en almacén militar. En 1927 el edificio fue adquirido por la Iglesia Checoslovaca, heredera de las ideas de Jan Huss, por tanto, protestante. En su interior destaca el altar con el crucifijo, realizado por el famoso escultor checo František Bílek en 1930.

 

Iglesia de San Wenceslao

Un poco más adelante, en el mismo promontorio que la Iglesia de San Wenceslao, pero a vuestra inzquierda, queda la Iglesia de los Santos Cirilo y Metodio ( Kostel Sv. Cyrila a Metodeje). Actualmente es una iglesia de rito ortodoxo, construida en estilo barroco en 1730 y dedicada a San Carlos Borromeo. En los años 30 del siglo XX fue entregada a la Iglesia Ortodoxa y dedicada a los santos Cirilo y Metodio, conocidos como «los apóstoles de los eslavos», ya que en el siglo IX fueron los encargados de evangelizar, según las directrices de la iglesia ortodoxa, los territorios de Europa central, los Balcanes y Rusia. Esta iglesia tuvo un protagonismo trágico durante la Segunda Guerra Mundial. Estando Checoslovaquia invadida por los nazis desde 1938, la Resistencia checa atentó en Mayo de 1942 contra Reinhard Heydrich, el «Protector del Reich, una especie de gobernador nazi, tan cruel que era conocido como «El carnicero de Praga», responsable de la deportación de miles de judíos y disidentes políticos checos a los campos de exterminio. Los autores del atentado se refugiaron en la cripta de esta iglesia y se quitaron la vida antes que rendirse. Los impactos de las balas todavía pueden verse desde el exterior de la iglesia. Cuando Heydrich murió días después, como represalia por el atentado, Hitler ordenó devastar y asesinar a todos los hombres de la población checa de Lidice, cercana a Praga, ya que se decía que servía de refugio para los miembros de la Resistencia. Mientras que las mujeres fueron enviadas al campo  de concentración de Ravensbrück, algunos de los niños fueron adoptados por familias alemanas sin hijos El resto acabó en las cámaras de gas del campo de exterminio de Chelmno, en Polonia. En la cripta sde la iglesia e exhiben fotografías y documentos relacionados con los hechos

La iglesia puede visitarse de Martes a Domingo, de las 10h a las 16h (hasta las 17h en verano).

 

Iglesia de San Cirilo y San Metodio

Interior de la Iglesia de San Cirilo y Metodio

Delante de vosotros aparecerá pronto la Plaza de Carlos (Karlovo náměstí), que más que una plaza observaréis que es un parque inmenso, rodeado de edificios, algunos de ellos son facultades pertenecientes a la Universidad Karlova, y de un tráfico intenso. La Plaza de Carlos fue construida en 1348 en el lugar donde, hasta ese momento, estaba instalado el mayor mercado de la ciudad, el Mercado de Ganado. Su forma actual, una especie de rectángulo, fue diseñada en el siglo XIX. Hasta finales de los años 90, esta zona no pareció beneficiarse de la remodelación que se llevaba a cabo en otras zonas de la ciudad, más turísticas y potencialmente más interesantes para los visitantes. Los edificios que circundaban la plaza no eran llamativos ni encerraban tanta historia como los de la Ciudad Vieja, la Malá Strana o el Barrio Judío. El resultado era una sensación general de cierta dejadez, con un tráfico infernal y con las fachadas de los edificios cubiertas de hollín y muy deterioradas por la contaminación. Pero parece que los responsables municipales se dieron cuenta que «la Ciudad Nueva también existe» y desde hace una década se ha invertido en la reforma de este distrito de la ciudad.

 

Plaza de Carlos

Fuente en la Plaza de Carlos

La Plaza de Carlos es, pues, un parque amplio, donde es agradabilísimo pasear o descansar en un banco a la sombra de árboles centenarios y rodeados de edificios históricos y de estatuas de personalidades célebres del país.

Desde la calle Resslova, que justo cuando atraviesa la plaza se convierte en calle Jecná, se accede a la Plaza de Carlos justo por el medio, quedando ésta como dividida en dos partes. Así, el primer edificio que veréis, en la parte derecha de la plaza, es la Iglesia de San Ignacio (Kostel svatého Ignáce), de manera que esa especie de rectángulo que es la Plaza de Carlos quedaría dividida en dos mitades.

 

Llegando a la Plaza de Carlos desde la calle Resslova. A la derecha, la Iglesia de San Ignacio

En la parte derecha de la Plaza, en el extremo norte, podréis contemplar el Ayuntamiento de la Ciudad Nueva (Novoměstská radnice). El Ayuntamiento, que se construyó entre 1377 hasta 1419, fue testigo de la primera defenestración de Praga en 1419, cuando varios representantes municipales católicos fueron lanzados por una de sus ventanas. Este hecho desencadenó las guerras husitas, entre protestantes y católicos. El Ayuuntamiento estuvo en funcionamiento hasta 1784.

 

Ayuntamiento de la Ciudad Nueva

En la mitad derecha de la plaza, se levanta la Iglesia de San Ignacio. En estos terrenos construyó la Compañía de Jesús un segundo Colegio Jesuita, después del Klementinum. Cuando los jesuitas fueron expulsados en 1770 y la Orden disuelta, el convento se convirtió en hospital. La iglesia fue construida por Carlo Lurago entre entre 1665 y 1670. A la derecha de la iglesia, ya tocando a la calle U Némocnice, se levanta el complejo del antiguo Convento de San Ignacio.

 

Iglesia de San Ignacio

Interior de la Iglesia de San Ignacio

Cuando los jesuitas construyeron la iglesia, otras órdenes religiosas protestaron por el hecho de que se colocase en lo alto del frontón la estatua de San Ignacio en mandorla, es decir, en el limbo que rodea toda la figura, ya que esto se reservaba para las estatuas de Cristo y de la Virgen. Sin embargo, la estatua permaneció allí y allí continúa y ese limbo se ve brillar incluso a cierta distancia. En su interior, decorado en ese estilo barroco praguense tan característico, destaca la pintura en el altar mayor, la Gloria de Ignacio de Jan Jirí Heinsch. La iglesia está abierta hasta las 18.30h.

En el número 40 de la Plaza de Carlos, tocando a la calle U Nemocnice, se encuentra la Casa Fausto, alrededor de la cual giran algunas leyendas a las que son tan aficionados los habitantes de Praga. Esta casa, en la planta baja de la cual hoy en día hay algo tan prosaico como una farmacia, pasa por ser uno de esos edificios misteriosos y poblados por fantasmas del pasado que podemos encontrar en cualquier rincón de la ciudad.

Las leyendas de la Casa Fausto

 

Casa Fausto

En el siglo XVI nace el Mito de Fausto, el doctor que vendió el alma a Mefistófeles para lograr poseer el secreto de la inmortalidad. En ese siglo, cualquier persona que quisiera avanzar en el estudio del ser humano y del Universo, se consideraba que era contrario a la Iglesia y, por tanto, aliado del demonio. Fausto, en realidad, es el hombre que desafía a Dios porque quiere ser como Él y conocer los misterios de la vida y la muerte. Más allá del mito, parece ser que en Praga residió un personaje llamado Johannes Faust, un sabio alemán que vivió entre 1480 y 1540 y que después de viajar por Europa no se sabe haciendo exactamente qué, pasó los últimos años de su vida en Praga, concretamente en la calle Melantricová de la Ciudad Vieja. La razón por la cual se relacionó a este personaje con esta casa, es posible que tenga que ver con los primeros propietarios del edificio que se levantaba en este solar durante el siglo XIV, los príncipes de Opava, estirpe muy interesada en las ciencias naturales, y también con algunos de sus futuros inquilinos. En el siglo XVI, esta casa fue alquilada por Edward Kelley, un boticario y notario inglés. Se trasladó a Praga invitado por John Dee, su compatriota y famoso matemático, astrólogo, alquimista y ocultista. La verdadera pasión de Kelley eran la alquimia y la magia, así que no le fue difícil ganarse el favor del emperador Rodolfo II, apasionado de todo lo que tuviera que ver con lo oculto y lo mágico, y fue nombrado caballero. Pero parece que su trabajo como notario le reportó mala fama y su incapacidad por descubrir los secretos de la alquimia lo indispuso con Rodolfo II. Se le acusó de practicar la magia negra y el ocultismo (la doble moral de Rodolfo II aquí es evidente) y por eso fue encarcelado, torturado y se le cortó una oreja como a un vulgar delincuente. La Casa Fausto, pues, seguía vinculada a la magia y las ciencias ocultas.

Otra leyenda dice que un joven encontró los antiguos libros de magia negra de Johannes Faust y que conjuró al demonio, que se lo llevó volando por un agujero en el techo de la casa que nunca más pudo ser cubierto. Esta leyenda la desarrolló Alois Jirasek en su obra Viejas leyendas checas.

La realidad y la fantasía se combinan cuando se habla de este edificio renacentista del extremo sur de la Plaza de Carlos, que tal vez deba su fama a la imaginación del pueblo, a sus excéntricos habitantes y a la literatura.

RECORDAD: dos de las cervecerías más emblemáticas de Praga, U Fleků y U Kalicha se encuentran en la zona de la Plaza de Carlos. La primera, en la calle Kremencova (hay que situarse en el extremo norte de la plaza, cerca del Ayuntamiento de la Ciudad Nueva, tomar la calle Odborů, pasar el cruce con la calle Na Zbořenci y con la calle Mysilkova y un poco más adelante, se encuentra U Fleků) . La segunda, U Kalicha, se encuentra en la calle Na bojišti (por la calle Jecná, la que que atraviesa la Plaza de Carlos justo por el medio. Girar a la derecha por Sokolská. Continuar por esta calle y la primera que se encuentra a la derecha es Na bojišti.

Para más información sobre estas dos famosas cervecerías o sobre otros lugares donde comer y beber en la Ciudad Nueva, podéis hacer click aquí.

 

 

De la Plaza de Carlos al Monasterio Eslavo de Emaús y la Iglesia de San Juan Nepomuceno en la Roca

Si os situais delante de la puerta de la farmacia de la planta baja de la Casa Fausto, continuad andando dejándola a vuestra izquierda hasta que lleguéis a la calle Vyšehradská. Girad a la izquierda y continuad por esa calle, caminando al lado de un muro de piedra (este muro acaba abriéndose para dar acceso a la Iglesia de San Juan Nepomuceno en la Roca). Girad a la derecha por la calle Na Slovenech y llegaréis al Monasterio Eslavo de Emáus (Klášter na Slovanech – Emauzy).

 

Monasterio Eslavo de Emaús

La zona donde se levanta el Monasterio tiene también su propia leyenda. Su nombre es Moráñ. Una antigua leyenda checa cuenta que antes de la cristianización del país había allí un bosque de robles, en el cual vivía la antigua diosa eslava de la muerte, Morana. Por eso el nombre de Moráñ. Cerca del bosque había un cementerio y, junto a él, Wenceslao I mandó construir una iglesia en el siglo X, consagrándola a San Cosme y a San Damián. En 1889, los especialistas confirmaron que, efectivamente, existía allí un cementerio y se hicieron hallazgos arqueológicos de los siglos IX al XI.

Ya en el siglo XIV, el emperador Carlos IV hizo construir un monasterio cerca del río, junto a la antigua iglesia de San Cosme y San Damián que fue conocido como Na Slovanech, una referencia clara a las raíces eslavas de esa tierra. Carlos IV invitó a monjes benedictinos croatas para que resucitaran la liturgia eslava que habían llevado a Bohemia los santos Cirilo y Metodio y que casi había desaparecido debido al empuje católico de rito latino. El monasterio se construyó entre 1347 y 1372. El día de su consagración se leyó el fragmento del evangelio en que se narra la aparición de Jesús a sus discípulos en Emaús. Por eso, el monasterio comenzó a ser conocido como Monasterio de Emaús.

El monasterio fue seriamente dañado durante un bombardeo en 1945, durante la Segunda Guerra Mundial, y perdió parte de las pinturas murales góticas que había en su interior. Cuando se reconstruyó, se le añadieron las dos torres de hormigón, semejantes a las velas de un barco, que podemos contemplar en la actualidad. Después de la Segunda Guerra Mundial, el monasterio dejó de ser un centro religioso y se utilizó comoo depósito y para alojar oficinas administrativas. Sin embargo, en los años 90 del siglo XX, volvieron los monjes benedictinos, esta vez alemanes y se volvió a reanudar la actividad monástica. El Monasterio de Emaús se puede visitar de Lunes a Viernes, de 7h a 19h. El claustro, posiblemente lo más interesante del interior, con unas pinturas murales que son de lo mejor del gótico europeo, no siempre se puede visitar, así que si os decidís a visitar este monasterio, espero que tangais suerte y el claustro esté abierto al público.

 

Si deshacéis camino y continais por la calle Vyšehradská, llegaréis a la Iglesia de San Juan Nepomuceno en la Roca. Es la iglesia barroca más pequeña de la Ciudad Nueva. Su aspecto exterior está bastante deteriorado y es una de las pocas iglesias de Praga que, con el tiempo, no han ido abriendo sus puertas para permitir la visita de los turistas (esto era habitual todavía en los primeros años 90, cuando no se sabía nunca si las iglesias iban a estar abiertas o cerradas). San Juan Nepomuceno en la Roca sólo abre los Domingos para la misa a las 8h, si las cosas no han cambiado. Fue construida por Kilian Ignaz Dientzenhofer. En su  interior, como curiosidad, decir que hay una réplica en madera de la estatua de San Juan Nepomuceno que Brokoff esculpió para el Puente de Carlos.

 

Iglesia de San Juan Nepomuceno en la Roca

Para regresar al centro, después de este largo itinerario por la Ciudad Nueva de Praga podéis:

regresar a pie, volviendo a la Plaza de Carlos y siguiendo  por los Muelles del Vltava hasta llegar al Puente de las Legiones y la Avenida Nacional.

– también a pie, regresando a la Plaza de Carlos, por la calle Vodičkova hasta la Plaza Wenceslao.

– en metro, desde la Plaza Carlos (estación Karlovo náměstí, línea B) hasta la estación de Můstek, en la Plaza Wenceslao o desde la Plaza I.P. Pavlova (estación I.P. Pavlova, línea C) hasta la estación de Muzeum, en la Plaza Wenceslao.

Si queréis hacer alguna consulta en relación con el contenido de la entrada, podéis dejat un comentario y os contestaré tan pronto como me sea posible.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Praga, itinerarios y recomendaciones (V): Malá Strana y la Colina de Petřin

Si tuviese que escoger un rincón de Praga donde perderme, éste sería, sin dudarlo ni un momento, el que forman la Plaza Maltesa y la Plaza del Gran Priorato, ya en la Isla de Kampa, en el distrito de la Malá Strana. Malá Strana, el Lado Pequeño, se extiende por una colina, entre el Castillo y el río Vltava, en el lado opuesto a la Ciudad Vieja. Tomó su nombre como contraposición a las «ciudades» del otro lado del río, más extensas y pobladas.

La Malá Strana representa la Praga renacentista y barroca por excelencia, con su trazado urbanístico y sus edificios prácticamente inalterados desde los siglos XVII y XVIII. Es la Praga de los jardines, donde descansar o sentarse a leer en primavera y en verano, de los patios interiores que guardan secretos y leyendas, de los palacetes de aire decadente, de las callejuelas escondidas. La Malá Strana invita a vagabundear sin rumbo y sin prisas.

La Malá Strana, a los pies del Castillo de Praga

La Malá Strana empezó a ser habitada hacia el siglo VIII, al establecerse en esa zona un mercado. En siglos posteriores, se establecieron en esa zona numerosos artesanos de origen germano, mientras que la población checa prefería vivir al otro lado del río. A finales del siglo XIII, el rey Otakar II concedió a esa comunidad el estatuto de «Ciudad», con todos los privilegios y obligaciones que eso comportaba. La vida de la «Ciudad Pequeña» o del «Lado Pequeño» giraba en la Edad Media en torno a la actividad comercial del mercado que se situaba en la zona que hoy ocupa la Plaza de la Malá Strana (Malostranské náměstí). La Malá Strana estuvo rodeada por una fortifficación, conocida como la Muralla del Hambre, que el rey Carlos IV ordenó construir entre 1360 y 1362 y que hoy en día queda dentro del Parque de Petřin. El nombre de Muralla del Hambre se debe, dicen, a que el rey decidió su construcción para dar trabajo a sus súbditos más desfavorecidos en unos tiempos, la segunda mitad del siglo XIV, especialmente difíciles en toda Europa, a causa de las epidemias y las hambrunas.

Como sucedió en otras zonas de la ciudad de Praga, también la Malá Strana sufrió incendios devastadores a lo largo de su historia, dos de ellos la destruyeron completamente: la primera, durante las guerras husitas, en 1419, y la segunda en el gran incendio de Praga, en 1514. Por tanto, la Malá Strana que conocemos hoy es producto de la reconstrucción del siglo XVI y sus edificios son posteriores a ésta. Afortunadamente, la Segunda Guerra Mundial pasó por alto esta parte de la ciudad de Praga, de manera que caminar por sus calles, si logramos abstraernos de las riadas de turistas que la cruzan casi a todas horas, nos puede transportar a los siglos XVII y XVIII.

Callejuela de la Malá Strana

A partir del siglo XVII, la Malá Strana fue la zona escogida por la alta nobleza católica para construir sus palacios, cerca del Castillo, la sede del poder real. El mismo urbanismo de la Malá Strana es una metáfora de lealtad entre los nobles y el rey: el Castillo, elevado en la colina. Y derramándose a sus pies, los palacios de los nobles que le rinden pleitesía.

Vista de la Malá Strana

Cómo llegar a la Malá Strana

Podéis acceder a la Malá Strana a pie desde el Puente de Carlos. Entraréis entonces en la calle Mostecká, la calle del Puente. Justo al salir del Puente, a vuestra derecha, podéis contemplar la Casa de los Tres Avestruces, que actualmente es un hotel-restaurante de lujo.

Hotel restaurante Los Tres Avestruces, junto a la entrada a la Malá Strana desde el Puente de Carlos

Desde el Castillo, hay dos maneras de llegar a la Malá Strana: por las escalinatas (Zámecké Schody) y después cogiendo la callejuela que queda a la derecha, Zamecká.

Zámecké Schody

También se puede llegar a la Malá Strana bajando por la calle Nerudova.

Calle Nerudova bajando hacia la Plaza de la Malá Strana

En transporte público, en metro, línea A (verde) y bajando en Malostranská. O con los tranvías 12, 20 y 22.

Malá Strana. Parada de tranvía y metro

Psicodélico interior de la parada de metro Malostranská

Qué ver en la Malá Strana

Para hacer una visita más o menos completa de esta ciudad histórica praguense, os propongo una serie de lugares de visita casi casi obligada, con la certeza prácticamente absoluta que en un solo día es complicado llegar a todos ellos. Mi propuesta, por tanto, es la siguiente:

La calle Mostecká (Calle del Puente)

La calle Mostecká es muy animada, siempre llena de gente que va y viene en dirección a la Plaza de la Malá Strana o hacia el Puente de Carlos.

Calle Mostecká en dirección a la Plaza de la Malá Strana

Que el bullicio no os impida contemplar los edificios renacentistas y barrocos de esta calle.  Si avanzais en dirección a la Plaza de la Malá Strana, a vuestra derecha, se encuentra la Casa del águila negra, con unas preciosas estatuas y una reja de hierro forjado. También a la derecha encontraréis el Palacio Kaunic.

Palacio Kaunic

El Museo Franz Kafka

La primera calle a la derecha desde Mostecká es U lužichého semináře. Allí, desde 2005, se encuentra el Museo Franz Kafka, en donde el visitante puede conocer aspectos importantes de la vida de este escritor judío checo, su relación con Praga, su obra, etc.

En la plaza que hay enfrente del museo hay una escultura muy curiosa, obra de David Černý, el controvertido artista autor de los bebés que podemos contemplar junto al Museo de Kampa. La escultura en cuestión se instaló en 2004 y representa a dos figuras masculinas que están orinando dentro de una fuente que tiene la forma de la República Checa. La cosa no acaba aquí, porque los hombres «meones», mueven las caderas y el pene mientras orinan y escriben frases de praguenses famosos en el agua. Pero aún hay más. Junto a la fuente hay un número de teléfono móvil. El paseante puede enviar un sms a ese número con un texto y las figuras escribirán ese texto que saldrá de su pene y se escribirá en el agua de la fuente.

 La Iglesia de Nuestra Señora de la Cadena

Siguiendo por la calle Mostecká, tomad la calle Lazeňská, que os queda a la izquierda. Encontraréis la Iglesia de Nuestra Señora de la Cadena, la más antigua de la Malá Strana, construida en el siglo XII.

Nuestra Señora de la Cadena

La Plaza del Gran Priorato y la Plaza Maltesa

Siguiendo por la calle Lazeňská llegaréis a la Plaza del Gran Priorato (Velkoprěvorské náměstí). Es una antigua plaza con muchos árboles, ideal para descansar o pasear tranquilamente. Rodeada normalmente por muchos turistas, pocos son los que llegan a adentrarse en este triángulo que forma esta plaza con la Plaza Maltesa. Así que, si estais de suerte, puede que paseando por esta zona de la Malá Strana os sea posible descansar un poco del «mundanal ruido». En esta plaza se encuentra la antigua sede del Gran Priorato de los Caballeros de la Orden de Malta. El edificio que se puede contemplar actualmente, el qual ha sufrido las naturales transformaciones, es de principios del siglo XVIII. En el lado opuesto de la plaza se levanta el Palacio Buquoy, actual embajada de Francia.

Palacio Buquoy

Aquí se encuentra también el Muro de la Paz de John Lennon, que podréis haber contemplado si previamente ya conocéis la isla de Kampa.

Desde la Plaza del Gran Priorato se puede acceder a la Isla de Kampa, concretamente a la Plaza Na Kampé. Al lado de la Plaza del Gran Priorato está la rueda del Molino del Gran Priorato. Por un puentecillo que cruza el Čertovka se accede a Kampa.

Por encima de la Plaza del Gran Priorato  se encuentra la Plaza Maltesa, que debe su nombre porque en esta zona de la Malá Strana se estableció el Priorato de los Caballeros de la Orden de Malta. La plaza está rodeada de edificios barrocos, la mayoría del siglo XVII y XVIII. Estos palacetes eran las residencias de la nobleza católica. En esta plaza se encuentra la Embajada de Holanda. En su centro podréis contemplar un grupo escultórico que representa a San Juan Bautista, obra de Ferdinand Brokoff. Se construyó para conmemorar el final de la epidemia de peste de 1713.

Plaza Maltesa

San Juan Bautista, obra de Ferdinand Brokoff

 Desde el triángulo que forman la Plaza Maltesa y la Plaza del Gran Priorato se regresa a la calle Mostecká deshaciendo camino por Lazeňská.

La Plaza de la Malá Strana (Malostranské náměstí)

Esta plaza ha sido y es el centro de la Malá Strana. Fue fundada en 1227 y la mayoría de las casas que la rodean son, en origen, del periodo medieval, aunque todas se fueron reconstruyendo a lo largo del tiempo en estilo renacentista y barroco.  Estos antiguos palacios y casas particulares son, hoy en día, hoteles y restaurantes.

Plaza de la Malá Strana

La Plaza de la Malá Strana está dividida en dos partes, una más baja y otra más alta, ya que se adapta al desnivel del terreno, que empieza a elevarse en lo que es la colina del Castillo. La Iglesia de San Nicolás, la joya del barroco praguense, es el edificio que divide la plaza.

 

Iglesia de San Nicolás y Columna de la Santísima Trinidad

La Iglesia de San Nicolás de la Malá Strana

La Iglesia puede visitarse de 9h a 16h en temporada de invierno y de 9h a 17h en temporada de verano. El precio para adultos es de 70 coronas (2,70€) y de 35 coronas para jóvenes y estudiantes (1,35€). Los niños hasta 10 años no pagan. Subir al campanario, desde donde se pueden contemplar unas vistas realmente fantásticas de la Malá Strana, se paga aparte.

San Nicolás de la Malá Strana desde la calle Mostecká

Fue construida durante la primera mitad del siglo XVIII por Kristof Dientzenhofer y por su hijo Killian Ignaz Dientzenhofer. Padre e hijo formaban una familia de arquitectos muy famosos de los siglos XVII y XVIII. La iglesia fue finalizada por su yerno, Anselmo Lurago. En el interior de la iglesia destacan:

– la cúpula y las pinturas al fresco que la decoran. Esa cúpula, de más de 50 metros de altura, es el espacio interior más elevado de Praga.

– el fresco de la nave principal, obra de J. L. Kracker, representando a San Nicolás.

 – el púlpito barroco

– las estatuas de los Padres de la Iglesia que rodean la nave central, obra de F. Platzer

– el órgano, que llegó a tocar Wolfgang Amadeus Mozart

– el altar mayor

– las capillas laterales y las pinturas que las decoran, obra de Karel Škréta

Cúpula de la Iglesia de San Nicolás

Altar mayor de San Nicolás

Estatuas en San Nicolás

En la zona más elevada de la Plaza de la Malá Strana, delante de la fachada de la Iglesia, podemos contemplar la fachada neoclásica del Palacio Liechtenstein.También delante de la Iglesia de San Nicolás podemos contemplar la Columna de la Santísima Trinidad, también conocida como Columna de la Peste, que se construyó en 1713 para conmemorar el final de la devastadora epidemia de peste que asoló Europa durante los primeros años del siglo XVIII.

 

Palacio Liechtenstein

Columna de la Santísima Trinidad en la Plaza de la Malá Strana

Alrededores de la Iglesia de San Nicolás

Saliendo de la iglesia, a la izquierda, y girando por el antiguo colegio jesuita, otra vez a la izquierda, os encontraréis en la parte norta de la Plaza de la Malá Strana. Allí podréis contemplar edificios como el Palacio Smiřický, con una fachada en color crema y verde claro, o el Palacio Sternbeck , con una fachada en colores crema y ocre.

 

Palacio Smiřický

Palacio Sternberg

 Cuando estéis en medio de la Plaza, veréis que hay una calle que tiene una arcada. Es la calle Letenská. En la esquina con esta calle hay un edificio que se conoce con el nombre de Beseda, que fue el Ayuntamiento de la Malá Strana desde el siglo XV hasta finales del siglo XVIII y que ahora es un club musical.

Justo antes de entrar en la calle Letenská está la Iglesia de San Tomás. en la calle Josefská. Se puede visitar durante las horas de misa. Merece la pena visitar su claustro, es precioso.

Iglesia de Santo Tomás

Recordad que justo al lado de la Iglesia de Santo Tomás, en la calle está el restaurante U Schnellů, en la calle Tomásšká, uno de los mejores lugares para almorzar o cenar en la Malá Strana. Siguiendo la calle Letenská en dirección al Puente se encuentran el Palacio y los Jardines Wallenstein. Recordad que en la calle Letenská se encuentra el restaurante U svatého Tomaše, otra opción excelente para almorzar o cenar

El Palacio y los Jardines Wallenstein.

 Continuando por la calle Letenská, llegaréis al Palacio y a los Jardines Wallenstein (o Valdštenjnský). El Palacio no siempre está abierto al público, pero los Jardines se pueden visitar desde las 9h hasta las 19h.

Este edificio fue construido por Albrecht von Wallenstein en el siglo XVII. Era un militar muy importante y sus victorias contra los protestantes le concedieron un lugar destacado en la corte. Se hizo construir este palacio que está justo a los pies de la colina donde se levanta el Castillo de Praga, que era la residencia del emperador, para demostrar que después de éste, él era el personaje más importante del Reino de Bohemia. Pero llevó su ambición demasiado lejos y fue asesinado por el mismo emperador Fernando II.

Palacio y Jardines Wallenstein

Desde la calle Letenská se puede acceder a sus preciosos jardines, un lugar ideal para pasear o descansar. Estos fueron los primeros jardines palaciegos de Praga, diseñados entre 1624 y 1630, mientras se construía el Palacio. Están adornados con estatuas, réplicas de las que fueron saqueadas durante la guerra con los suecos, y una bonita fuente. En su centro hay un estanque, con una fuente de mármol. También es de visita obligada el pabellón que recibe el nombre de Sala Terrena, que es un amplio abierto hacia el jardín con tres arcadas y con pinturas al fresco. La Sala Terrena se utiliza para conciertos o representaciones teatrales. Otra construcción curiosa es la Casa de las estalagtitas, que recibe este nombre por la decoración de la fachada.

Palacio Wallenstein

Sala Terrena

El Parque Vojan

Saliendo de los Jardines Wallenstein, si no estais cansados de parques y jardines, podéis visitar el Parque Vojan, que está al otro lado de los Jardines Wallenstein, en la calle U lužického semináře.

Este parque es un tranquilo rinconcito escondido detrás de unos muros blancos. El Parque data del siglo XVII, cuando este espacio era el jardín del Convento de los Carmelitas Descalzos. Hoy en día forman parte del Ministerio de Hacienda. Se han conservado dos capillas que formaban parte del Convento, la de Elías y la de Santa Teresa. También podréis contemplar en un pequeño nicho una estatua de San Juan Nepomuceno, representado con un pie sobre un pez, haciendo referencia a su martirio, ya que fue lanzado al rio Vltava.

Son unos jardines mucho más austeros que los Wallenstein, ya que unos pertenecen a un Palacio y estos, a un antiguo Convento. Pero también constituyen uno de los lugares de la Malá Strana preferidos por los praguenses para descansar y relajarse. Desde el Parque Vojan se puede acceder también al Museo Franz Kafka, bajando por unas escaleritas.

Volviendo a la Plaza de la Malá Strana, podéis iniciar dos recorridos, ambos interesantes e imprescindibles. Mi propuesta es que, en primer lugar, se dé un paseo por la calle Nerudova, contemplando sus edificios y los emblemas centenarios de sus casas. Desde lo alto de la calle Nerudova, se puede descender por las hasta la Plaza de la Malá Strana para tomar la calle Karmelitzská.

La calle Nerudova

 

Calle Nerudova

Esta calle que sube desde la parte más alta de la Plaza de la Malá Strana hasta el Castillo debe su nombre actual (calle Neruda) al escritor checo de finales del siglo XIX Jan Neruda. Este escritor es autor de obras sobre la vida popular en Praga, como los Cuentos de la Malá Strana o Imágenes de la vieja Praga. Su apeliido inspiró al gran poeta chileno Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, que empezó usándolo como pseudónimo y después se convirtió legalmente en Pablo Neruda.

La Nerudova es una calle estrecha, aunque señorial, que constituia el último tramo del llamado Camino Real, el que recorrían los reyes de Bohemia el día de su coronación, desde la actual Plaza de la República hasta el Castillo.  Una de las curiosidades que muestra esta calle al visitante es que la mayoría de edificios todavía conserva sus emblemas (estos emblemas se utilizaron hasta el siglo XVIII en lugar de los números que identifican cada casa). Así, podréis observar los emblemas de la Casa del Águila roja (número 6), de la Casa de los Tres Violines (donde vivía una famosa familia que se dedicaba a la fabricación de estos instrumentos y que ocupa el actual número 12), de la Casa de la Herradura Dorada (actual número 43) o de la Casa del Cisne Blanco (número49). Justamente en la parte superior de la calle, cuando ya se llega a la última curva del camino hacia el Castillo, se encuentra la Casa de los dos Soles, donde en una placa conmemorativa se puede leer que ésta es precisamente la casa natal de Jan Neruda.

Casa de los dos soles

Emblema de la Casa de los Tres Violines

Casa del Cisne blanco

Cuando os encontréis precisamente a la altura de la Casa de los dos Soles mirad hacia atrás: la vista descendente de la calle Nerudova (si tenéis suerte y no hay demasiados coches aparcados) es muy bonita.

En la calle Nerudova podréis contemplar también magníficos palacios, como el Palacio Thun-Hohenstein (situado en el número 20 y que actualmente es la Embajada de Italia) o el Palacio Morzín (número 2, ocupado por la Embajada de Rumanía).

Palacio Thun-Hohenstein

Palacio Morzín

Recordad que las escalinatas de subida al Castillo discurren paralelas a la calle Nerudova y que son un lugar ideal para tomar fotos.

 Casi en la parte más alta de la calle, se encuentra la Iglesia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro (Kostel Panny Maire ustavičné pomoci u Kajetánů).

Para regresar a la Plaza de la Malá Strana tenéis dos opciones:

– simplemente deshacer el camino bajando por la calle Nerudova o por las escalinatas.

–  os situais más o menos frente a la Iglesia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Veréis unas arcadas. Pasad por ellas y entraréis en un callejón serpenteante desde donde se divisan unas magníficas vistas de la Iglesia de San Nicolás. Continuad bajando hasta que salgais a la calle Tržiště, justo delante del Palacio Schönborn. Seguid bajando hasta que lleguéis a la calle Karmelitská.

Calle Karmelitská

Los Jardines Vrtba

Estos jardines son una impresionante muestra del Barroco en Praga. Estos jardines son el lugar preferido por muchos praguenses para pasear, para tomar fotos, para encontrarse con amigos… Incluso en ellos se celebran bodas. La UNESCO lo ha incluido en la lista de Patrimonios Culturales de la Humanidad. Su diseño se llevó a cabo en 1720 por parte de František Kaňka, responsable también del Klementinum. Los jardines están decorados con estatuas, obra de Matyáš Braun. La construcción llamada Sala Terrena está decorada con pinturas de Václav Reiner. Estos jardines crean un efecto visual muy bonito debido a unas terrazas que están conectadas entre si a través de escaleras que forman las formas curvas propias del Barroco. En la zona inferior hay una bella piscina con una estatua que representa a un ser marino mitológico. La fuente está entre la Sala Terrena y un aviario.

Jardines Vrtba

La Iglesia de Nuestra Señora de la Victoria y del Niño Jesús de Praga.

Siguiendo la calle Karmelitská se llega a esta iglesia barroca, la más antigua de Praga de este estilo arquitectónico. Es, además, una de las más visitadas, y ya que se expone la imagen del famoso Niño Jesús de Praga. Hasta el siglo XVI fue una capilla protestante, pero a principios del siglo XVII, durante las guerras de religión, con la victoria católica, se convirtió en un templo de esta religión, que era la del poder real.

Nuestra Señora de la Victoria

La imagen del Niño Jesús llegó a Praga como regalo de boda de la noble española Isabel Manrique de Lara y Mendoza para su hija, casada con un noble checo. De generación en generación pasó a Polyxena de Lobkowicz, quien la donó a la orden carmelita en 1628.  Durante las sucesivas guerras entre católicos y protestantes, la iglesia y el convento carmelita cayeron en el abandono. Dice la leyenda que un sacerdote católico llegó al lugar y oyó una voz infantil: parece que era la del Niño Jesús, pidiendo al sacerdote que lo restaurara y que, a cambio, traería la paz. Así lo hizo el buen hombre y el milagro se produjo. Llegó la paz, por supuesto, a favor de los católicos, ya que el Niño Jesús protegió la ciudad de la invasión sueca.

Imagen del Niño Jesús de Praga

Existe la tradición de vestir al Niño Jesús con una multitud de trajes, 85 en total, algunos de ellos muy elaborados. Una parte de ellos se expone en un pequeño museo dentro de la iglesia.

Son muchos los católicos que acuden a esta iglesia para venerar la famosa imagen, y en concreto, muchos españoles, ya que está relacionada con España, de donde partió hacia Praga. Sólo he estado una vez en el interior del templo, pero recuerdo que delante del altar, había copias de una oración especial al Niño Jesús, pulcramente plastificadas y ordenadas por idiomas. Pero no había copias escritas en español. Todavía me parece ver a un grupo de indignadas señoras de mediana edad, españolas, quejándose porque, «siendo español este Niño Jesús, no le podemos rezar en su lengua«.

 Llegados a esta parte del itinerario, tenéis de nuevo dos opciones:

1. Visitar el Parque de Petřin

La visita a Petřin se puede hacer en el mismo día, teniendo en cuenta que nos va a llevar unas dos horas como mínimo. Lo ideal sería que la visita se iniciara a las 4 de la tarde, más o menos, para poder disfrutar de la mejor luz para contemplar las vistas panorámicas de Praga realmente impresionantes que ofrece Petřin. Esta visita es, en mi opinión, imprescindible si se visita Praga, y no hay que descartarla a no ser que la estancia en la ciudad sea muy breve.

2. No subir a Petřin y dejar la visita, si es posible, para una mañana o tarde. Podéis volver a la zona baja de la Malá Strana continuando por Karmelitská, tomando la calle Harantová y después, la primera calle a la izquierda os llevará a la Plaza Maltesa. Desde allí es fácil volver a la calle Mostecká o al Puente de Carlos.

También podéis tomar los tranvías 17, 18 o 22 que cruzan el río por el Puente de las Legiones (Most Legii) y os dejarán delante del Teatro Nacional (Narodní divadlo) a dos pasos de la Plaza Wenceslao.

El Parque de Petřin

 Muy cerca del funicular que sube al parque, podréis ver el Monumento a las Víctimas del Comunismo. Este conjunto escultórico se diseñó en 2002 y consta de 7 figuras humanas que descienden por unas escaleras. Cada figura representa las diferentes fases por las que pasa una persona que es perseguida en un regimen totalitario, en este caso, el comunista, que gobernó en el país de 1948 a 1989. A medida que las figuras están más alejadas, les van faltando pedazos, lo que significa las pérdidas tanto psíquicas como físicas a las que someten los totalitarismos al hombre. Al final, desaparecen, es decir, mueren. Por supuesto, es un monumento muy controvertido y en 2003 sufrió un ataque con bomba, aunque ningún grupo político o terrorista se adjudicó la autoría. Entre las figuras hay una especie de banda en donde está inscrito el número de personas muertas, encarceladas, represaliadas y perseguidas durante el comunismo en la entonces Checoslovaquia.

Monumento a las víctimas del comunismo

Si decidís visitar Petřin, lo más recomendable es tomar el funicular. En cambio, sí que recomiendo bajar a pie (en verano) porque es mucho más fácil, por supuesto, y porque el paseo es realmente agradable. Desde Petřin podréis admirar LAS MEJORES VISTAS PANORÁMICAS del Castillo, la Malá Strana, la Ciudad Vieja y el río. Hay quien concede este privilegio a la colina del Castillo o al Parque Letná, pero yo me sigo quedando con Petřin.

Vista panorámica de Praga

La manera más sencilla de subir a la colina de Petřin es tomando el funicular que sale desde el pasaje U Lanové Dráhy, al que se llega desde la calle Újezd (no tiene pérdida, sólo hay que seguir por la calle Karmelitská). El precio del funicular es de 20 coronas. El funicular tiene una parada a la mitad del ascenso, Nebozízek, pero yo os recomiendo que subais hasta la cima en el funicular.

De todas maneras, si decidís bajaros, estaréis cerca de la zona llamada La Rosaleda (Ružový sad). Ésta es una de las zonas más bonitas del parque. En esta zona hay también un restaurante.

La Rosaleda

Para disfrutar de la mejor panorámica de la ciudad, podéis subir al Mirador, una Torre Eiffel en miniatura. Tiene 63 metros de altura y se construyó en 1891, con motivo de la Exposición de ese mismo año. Sin embargo, no fue ubicada en el parque hasta 1932. Se accede a la parte más alta a través de una escalera de algo menos de 300 escalones. El precio es de  50 coronas, unos 2€, pero os garantizo que el esfuerzo y el dinero merecen la pena. Es duro subirlos, sobre todo cuando se lleva todo el día callejeando por la Malá Strana, pero al final casi resulta divertido ir subiendo en compañía de otros visitantes esforzados, que se quejan y resoplan en diferentes idiomas. Y la verdad es que cuando se llega a lo más alto y se contemplan las vistas, todos los soplidos y las quejas se transforman en exclamaciones de admiración.

Torre Eiffel en Petřin

En el Parque encontraréis también:

  • El Laberinto de los Espejos: lo reconoceréis porque su entrada se parece a la puerta de un castillo. Se construyó con motivo de la exposición de 1891. En la entrada hay un diorama (sí, eso a lo que son tan aficionados en los países del Este) sobre la Guerra de los Treinta Años, es decir, el periodo de las guerras de religión. La entrada vale 75 coronas y, la verdad, es totalmente prescindible, a no ser que se vaya con niños, a los que siempre les gustan estas cosas.

Laberinto de los Espejos

  • Iglesia de San Lorenzo, con su fachada con esgrafiados. Se encuentra delante del Laberinto, pegada al llamado Muro o Muralla del Hambre. Se dice que aquí, hasta el siglo X, se realizaban rituales paganos y que es un lugar con cierta actividad paranormal…

 

Iglesia de San Lorenzo desde la Torre

En todo el parque hay bancos para sentarse y descansar, a la vez que se contemplan las vistas. Se puede tomar un tentempie en uno de los numerosos chiringuitos de salchichas típicas, tumbarse con toda tranquilidad a respirar el aire más puro de la ciudad y, finalmente, emprender el descenso sin prisas y sin perderse esa panorámica que seguro que os quedará fijada en la retina para siempre.

El Castillo y la catedral desde el Parque

Para bajar, podéis ir siguiendo el Muro del Hambre, la construcción que el famoso emperador Carlos IV hizo construir en el siglo XIV dicen que para dar trabajo a los pobres en una época de penuria económica general.

A medida que se baja, hay que dejar el Muro a la izquierda y pasaréis por una puerta neogótica que permite atravesar las antiguas fortificaciones barrocas de la ciudad. Al fnal, hay un estanque.

Se continúa bajando y a la izquierda se ve la Iglesia de San Miguel, un templo tradicional del siglo XVIII, construido en madera, que se trasladó desde Ucrania.

Iglesia de San Miguel

Si se sigue bajando, se llega a otro estanque con una estatua de Hércules.

Al final del recorrido podréis contemplar el Palacio de Verano de la familia Kinský.

Palacio de Verano de la familia Kinský

En Petřin hay también el Observatorio de Praga, en el que se realizan diferentes actividades. Yo no he estado nunca en él, pero parece interesante, sobre todo si se viaja con niños.

Si habéis bajado andando, os encontraréis en la Plaza Kinský. Allí podréis tomar cualquier tranvía que os lleve al otro lado el río. El 22 os lleva seguro y si no, cualquiera que os deje en Narodní třida o en Narodní divadlo.

 Si habéis bajado en funicular, estaréis en la calle Úzjed. También allí podréis tomar los tranvías que cruzan el río por el Puente de las Legiones (Most Legii) y que os dejan al lado del Teatro Nacional.

 Si queréis hacer alguna consulta acerca del contenido de este post, dejad un comentario y os contestaré tan pronto como me sea posible.

Praga, itinerarios y recomendaciones (IV): el distrito del Castillo y la Iglesia de Loreto

Para organizar esta visita hay que tener en cuenta que el recinto del Castillo (excepto la Catedral), así como el Loreto están cerrados los Lunes.

Mi propuesta es que durante la mañana se recorra el recinto del Castillo, con la visita completa. Después de almorzar, lo mejor es hacer una visita a la Iglesia de Nuestra Señora de Loreto y después, bajar por la calle Nerudova hasta la Plaza de la Malá Strana.

Éste sería un día largo y apretado, por lo que para aprovechar bien la jornada, teniendo en cuenta además que las aglomeraciones son habituales en los puntos turísticos en Praga, lo mejor es llegar temprano al Castillo, no más tarde de las 10h.

Para subir al Castillo, podéis hacerlo a pie, desde la Plaza de la Malá Strana (Malostranské náměstí) por la calle Nerudova o por las empinadas escaleras que suben al Castillo, planteándolo como un paseo largo. Como experiencia personal os puedo decir que yo he subido andando al Castillo, desde la Plaza de la República, siguiendo el itinerario del antiguo Camino Real: Plaza de la República – Calle Celetná – Plaza de la Ciudad Vieja – Calle Karlova – Puente de Carlos – Calle Mostecká – Plaza de la Malá Strana – Calle Nerudova – Recinto del Castillo. Y no soy aficionada al senderismo ni practico trekking ni nada por el estilo. Con esto os quiero decir que es un trayecto que se puede hacer perfectamente a pie desde cualquier punto de la Ciudad Vieja o, desde luego, de la Malá Strana.

Calle Nerudova

Pero es cierto que una jornada en el Castillo es dura y pone a prueba nuestra resistencia física. Así que aquellos a los que no les guste demasiado andar, pueden  «valorar»otras opciones.

Tomar la línea A del metro hasta Hradčanská.

Tomar el tranvía 22 (la mejor opción) hasta las paradas Pražký Hrad o Pohořelec. Es un recorrido muy agradable por el paisaje que podréis ir viendo a medida que el tranvía sube al Castillo. Además, os deja mucho más cerca de vuestro destino que la parada del metro. Otras paradas del tranvía 22 que os dejan cerca del Castillo son Královský y Letohrádek.

Tenéis unas opciónes mixtas: tomar el tranvía hasta la Plaza de la Malá Strana y desde allí, subir por la calle Nerudova. O tomar el metro, bajar en Hradčanská y subir la Antigua escalinata del Castillo (Staré Zámecké Schody). O subir andando por Nerudova y después acceder al Castillo por las Escaleras Nuevas. Si subís por la calle Nerudova llegaréis a la misma entrada del Castillo (aunque la última curva antes de llegar es realmente “heavy”), pero desde allí disfrutaréis de unas vistas de la Malá Strana espectaculares.

Subida al Castillo desde Nerudova por las Escaleras Nuevas

la Malá Strana desde el Castillo

En cambio, si subís por la escalinata, llegaréis al lado opuesto a la entrada principal. Yo os recomendaría que estas opciones “mixtas” las uséis para bajar, que siempre es más fácil.

Si se sube en el tranvía 22, lo mejor es bajar en la parada Pohořelec. Ésta es una de las zonas del distrito del Castillo que se poblaron en época más temprana (hacia finales del siglo XIV). Su nombre significa Escenario del fuego, ya que esta zona ha sufrido incendios diversas veces, la última en 1741. Hoy en día es una gran plaza abierta desde donde se domina la ciudad y forma parte del camino principal que lleva al Castillo. En el centro se puede contemplar un gran monumento dedicado a San Juan Nepomuceno, de 1572. La plaza está rodeada de casas de estilo barroco.

Pohorelec

Al otro lado de la calle Keplerova se pueden ver dos monumentos dedicados a los famosos astrónomos del siglo XVI, Tycho Brahe y Johannes Kepler, relacionados con Praga.  De camino al Castillo, bajaréis por la calle Loretenská, donde está la famosísima Iglesia de Nuestra Señora de Loreto.

El Palacio Černín

Si se continúa bajando por la calle Loretenská, a la izquierda, delante de la Iglesia de Nuestra Señora de Loreto o de la Natividad (Kostel Narozeni pané), se encuentra el Palacio Černín. Se construyó en el año 1668 por el conde Černín. Destaca por la hilera de 30 columnas corintias. Delante hay una plazoleta que lo depara de la iglesia del Loreto. Hoy en día está ocupado por el Ministerio de Asuntos Exteriores.

Palacio Černín

Plaza del Hradčany (Hradčanské náměsti)

A esta plaza se abre la entrada principal del Castillo. Aquí se encuentran los siguientes edificios:

Palacio Toscano: se construyó a finales del siglo XVII y debe su nombre a la Gran Duquesa de Toscana, que lo compró en 1718. La familia imperial, los Habsburgo, compraron el Palacio en 1847, y fue de su propiedad hasta 1918, cuando después de la Primera Guerra Mundial desaparece el Imperio Austrohúngaro. Desde esta fecha fue la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores, pero después este ministerio pasó al Palacio Černin. Fue restaurado entre 1994 y 1998.

Palacio Toscano

El Palacio Martinic: destaca por su fachada decorada con esgrafiados del siglo XVI, que representan escenas del Antiguo Testamento. Hay una antigua leyenda que dice que cada noche, entre las once y las doce de la noche, aparece un feroz perro negro, que acompaña a los visitantes hasta el Loreto. Actualmente, este palacio alberga el Departamento de Arquitectura de Praga.

Palacio Martinic

El Palacio Sternberg:  que se comunica con el Palacio Martinic por un pasadizo. Es un antiguo palacio del siglo XVIII y aloja una colección muy importante de pintura (El Greco, Picasso, Brueghel…) Si os interesa entrar, consultad los horarios en el mismo palacio. Este palacio no tiene una fachada que da a la plaza, por lo cual, a veces pasa desapercibido a los turistas.

Palacio Schwarzenberg: destaca su fachada que de lejos parece hecha de piedra de cantera con relieves piramidales. Pero cuando nos acercamos, se ve que son esgrafiados. Fue construido entre 1545 y 1576 por la familia Lobkowicz. A principios del XVII lo compraron los Schwarzenberg, una de las familias más aristocráticas de su época. Hoy en día  es el Museo de Historia Militar.

Palacio Schwarzenberg

Palacio del Arzobispo: fue la residencia del primer arzobispo católico después de las guerras husitas (1525), entre los protestantes nacionalistas checos, los llamados husitas, seguidores de las ideas de Jan Hus, y los católicos austroalemanes, los Habsburgos. Evidentemente, ha pasado por numerosas remodelaciones. Hoy en día podemos contemplar una fachada espectacular en estilo rococó en color crema, diseñada en la década en 1760. Como curiosidad, decir que el director de cine Miloš Forman utilizó los interiores de este palacio para algunas de las escenas de su película Amadeus, que fue rodada en su mayor parte en Praga.

Palacio Arzobispal

El Castillo de Praga

 

La colina del Castillo

 La fortaleza original que dio lugar al Castillo de Praga data del siglo IX. Tenía una función básicamente defensiva, pero con el paso de los siglos se convirtió en la residencia de los reyes de Bohemia, es decir, en la sede del poder real  y se le fueron añadiendo edificios, como la catedral, símbolo del poder religioso, hasta convertirse en el amplio recinto que podemos contemplar en la actualidad. Desde la colina del Castillo pueden contemplarse espectaculares vistas del barrio de la Malá Strana, que está a sus pies, así como del Puente de Carlos y, a lo lejos, de la Ciudad Vieja. Hoy en día es la sede del presidente de la República Checa.

Una visita al recinto del Castillo ocupa de cuatro a cinco horas si se visitan todos los edificios. Sumadle las más que probables colas de turistas que se forman en verano o en fechas señaladas (Navidad o vacaciones de Semana Santa). Así que hay que contar con tiempo y con buenas dosis de paciencia. Pero os aseguro que no quedaréis defraudados.

Hace algún tiempo que el Castillo cuenta con servicio de audioguía, aunque al menos para la visita al Palacio Real, es muchísimo mejor una visita guiada. Hay edificios del recinto del Castillo en los cuales hay que pagar para visitarlos.

  • Palacio Real (imprescindible)
  • Galería de Pintura del Castillo
  • Torre de la Pólvora o Mihulha
  • Basílica y Convento de San Jorge
  • Torre Dalibor
  • *Callejón dorado

*Parece que el Callejón Dorado está cerrado por reformas, y que éstas van a durar hasta Mayo de 2011. Tiene que reformarse el sistema de desagüe que data del siglo XVI. La entrada completa ofrece, en su lugar, una visita al Palacio Rosenberg. Realmente, es una pena que los visitantes del Castillo se pierdan esta visita.

En el Palacio Real se puede comprar tres tipos de entradas:

  • entrada A: precio 300 coronas checas. Da derecho a visitar el Palacio Real, la Catedral de San Vito, la Basílica de San Jorge, la Torre de Pólvora, el Palacio Rosenberg (en lugar del Callejón de Oro ) y la Torre Dalibor.
  • entrada B: precio 250 coronas checas. Da derecho a visitar el Palacio Real, la Catedral de San Vito, el Palacio Rosenberg  y la Torre Dalibor.
  • entrada C: precio 60 coronas checas. Daba derecho a visitar únicamente el Callejón de Oro. ignoro si esta entrada se ha mantenido para visitar alguna zona concreta del Castillo.

La Catedral de San Vito es de entrada libre, aunque si no ha cambiado, se tenía que pagar para entrar en la Capilla de San Wenceslao y subir a una de las torres.

UNA ADVERTENCIA SOBRE LAS ENTRADAS: Nunca he entendido por qué, en esta ciudad, siempre hay más de un punto en donde se venden las entradas para un mismo monumento o edificio. Esto pasaba (no sé si actualmente todavía es así) en el Castillo de Praga. Por ejemplo, en la catedral. Siempre hay una cola larguísima de visitantes para comprar la entrada en el punto de venta «oficial», pero en un pequeño edificio anexo al templo, se vendían también entradas y pocas personas parecían  saberlo, de manera que quien se percataba de ello, podía entrar saltándose la larguísima cola. Sucede lo mismo en el Barrio Judío, poca gente sabe que en las sinagogas también venden la entrada combinada y se puede ahorrar la espera para comprarla al lado del Cementerio Judío). Son cosas praguenses, así que estad atentos a esto, os podéis ahorrar tiempo y paciencia.

Antes de entrar en el Castillo, lo más recomedable sería dar un paseo por los Jardines, que sólo están abiertos en la temporada de verano (Marzo-Octubre). Esto, claro está, si no contamos con que en verano, las colas que se forman para entrar en la catedral o en el Palacio son larguísimas. Así que otra opción es visitarlos a la salida y aprovechar las primeras horas de la mañana con menos afluencia de turistas para entrar en los recintos más visitados.

1. Puerta de Matias: entrada principal al Castillo. 2. Jardín del Bastión. 3. Salón español. 4. Capilla de la Santa Cruz. 5. Jardines Reales. 6. Torre Mihulka o de la Pólvora. 7. Catedral de San Vito. 8. Oficina de información. 9. Sala Vladislav del Castillo Real. 10. Capilla de Todos los Santos. 11. Basílica de San Jorge. 12. Palacio Lobkowitz. 13. Torre Blanca. 14. Callejón dorado o de los Alquimistas. 15. Torre Dalibor. 16. Belvedere o Palacio de Verano. 17. Fuente de Kohl. 18. Galería de Rodolfo II. 19. Galería de pinturas. 20. Estatua de San Jorge. 21.  Prepositura Vieja. 22. Torre Negra

Los Jardines Reales

El Castillo está rodeado de preciosos jardines, de los cuales destacan los Jardines Reales y los Jardines del Sur o del Paraíso .Mientras el Castillo de Praga tuvo una función eminentemente defensiva, sus inmediaciones estaban llenas de fortificaciones detrás de las murallas. A principios del siglo XVI, el Castillo se convirtió eminentemente en residencia de la familia real y esos terrenos perdieron su función defensiva. En esos años, los terrenos fueron comprados por el emperador Fernando I y allí se plantaron viñedos y se diseñaron jardines al estilo italiano para disfrute de los habitantes del Castillo. El más importante es el Jardín Real. Como he dicho antes, los jardines del Castillo de Praga son de estilo renacentista italiano, es decir, nada que ver con los que podemos contemplar en Versalles o en La Granja, de estilo francés. Pero puedo aseguraros que no tienen nada que envidiarles. El Jardín Real es, dentro de su sencillez, un lugar cuidado, donde se puede hacer un alto mientras se recorre el recinto del Castillo, a la sombra de sus árboles centenarios y disfrutar de unos momentos agradables mientras contemplamos las agujas de la Catedral de San Vito.

Jardín Real del Castillo de Praga

Los turistas ruidosos parece que se contagian de la paz que irradia este lugar y de repente pasean tranquilamente entre sus setos y sus conjuntos florales.

Jardines Reales del Castillo de Praga

A los Jardines Reales se accede por la entrada que deja a la  izquierda el Jardín del Bastión. Junto a los Jardines Reales se encuentra el edificio barroco de la Escuela de Equitación, que se ha convertido en una sala de exposiciones.  En su techo hay un jardín que se diseñó en la década de los 50 del siglo pasado.

Jardín del Bastión

Desde el segundo patio también se puede acceder a ellos  cruzando el foso de los Ciervos a través de un puentecillo.

Entrada al Jardín Real

En el Jardín Real podemos admirar dos construcciones renacentistas: el Palacio de Verano o Belvedere, que Fernando I hizo construir para su esposa Anna Jagellón y el Pabellón del Juego de Pelota, que es la construcción deportiva más antigua de Europa central, donde parece que se jugaba a un deporte parecido al tenis y también sirvió como escuela de equitación e incluso como establo.

Belvedere

Pabellón del Juego de Pelota

Delante del Belvedere se encuentra la Fuente cantante, que recibe este nombre porque desde dentro del edificio se oye el sonido cristalino del agua.

La Fuente delante del Belvedere

Los Jardines del Sur

Estos jardines se fueron creando poco a poco en las laderas debajo del Castillo. Paseando por los Jardines del Sur es recorrer la extensión total del sur del Castillo, desde la entrada principal hasta el extremo opuesto, que conecta con las antiguas escalinatas de subida al castillo. Los Jardines del Sur son, en realidad, tres jardines: el Jardín del Paraíso, el Jardín de las Murallas y el Jardín de Hartig.

Jardines del Sur

La entrada al Castillo. Patios primero y segundo

La entrada principal al recinto del Castillo está constituido por el Primer Patio o Patio Ceremonial. Se entra por una gran reja de hierro forjado flanqueada por dos estatuas que forman La Batalla de titanes (son copias de las que realizó el año 1770 el famoso escultor Ignaz Platzer). A cada lado hay los guardias de honor. Hay que  hacerse la foto de rigor con los guardias, que soportan imperturbables a los turistas que se fotografían junto a ellos. Si queréis ver el cambio de guardia, lo hacen cada hora en punto, aunque el cambio con música es a las 12h. De todas maneras, no esperéis nada espectacular, al estilo Buckingham Palace.

Entrada al Castillo

Cambio de Guardia

El primer patio es el espacio al cual se accede justo después de cruzar la imponente verja de entrada. Del primer patio al segundo se pasa a través de la Puerta Matías.

Puerta Matías

En el segundo patio destaca, en el centro, la Fuente de Kohl (1686) y la Capilla de la Santa Cruz, donde durante siglos se guardaban las joyas del tesoro y ahora es un punto de información.  En este mismo patio encontramos las antiguas Caballerizas Imperiales, que son una sala de exposiciones desde 1993, y la Galería de pinturas del Castillo.

Segundo patio

Muchas de las obras que se exponen allí provienen de las colecciones de Rodolfo II cuando este rey, apasionado por el arte (y también por la alquimia, la magia y las colecciones de objetos insólitos) instaló su corte en el Castillo de Praga y ejerció de mecenas de numerosos artistas, como su pintor personal, Arcimboldo. La colección incluye cuadros de Tiziano, Tintoretto y Rubens, Hans von Aachen y Bartolomé Spranger, y de los pintores barrocos checos Jan Kupecký y Petr Brandl, entre otros. Desde este patio se puede acceder también a los Jardines Reales.

Rodolfo II, por Arcimboldo

Para acceder al tercer patio hay que pasar por debajo de las dependencias del presidente de la República, que obviamente no están abiertas al público.

Tercer Patio

El antiguo Palacio Real

En este patio encontramos el acceso al antiguo Palacio Real y la catedral de San Vito, ambos edificios conectados por un pasaje cubierto. También podemos contemplar un monumento conmemorativo a los soldados caídos en la Primera Guerra Mundial y una pequeña estatua ecuestre de San Jorge.

Sala Vladislav

En el tercer patio encontramos el acceso al antiguo Palacio Real y, enfrente, la Catedral de San Vito. Ambos edificios están conectados por un pasaje cubierto. El antiguo Palacio Real en principio fue un sencillo castillo de madera que se construyó en el siglo IX. En el siglo XII ya se construyó el Palacio como residencia de los reyes de Bohemia. También ha sido sede de la Dieta o Parlamento. En el nivel inferior de construcción hay restos románicos. De hecho, los visitantes, lo primero que ven al entrar al Castillo es la llamada Habitación verde, que es de estilo románico, que fue una sala donde se reunían los tribunales y ahora alberga una biblioteca. Seguidamente llegaréis a la magnífica Sala Vladislav, que fue construida durante el reinado del rey Vladislav (Ladislao) II Jagellón y es obra del arquitecto Benedikt Ried, que la diseñó en estilo gótico tardío. Su techo de nervaduras es realmente impresionante. Este salón se utilizó para fiestas, bailes, incluso torneos. Los caballeros accedían a este salón a través de la llamada Escalera de los Caballeros.

Detalle de la bóveda de nervadura del Salón Vladislav

Entrando en la Sala Vladislav, a la derecha, podréis salir a un balcón desde donde contemplar (y fotografiar) unas vistas magníficas de la Malá Strana.

Balcón en el Salón Vladislav

Desde una esquina del Salón Vladislav se abre un ala, perpendicular a éste, que lleva el nombre de Ala Ludwig, en honor al hijo del rey Vladislav. Esta zona del Palacio tiene básicamente una importancia histórica, ya que allí se produjo la segunda de las famosas Defenestraciones de Praga, en 1618, cuando dos gobernadores católicos fueron arrojados por una de las ventanas. Al parecer, los dos nobles se salvaron porque justo debajo de esa ventana había un estercolero, pero los católicos quisieron darle una explicación «divina» al hecho, y afirmaron que fue la Virgen quien salvó a los dos defenestrados. En este ala se encontraban también las dependencias de la Cancilleria.

Ventana de la defenestración

Interior de la Sala de la defenestración

Desde el Salón Vladislav, a la izquierda, también podréis visitar la Sala de la Dieta (que era como se llamaba el Parlamento), decorada con cuadros de los antiguos reyes de Bohemia. Ah, y con una magnífica estufa de porcelana de color verde, preciosa. Estas estufas son típicas en los castillos y palacios de Bohemia y siempre me han llamado muchísimo la atención.

Al fondo del Salón Vladislav se abre la Capilla de Todos los Santos. Esta capilla fue construida en el siglo XIV por el famoso Carlos IV, pero la que podemos visitar en la actualidad es de estilo barroco, producto de la reconstrucción que se llevó a cabo a raíz de un incendio. Esta capilla sólo es accesible al público en los horarios de misas, los visitantes del Castillo sólo pueden contemplarla desde un mirador.

Capilla de Todos los Santos

Se puede continuar la visita al Palacio por la Sala de los Escudos de armas.

Y por último, el recorrido por el Palacio Real lleva hasta la zona llamada Ala Teresiana, que hoy en día es también una sala de exposición de arte.

Ala Teresiana vista desde el exterior del Palacio Real

La catedral de San Vito

 

Catedral de San Vito, fachada principal

La entrada a la catedral hasta ahora era gratuita. Os enlazo una noticia leída en la web de Radio Praga, que indica que van a cambiar las cosas en este sentido. Leed hasta el final, porque parece que dan la clave para seguir entrando sin pagar… Pero, por lo visto, el poder «temporal» le ha echado una mano al poder «divino» para que obtenga también una sustanciosa tajada de los miles de visitantes diarios que tiene la catedral.

El horario de visita es de 9 a 17 horas (los domingos, a partir de las 12 horas) de marzo a octubre, y de 9 a 16 horas durante el resto del año. También es posible subir a una de las torres, de 12 a 16,15 horas, para lo cual hay que pagar entrada.

Una visita a la Catedral de San Vito merece al menos una hora de tranquilidad y detenimiento. Desgraciadamente, esto es imposible en plena temporada turística. Suele haber cola para entrar en el edificio y dentro, una muchedumbre camina arriba y abajo tomando fotos. Si contáis con tiempo de estancia en Praga (una semana, por ejemplo), merece la pena subir una mañana bien temprano al Castillo y dedicar una hora a recorrer la catedral con una buena guía en la mano para no perderse ningún detalle, tanto de la construcción como de la decoración interior. Pero sé que este consejo es difícil de seguir.

La Catedral de San Vito, como la mayoría de estos edificios, se ha ido construyendo a lo largo de los siglos. La construcción primitiva parece que data del siglo IX (una pequeña rotonda que hizo construir el príncipe Wenceslao más o menos en el lugar en donde hoy se encuentra la Capilla de San Wenceslao). Hacia el año 1085 ya existía allí una pequeña basílica. Pero la construcción de la catedral propiamente dicha se inició hacia 1344, cuando el futuro Carlos IV era todavía el heredero del trono. La construcción la inició el arquitecto francés Matías de Arrás. Pero murió 8 años después i fue sustituido por el alemán Petr Parléř, quien trabajó en ella hasta 1399.  Las obras quedaron inacabadas y no se reanudó la construcción hasta 1871, cinco siglos después.  La catedral se dio por terminada en el año 1929La fachada que se contempla al entrar en el Tercer Patio es neogótica, de la última época de construcción. No os perdáis el rosetón, de más de 10 metros de diámetro, en el cual se representa la Creación del mundo. A ambos lados del rosetón hay los retratos de los constructores de la catedral. Las torres están decoradas con las estatuas de 14 santos. En el centro de la puerta de bronce se ha representado la historia del edificio.

Vista exterior del rosetón

Vista del rosetón desde el interior

En el interior destacan los vitrales, obras de artistas checos de finales del siglo XIX y principios del XX. Son especialmente interesantes los de la primera capilla a la derecha, obra de Max Swabinsky, y los de la tercera capilla a la izquierda, obra de Alfons Mucha, que posiblemente es el artista checo más conocido fuera de su país gracias a sus carteles art nouveau. La catedral tiene 21 capillas, todas especialmente bonitas.

Vitral obra de Alfons Mucha

Antes de iniciar la visita, deteneos y dad una mirada general. Os quedaréis admirados por la magnífica bóveda de crucería gótica, de una altura notable.

Nave principal de la Catedral de San Vito

A la derecha de encuentra la Capilla de San Wenceslao, que es la verdadera joya de la Catedral. Fue construida en el s glo XIV por orden del emperador Carlos IV para alojar el cuerpo del príncipe y santo Wenceslao, que vivió en el siglo X. Pero el hermano de Wenceslao, Boleslav, envidiaba su poder y lo asesinó cerca de una iglesia al norte de Praga. Pero la leyenda dice que Wenceslao pudo llegar moribundo a la iglesia y asió el picador de bronce que ahora se encuentra en la Capilla. Pronto el pueblo empezó a atribuir milagros al príncipe asesinado y finalmente, el hermano asesino se arrepintió de su crimen e hizo trasladar los restos de Wenceslao a la primitiva iglesia que se levantaba donde hoy está la catedral. Cuatro siglos más tarde, el emperador Carlos IV encargó a Petr Parléř la construcción de la Capilla. La puerta (dicen que cerrada bajo siete llaves) que hay al fondo alberga la Cámara de la Corona , donde se encuentran las joyas de la corona, que no se exponen al público.

Capilla de San Wenceslao

Dejando un poco atrás la Capilla, se llega a la Cripta. Se tiene que pagar para verla, pero el precio ¡era! casi simbólico. Hay que bajar por unas escaleras y se llega a una sala donde se da información sobre la historia de la catedral. A medida que se va bajando, se ven restos de la antigua basílica románcia. En la segunda sala hay los mausoleos reales: en el centro se encuentra el de Carlos IV, muerto en 1378. A su izquierda, la tumba de Jorge de Poděbrady, el único rey husita, que murió en 1471. El famoso y excéntrico Rodolfo II está enterrado en la parte de atrás, en su féretro original de 1612. A la derecha de la tumba de Rodolfo II está el mausoleo de la archiduquesa María Amalia, hermana de la reina de Francia María Antonieta e hija de la emperatriz María Teresa de Habsburgo.

Tumba de Jorge de Poděbrady en la Cripta de San Vito

Tumba del emperador Carlos IV en la Cripta de San Vito

Cuando se suben las escaleras de madera que retornan a la catedral, se llega al Mausoleo Real, de mármol blanco, donde están enterrados los primeros reyes de la dinastía Habsburgo que gobernaron en Bohemia: Fernando I (hijo de Juana la Loca y Felipe el Hermoso y, por tanto, hermano del emperador Carlos V y nieto de los Reyes Católicos) y su esposa Anna Jagellón, así como Maximiliano II, su hijo, padre a su vez de Rodolfo II.

Mausoleo Real

Siguiendo por la derecha, se llega al Oratorio Real, que era donde los reyes y sus hijos oían misa. Es de estilo gótico tardío. Está conectado con el Palacio Real por un pasadizo elevado que se ve desde el exterior.

Continuando la vuelta a la catedral, llegaréis al sepulcro de San Juan Nepomuceno, con unos recargadísimos ornamentos de plata. Este personaje fue utilitzado por la dinastía Habsburgo como símbolo para recatolizar el país y eclipsar el recuerdo de Jan Hus.

Tumba de San Juan Nepomuceno

Las capillas del fondo están cerradas al público. Pero en esa zona podréis contemplar un bajorelieve de madera que describe el saqueo de Praga por parte de los protestantes. Alzad la vista y no os perdáis las esculturas del triforio (balcón) y contemplad el coro. Delante del coro hay otro bajorelieve que explica un episodio muy importante en la historia de Praga: en 1620, los checos nacionalistas y los protestantes contra los invasores alemanes y católicos. Los checos fueron derrotados en la batalla de la Montaña Blanca. Este relieve explica como Federico del Palatinado, que había sido elegido rey por los nobles de Bohemia, huyó, permitiendo la victoria de las tropas católicas lideradas por Fernando II de Habsburgo. Fijaos como el Puente de Carlos aparece representado tal y como era en la época, desprovisto de estatuas y sólo decorado con una cruz. También aparece representada la Iglesia de Nuestra Señora de Týn, que todavía tiene entre sus torres el cáliz de oro (símbolo de los husitas), que después de la victoria católica se fundió para hacer el manto de la Virgen que ahora ocupa su lugar.

Bajorelieve que describe la victoria católica sobre la nobleza protestante

Salid ahora de la Catedral y dad la vuelta a la izquierda, rodeando la antigua Sala Capitular, que hoy es la Casa de la Cultura.  Os encontraréis con la estatua de San Jorge, que es una copia de la original, que se encuentra en la Basílica de San Jorge, en el mismo Castillo. Desde ese punto tendréis una magnífica vista de la fachada sur de la catedral, de su sistema de contrafuertes y de la torre de casi 100 metros de altura. Contemplad las ventanas enrejadas, con una «R» mayúscula (de Rodolfo II) y los dos relojes, el primero que marca las horas y el de debajo, los cuartos. Ambos son de la época de Rodolfo II.

La Torre y la fachada sur de la catedral de San Vito

La Puerta Dorada muestra los mosaicos del Juicio Final, de 1370.

Puerta Dorada

La Basílica de San Jorge

 

Basílica de San Jorge

 

Detrás de la Catedral (por el lado sur) está la Plaza de San Jorge. Allí  se encuentra la Basílica del mismo nombre, con su exterior vistoso, de fachada roja y torres blancas. Fue la segunda iglesia más antigua del recinto del Castillo (la primera fue la rotonda de San Vito, ubicada donde hoy se levanta la Capilla de San Wenceslao, dentro de la catedral).  Fue fundada en el siglo X por el príncipe Vratislav. En esta basílica se encuentra enterrada Santa Ludmila, primera mártir de Bohemia (siglo IX), viuda del príncipe Bořivoj, y que fue estrangulada por su nuera Drahomira mientras estaba arrodillada rezando. También están enterrados otros miembros de la dinastía Přemyslita, la primera familia real de Bohemia.

Su interior denota el origen románico de esta edificación, pero el gran incendio de 1142 destruyó la antigua iglesia, como ocurrió con otros muchos monumentos de la ciudad anteriores al siglo X.  En el siglo XIII se añadió la Capilla de Santa Ludmila, donde reposan los restos de la mártir. La fachada que podemos contemplar en la actualidad se diseñó entre 1671 y 1691, en estilo barroco. La Capilla de San Juan Nepomuceno se encuentra incorporada a la fachada de la Basílica y es del siglo XVIII. En su interior podemos encontrar exposiciones sobre todo de arte gótico, que proviene de las colecciones de Rodolfo II.

El Convento de San Jorge se encuentra al lado de la Basílica y es la sede del Museo de Arte Antiguo de Bohemia.

Para ser sinceros, la visita a la Basílica de San Jorge es de aquéllas que se hace en quince minutos, a no ser que el visitante tenga un interés muy específico en alguna de las exposiciones que hay en su interior, o bien sea un experto en arquitectura o arte románicos.

Palacio Rosenberg

Como el Callejón Dorado no va a poder visitarse durante un tiempo, la entrada completa (A) ofrece la visita al Palacio Rosenberg, que se encuentra en la calle Jiřská, la misma que lleva al Callejón Dorado desde la Catedral. Como no he visitado este edificio, ya que hasta ahora no había estado abierto al público, la información que os podría dar tendría que obtenerla de alguna guía o web, con lo cual es mejor que la busquéis vosotros mismos y, sobre todo, que disfrutéis de la visita a este palacio.

 

Torre Mihulka o de la Pólvora

Desde la catedral, por la calle Vikarská, llegaréis a la Torre de la Pólvora o Torre Mihulka, que data del siglo XV y constituia una de las torres defensivas del Castillo. Un incendio en 1541 la destruyó y fue posteriormente reconstruida. En esta torre, Rodolfo II alojaba a los alquimistas que debían encontrar la fórmula para convertir los metales en oro o para crear el elixir de la eterna juventud. Con el tiempo, la torre pasó a ser un depósito de pólvora, de ahí su nombre. A mediados del siglo XVIII dejó de ser un polvorín para convertirse en alojamiento para los guardianes de la catedral.

En 1967 sufrió una última reconstrucción y pasó a ser una galería de exposiciones, sobre todo dedicadas a la época de Rodolfo II y sus prácticas cuanto menos, excéntricas. Actualmente alberga una exposición sobre historia militar.

Callejón dorado, Torre Dalibor y Torre Blanca

Desde la calle Jiřská, pasando por delante del Palacio Lobkowicz, a la izquierda, se encuentra el Callejón Dorado o de los alquimistas (Zlatá Uličká) , que desafortunadamente va a estar cerrado al público hasta Mayo de 2011 para, por lo que parece, reformar totalmente el sistema de desagúe que era el original del siglo XVI.

Esta callejuela debe su nombre a los orfebres que habitaron allí durante el siglo XVII. Es uno de los lugares más curiosos de Praga, por sus casitas pintadas de colores, que casi parecen de juguete. Se construyeron en el siglo XVI para los guardias del Castillo, en la época de Rodolfo II. La leyenda dice que en esta calle vivían los alquimistas y magos que Rodolfo II había traído a su corte. Hacia el siglo XIX, las casitas fueron ocupadas por la población más pobre y marginal de Praga. A principios del siglo XX, los inquilinos intentaron rehabilitar sus casas e incluso se instalaron en ellas algunos intelectuales. Por ejemplo, la casa nímero 22 fue alquilada por Ottla Kafka, la hermana preferida del famoso escritor Franz Kafka, parece que para poder encontrarse a solas con un amor más o menos clandestino, y la acabó cediendo a su hermano, que iba allí a escribir entre 1916 y 1917.

Callejón dorado

Como no se puede acceder al Callejón Dorado, tendréis que seguir la calle Jiřská, os encontraréis con la Torre Negra,al lado del Palacio Lobkowicz y, a la izquierda, con la Torre Dalibor.

La Torre Negra fue construida en 1135, como parte de las fortificaciones del Castillo de Praga. Su nombre se debe al incendio que se declaró en 1541 y que, a causa del humo, la tiznó de negro durante algún tiempo. Pero antes de esto, curiosamente, era conocida como la Torre Dorada, porque la parte superior estaba cubierta de brillantes placas de plomo pintadas.  Se utilizaba como prisión, sobre todo de aquellos que estaban encarcelados por deudas. La Torre se reformó en 1983 y se habilitó una entrada para los visitantes, aunque ahora no está abierta al público.

La Torre Negra desde la entrada sur al recinto del Castillo

La Torre Dalibor fue construida en el siglo XV por Benedikt Ried y tenía una función defensiva. Pronto pasó a convertirse en prisión, uso que tuvo hasta 1781. Su nombre se debe a su primer prisionero, el caballero Dalibor Kozojedi, que fue encarcelado en la torre hacia 1498.  Dice la leyenda que Dalibor aprendió a tocar el violín mientras esperaba la muerte en su prisión, la música le servía de distracción, pero también conseguía mejor trato por parte de sus carceleros. La fama de las bonitas melodías que tocaba el prisionero se extendió por la ciudad y la gente se reunía al pie de la torre y le hacía llegar comida. De ahí el refrán checo «La miseria enseñó a Dalibor a tocar el violín«. Dalibor fue finalmente ejecutado al pie de la torre. La triste historia del caballero preso en la torre inspiró al músico checo Smetana la ópera Dalibor (1868).

En el interior de la torre se muestran las estancias donde los prisioneros eran torturados, lo cual, acompañado de la atmósfera un tanto tétrica que se crea al entrar en edificios de este tipo, hace que nos imaginemos lo que podía ser la vida miserable de los que allí estaban encarcelados. En su exterior hay una curiosa escultura que representa una calavera con una figura humana de rodillas.

Desde la Torre Negra es posible abandonar el recinto del Castillo por las Antiguas Escalinatas Reales, que llevan hasta la Malá Strana en un recorrido precioso a través de los Jardines Ledebour. Ahora bien, si por la tarde se tiene previsto visitar el Loreto y el Parque Letná, lo mejor es deshacer camino y volver a la calle Loretenská.

Iglesia de Nuestra Señora de Loreto (Pražská Loreta)

 

El Loreto está cerrado entre 12.15 y 13h. Por la tarde, cierran a las 16h, por lo que si queréis hacer la visita, no podéis tardar mucho en almorzar.

El edificio conocido como El Loreto está compuesto por una iglesia, un claustro, la Santa Casa, algunos capillas y su famosísimo campanario. El Loreto de Praga fue construido en 1626 por encargo de Kateřina Lobkowicz, una aristócrata checa que deseaba promover la leyenda de la Santa Casa del Loreto en Bohemia. Según la leyenda, la casa donde el arcángel Gabriel se le apareció a la Virgen para anunciarle la concepción de Jesús era objeto de veneración entre los cristianos. Poco a poco, estos fueron llevándose trozos de la Santa Casa desde Nazaret y los depositaban en la ciudad italiana de Loreto. Otra leyenda más «atrevida» dice que los ángeles llevaron la casa completa por los aires desde Nazaret hasta Loreto a principios del siglo XIII.  Otros dicen que una familia italiana, apellidada Angeli, se encargó de desmantelar la casa y depositarla en tierras italianas, de ahí la presunta intervención angélica en el traslado.

La devoción por el Loreto en tierras de Bohemia se inicia a raíz de las guerras entre católicos y protestantes a principios del siglo XVII.  Durante la época de las sangrientas guerras de religión, los católicos construyeron más de 50 réplicas de la Santa Casa en Bohemia y Moravia, y la de Praga es la más grande y más importante. Ésta sería una estrategia clara de la dinastía Habsburgo y de la nobleza católica checa para «recatolizar» a los checos que profesaban ideas protestantes.

Santa Casa

La fachada que da a la Plaza del Loreto fue construida entre 1721 y 1724 por Kilian Ignaz Dienzenhofer. El bonito campanario con cúpula en forma de bublo y linterna (tan típicos del barroco praguense) es de 1634. Tiene un carrillón de 27 campanas que suenan cada hora. El carrillón de Loreto es protagonista de una de los centenares de leyendas que circulan sobre la ciudad de Praga. Se dice que durante la grave epidemia de peste que sufrió la ciudad a principios del siglo XVIII, una madre viuda veía como sus pequeños morían uno detrás de otro. Cada vez que moría uno de sus hijos, la madre pagaba para que las campanas del Loreto sonasen en recuerdo del niño muerto. Así sucedió hasta que murió el más pequeño y después de él, la pobre mujer. Nadie podía pagar para que las campanas tocasen en recuerdo de la desgraciada madre. Pero por intercesión de la Virgen, el carrillón sonó milagrosamente con una melodía tan hermosa que nadie nunca había oído nada igual.  El carrillón del Loreto suena cada hora, no sé si en recuerdo de la viuda, pero sí con una melodía preciosa.

En el patio del Loreto, además de la Santa Casa, podréis contemplar dos fuentes: la de la Ascensión y la de la Resurreccion, ambas de 1740.

En el interior de la Santa Casa se pueden contemplar diversos cuadros que describen episodios de la vida de la Virgen y una talla de madera del siglo XVII.

Dedicad unos minutos a dar un paseo por el claustro. La galería de la planta baja alberga varios altares y capillas. La más famosa es la de Santa Liberata (entrando en el patio, la primera a mano derecha).

Es una mártir de origen español, que lleva un vestido hecho de reales y luce una barba auténtica. Se dice que el padre de Liberata la quería casar con un muchacho que no era cristiano. Ella pidió a Dios que hiciese algo que la liberase de aquel compromiso, así que Dios la escuchó e hizo que le creciera barba.

Después de ver a la santa con barba, podéis pasar a la Iglesia de la Natividad y de Jesucristo, construida entre 1734 y 1737. La parte que tal vez llama más la atención en el Loreto (después de la Santa con barba, claro), es el Tesoro, que se conserva en el primer piso del claustro. Contiene más de 300 piezas que forman una respetable colección de orfebrería de los siglos XVII y XVIII.  Pero la joya entre las joyas es la custodia de diamantes llamada El Sol de Praga, que fue realizada en Viena entre 1696 y 1699. Como su nombre indica, tiene forma de sol del cual salen rayos formados por más de 6.000 diamantes. Las fotos, como no podía ser menos, están prohibidas en la zona del Tesoro.

Novy Svět (El Nuevo Mundo)

Saliendo del Loreto por la Plaza Loretanská, tomad la calle que us queda a la derecha, Černinská. Pasaréis por delante del Monasterio Capuchino, que data del 1600. Dejaréis atrás la diminuta estatua de San Juan Nepomuceno y llegaréis a la zona de Novy Svět, que significa Nuevo mundo. Es un lugar ideal para dar un paseo tranquilo antes de abandonar el distrito del Hradčany.

Novy Svět

Es una zona de casitas pintorescas que fue construido en el siglo XIV para proporcionar viviendas a los trabajadores del Castillo. Ha sufrido diversos incendios, el último de ellos a mediados del siglo XVI. Por eso, la mayoría de casas que podemos contemplar en la actualidad son del siglo XVII. Notaréis que esta zona tiene un aire muy diferente al resto del Hradčany. En todo caso, se parece un poco al Callejón Dorado. Es muy tranquila y humilde. Tradicionalmente vivieron  aquí los habitantes más pobres de Praga, aunque se esforzaban por adornar sus casas con emblemas dorados para identificar sus modestas casitas: uvas, un pie, un arbusto… En el número 1 una placa identifica el inmueble como el lugar de residencia de Tycho Brahe, el astrónomo oficial de la corte de Rodolfo II. Hoy en día, muchas de estas casas están ocupadas por los talleres de artistas

Al final de  Novy Svět, girad a la derecha por  U Kasáren y después a la izquierda y volveréis a encontraros en la Plaza del Hradčany.

  

 

Si queréis hacer alguna pregunta relacionada con el contenido de la entrada, dejad un comentario e intentaré contestar lo más pronto posible

Praga, itinerarios y recomendaciones (III): la Ciudad Vieja, el Barrio Judío, el Puente de Carlos y la isla de Kampa

Este itinerario se puede realizar en un solo día, dedicando la mañana a la visita de la Ciudad Vieja y del Barrio Judío y reservar la tarde para conocer el famoso Puente de Carlos y recorrer la Isla de Kampa. Esta opción sería la aconsejable para aquellos viajeros que no van a pasar más de tres o cuatro días en Praga.  Tendrá que ser, por supuesto, una visita hecha con menos «detalle», por decirlo de alguna forma. Recomiendo, encarecidamente, sin embargo, la visita completa a la antigua Ciudad Judía. Esta primera parte del itinerario os puede llevar, aproximadamente, unas cuatro horas, con lo que es necesario empezarla por la mañana temprano. Lo agradeceréis, sobre todo en la Ciudad Vieja, donde las aglomeraciones de turistas, son habituales.

Si vuestra estancia en la ciudad va a ser más larga, cinco, seis días o una semana, es aconsejable «racionalizar» algo más el tiempo y dedicar un día a la Ciudad Vieja y el Barrio Judío, complementando la visita con un paseo por los Muelles del Vltava y un paseo en barco por el río. Las combinaciones son diversas y dependerán del tiempo y de las preferencias de cada uno.

LA CIUDAD VIEJA (Staré Město)

La Plaza de la República (Náměstí Republiky)

La Plaza de la República

Desde este punto de Praga comenzaba el llamado Camino Real, que llegaba hasta el Hradčany, el distrito del Castillo. Éste era el recorrido que seguían los reyes de Bohemia en el día de su coronación. Más o menos donde ahora se encuentra la Obecní Dům hubo desde mediados del siglo XV hasta  los últimos años del mismo siglo el Palacio Real. Después, la corte volvió a trasladarse  al Castillo de Praga. Cuando los reyes de Bohemia eran coronados, seguían el Camino Real hasta el Castillo donde se les imponía la corona y resto de símbolos de la realeza que se custodiaban en la Catedral de San Vito. Seguir este camino constituye uno de los paseos más bonitos que se pueden dar en Praga y tiene una duración de aproximadamente una hora y media-dos horas a pie. Incluye la Plaza de la República, Calle Celetná, Plaza de la Ciudad Vieja, Calle Karlova, Puente de Carlos, Plaza de la Malá Strana y Calle Nerudova que lleva directamente hasta el recinto del Castillo.

Torre de la Pólvora

En la Plaza de la República, a la izquierda del edificio de la Obecní Dům, se encuentra la Torre de la Pólvora (Prašná brána). Fue construida en el año 1474 por el rey Vladislav II y ocupa el lugar de uno de los torreones de la antigua muralla del siglo XIII que rodeaba la Ciudad Vieja y que la separó un siglo más tarde de la Ciudad Nueva. En realidad, si os situáis mirando de frente la Torre de la Pólvora, a vuestra izquierda se extiende una calle llamada Na Přikopě, que literalmente significa «en el foso». Esto quiere decir que esa zona era el foso que rodeaba la antigua muralla. La Torre tenía que ser la entrada más importante de entrada a la Ciudad Vieja. Cuando la sede del poder real regresó al Castillo de Praga, la construcción de la Torre se interrumpió y fue utilizada durante muchísimos años como polvorín, de ahí su nombre. Fue restaurada en estilo neogótico por Josef Mocker entre 1875-1886. Actualmente la Torre de la Pólvora es uno de los mejores lugares para tomar fotografías panorámicas de la Ciudad Vieja.

La calle Celetná (Celetná ulice)

La Torre de la Pólvora vista desde la calle Celetná

Si pasamos por debajo de la Torre, accedemos a la calle Celetná, que nos lleva directamente a la Plaza de la Ciudad Vieja. En esta calle podremos contemplar los diferentes estilos arquitectónicos que se reúnen en la ciudad de Praga, desde el románico hasta el vanguardista. Muchos de los edificios que ocupan la emblemática Celetná ulice tienen planta subterránea. Allí estaréis en el nivel románico de lo que fue la antigua ciudad. El nivel de las calles tuvo que elevarse en el siglo XII a causa de la crecida de las aguas del río que en primavera inundaba la ciudad. Se cubrieron con tierra las casas y edificios de la zona y encima de construyeron otros nuevos.

Continuando por la calle Celetná, nos encontramos a la izquierda con el edificio de la Nueva Casa de la Moneda (núm. 36). Durante el siglo XV en este lugar existía un edificio independiente de estilo gótico dque formaba parte de la Corte Real. Después se convirtió en la Casa de la Moneda de la Ciudad Vieja y posteriormente fue la comandancia de la guarnición de este distrito. El edificio actual es barroco, construido en 1755 y fue encargado por el Conde Pachta. Si os fijáis en las monumentales esculturas de su fachada (los mineros de los yacimientos de la ciudad de Kutna Hora y soldados) entenderéis que son una referencia a sus anteriores usos (moneda, guarnición…).

Emblema de la Casa del Ángel Dorado

En el lado derecho, en el número 27, encontramos la casa llamada V Templu. La fachada neoclásica esconde el lugar donde, probablemente, en el siglo XIII existía la Iglesia de la Conversión de San Pablo y que pertenecía a los Templarios.  A su lado se levanta la Casa de las cuatro columnas (núm.25). El número 31 corresponde al Palacio Pachta, y al lado podemos contemplar la Casa del ángel dorado (núm. 29), que fue uno de los hoteles más lujosos de Praga en donde se alojaron incluso reyes y altos mandatarios.

En la esquina opuesta, en el número 34, se levanta la Casa de la Virgen Negra, uno de los edificios de Praga más admirados por los amantes de la arquitectura moderna. Fue construida en estilo cubista por el arquitecto Josef Gočár, entre 1911 y 1912. El edificio toma su nombre por la imagen de una Virgen negra que hay en una de las esquinas de la fachada. En su interior encontramos una exposición permanente dedicada al cubismo checo y, además, una librería especializada en la ciudad de Praga, en donde podemos encontrar volúmenes en casi todos los idiomas, incluido el español, lo que no era muy habitual hasta hace poco.

Casa de la Virgen negra (U černé Matky Boží), en la calle Celetná

Al otro lado de la calle, en el número 21, podemos contemplar la Casa del águila roja, también conocida como la Casa del ciervo en el caldero.

Emblema de la Casa del águila roja, en el 21 de la calle Celetná

Continuando en dirección a la Plaza de la Ciudad Vieja nos quedará a la derecha la Casa de Manhart, (núm.17), formada por varios edificios góticos que posteriormente se reconstruyeron en estilo renacentista. Los antiguos edificios fueron reunificados en estilo barroco por el arquitecto Václav Kañka alrededor de 1750. La casa se conoce con el nombre del que fue su propietario a principios del siglo XVIII, Johan Frederik Manhart, cuando el palacio era famoso por sus representaciones teatrales, conciertos y otras actividades artísticas. De los edificios originales en la Casa Manhart se han conservado portales góticos, bóvedas renacentistas y esculturas barrocas en el patio. Destaca un Sansón, esculpido en madera. Por un pasaje que atraviesa la Casa Manhart podemos llegar de la calle Celetná a la calle Malá Stuparská, donde encontraremos una de las más hermosas iglesias barrocas de Praga, la de San Jaime. Si embargo, os recomiendo que la visita a esta iglesia la dejéis para más tarde y continuéis vuestro recorrido hasta la Plaza de la Ciudad Vieja.

Malá Stupartská

Emblema de la Casa del León checo, en el número 11 de la calle Celetná

En el número 13, a nuestra derecha se levanta el Palacio Millesimo. Fue construido en estilo barroco en la segunda mitad del siglo XVIII. Al palacio se accede por un portal en el que destaca un monumental escudo de armas , esculpido en piedra, de la familia que fue su propietaria, los Caretto-Millesi. Dejando atrás el Palacio, en el número 11 encontramos la Casa del León checo, que actualmente alberga una taverna de vinos en su sótano.

A la izquierda, en el número 12, se halla el Palacio Hrzán, uno de los ejemplos más espectaculares del barroco checo de principios del siglo XVIII. No os podéis perder la decoración escultórica de su fachada.

En este punto, se está ya en las inmediaciones de la Plaza de la Ciudad Vieja. Desde Celetná, se accede a ella por el lado sur, por lo que iréis divisando la torre del edicio del Ayuntamiento y notaréis ya la presencia inconfundible de los numerosísimos turistas que siempre, a cualquier hora, llenan la Plaza.

La Plaza de la Ciudad Vieja (Staroměstské náměstí)

Es la plaza más antigua y la más importante del primer núcleo de población que existió en Praga. Esta plaza ha sido testigo de la mayoría de los acontecimientos de la historia de este país: comitivas reales, ejecuciones (de la más trágica de todas todavía se guarda recuerdo en esta plaza: observad el pavimento adoquinado a la derecha del edificio del Ayuntamiento y descubriréis 21 cruces blancas, en memoria de los 21 protestantes ejecutados en 1621 por la dinastía reinante de los Habsburgo), manifestaciones populares, etc.

En el centro de la plaza encontramos un monumento altamente simbólico, el dedicado al reformador Jan Hus, iniciador del movimiento nacionalista protestante de los husitas. Hus se enfrentó con el poder establecido, el del rey y el de la Iglesia Católica, y fue quemado en la hoguera. El monumento, obra de Ladislav Saloun, se construyó en 1915, Bohemia todavía formaba parte del Imperio Austro-Húngaro, como símbolo de reafirmación nacional.

Monumento a Jan Hus

El edificio del Ayuntamiento de la Ciudad Vieja se construyó en 1338 por decisión del rey Juan de Luxemburgo. A lo largo de los siglos se fue ampliando con los edificios adyacentes que podemos contemplar en la actualidad. En la torre de estilo gótico se halla el famoso reloj astronómico, construido en 1410.

Ayuntamiento de la Ciudad Vieja

Reloj astronómico

Autómatas

A las horas en punto (desde las ocho de la mañana hasta las 10 de la noche), aparecen en sus ventanas los doce apóstoles. A ambos lados de la torre hay también unos autómatas,  figuras dotadas de movimiento que simbolizan la Vanidad, la Avaricia, la Muerte y el Turco. La figura de la Vanidad se mira en un espejo; el hombre que representa a la Avaricia, agita una bolsa llena de dinero; la Muerte blande su guadaña y el Turco, el enemigo real que estaba siempre amenazante esperando a entrar dentro de las fronteras de los reinos cristianos, hace gestos amenazantes.

A lo largo del día, las aglomeraciones delante del reloj, cuando las figuras empiezan su exhibición, son muy habituales, sobre todo al mediodía o en las horas centrales de la tarde. Por tanto, y como en cualquier lugar en que se dieran circunstancias parecidas, hay que extremar la precaución con los carteristas. Hace sólo 15 años no tendríamos que haber tenido demsiado en cuenta este consejo, pero la llegada del turismo masivo tiene estas consecuencias.

El interior del Ayuntamiento se puede visitar (hay periódicas visitas guiadas en diferentes idiomas), así como la Torre, desde la cual se hacen unas fotografías espectaculares.

Vista de la Plaza de la Ciudad Vieja desde la Torre del Ayuntamiento

A la izquierda del Ayuntamiento, justo en el rincón donde éste termina, podemos observar una casa que recibe el nombre de U Minuty, construida en estilo renacentista en el siglo XVI, con unos hermosos esgrafiados en blanco y negro.

Casa U Minuty

Iglesia de Nuestra Señora de Týn

En el extremo opuesto de la Plaza de la Ciudad Vieja, es decir, a la derecha si se está mirando el edificio del Ayuntamiento, se encuentra el edificio más cautivador de esta Plaza, símbolo de Praga por excelencia: la Iglesia de Nuestra Señora de Týn. Su fachada está separada del resto de la Plaza por el monumental frontispicio de la llamada Skola Týnská, con con unas arcadas góticas hermosísimas. Para acceder a la iglesia hay que cruzar el pasaje que hay bajo estas arcadas.Se puede visitar durante el horario de misas (consultar en la misma iglesia)

La iglesia fue construida durante los siglos XIV y XV en el lugar que había ocupado un templo anterior. Su interior es gótico y barroco y en él podemos encontrar la tumba del famoso astrónomo Tycho Brahe, que trabajó para Rodolfo II de Habsburgo en el siglo XVI.

A destacar el tímpano sobre el portal de la iglesia. El que podemos contemplar actualmente es una copia del que realizó el constructor y arquitecto de la corte de Carlos IV, Petr Parlér, que era de finales del siglo XIV.

Detrás de la Iglesia de Nuestra Señora de Týn queda el Ungelt o Patio de los Mercaderes y la Iglesia de San Jaime, también conocida como Iglesia de Santiago (en checo, Kostel Svatého Jakuba). Desde la Plaza de la Ciudad Vieja, para acceder a esta zona, tenéis que tomar una callejuela llamada Týnská, que queda a la izquierda de la iglesia.

Interior de Nuestra Señora de Týn

Týnská

El Ungelt queda entre las calles Mašná y Malá Štuparská y era  un antiguo patio donde los mercaderes de Praga hacían sus transacciones comerciales hasta el siglo XVII. También allí era donde los comerciantes tenían que pagar el derecho de aduana de la Ciudad Vieja. Detrás del Patio de los Mercaderes se encuentra la Iglesia de San Jaime.

Iglesia de san Jaime o de Santiago


Volviendo a la Plaza de la Ciudad Vieja, a la izquierda de la Iglesia de Nuestra Señora de Týn encontramos el Palacio Goltz-Kinsky, con una suntuosa fachada rococó. En este edificio se encontraba el Liceo Alemán, al cual asistió Franz Kafka (no olvidemos que Kafka, como todos los judíos checos, tenía el alemán como lengua propia, no el checo).

El Palacio Goltz-Kinsky, con la Iglesia de Týn a la derecha

A la derecha del Palacio Goltz-Kinsky se levanta una edificación que llama la atención, la Casa de la campana de piedra (Dum U Kamenného zvonu), una de las primeras edificaciones góticas de la ciudad que se construyeron como residencia particular y que data del siglo XIII. Recibe su nombre precisamente por la campana de piedra que sobresale en su fachada.

Casa de la campana de piedra

Detrás del edificio del Ayuntamiento encontramos la Iglesia de San Nicolás de la Ciudad Vieja (no confundir con su majestuosa homónima situada en la Malá Strana).  El templo, construido en 1735, es obra del arquitecto barroco por excelencia en Praga,, Kilián Ignác Dienzenhofer, con decoración escultórica del no menos famoso Antonín Braun. La iglesia es de culto protestante, por lo que su iinterior es bastante austero. Destacan los frescos, obra de Kosmas Damián Assam, y los estucos de Bernard Spinetti, mientras que la fantástica araña de cristal de Bohemia es posterior, de finales del siglo XIX. Hasta 1945 la iglesia no era visible, como ahora, desde toda la plaza, ya que quedaba oculta por la parte norte del Ayuntamiento. Pero ese año, poco antes de la finalización de la Segunda Guerra Mundial, el ejército nazi destruyó esa parte del edificio, con lo cual, la iglesia quedó completamente a la vista. El interior de la iglesia se puede visitar desde la mañana hasta media tarde (consultar horarios en el mismo templo).

San Nicolás de la Ciudad Vieja

En la Plaza de la Ciudad Vieja destacan también los dos conjuntos de edificios de su parte norte (detrás del Monumento a Jan Huss) y de su parte sur (a vuestra espalda, si os situáis mirando el edificio del Ayuntamiento)

Los edificios de la parte norte

La casa más antigua es la de la derecha, que se construyó en el siglo XVII en el lugar donde había existido un antiguo convento. Actualmente alberga el restaurante U Salvatore. A destacar las esculturas de la fachada. El resto de edificios son de principios del siglo XX y se construyeron tomando una parte del antiguo Barrio Judío cuando se produjo el Saneamiento.  La siguiente a la inquierda, con la fachada pintada de amarillo y rosa (es un solo edificio ) se construyó en 1900 y era la sede de la Compañía de Seguros de Praga. En la parte pintada de rosa se intentó respetar el estilo barroco de la casa original, mientras que la parte pintada de amarillo corresponde al estilo art nouvea, propio de finales del XIX y principios del XX.  El edificio que hace esquina con la calle Parizšká se construyó a principios de siglo, pero en estilo barroco, intentando reproducir también el edificio originario. Aquí podréis ver también la Casa natal de Frnnz Kafka.

Los edificios de la parte sur

La primera casa por la izquierda, con la fachada en tono salmón, es la Casa del unicornio blanco, de principios del siglo XVIII, que fue conocida popularmente por ese nombre porque allí había una farmacia llamada Del Unicornio blanco. La siguiente casa hacia la derecha es posiblemente la que llama más la atención, la Casa Storch y fue construida a finales del siglo XIX. En su fachada destacan los frescos pintados por Mikulas Aleš.

Detalle de la fachada de la casa Storch (San Wenceslao a caballo)

A la derecha de la Casa Storch encontramos la Casa del carnero de piedra. A menudo se dan confusiones entre esta casa y la que se encuentra al otro lado, la Casa del Unicornio blanco. Esto es debido a que la farmacia Del Unicornio blanco se trasladó con el tiempo a la Casa del carnero de piedra, por lo que las dos edificaciones, a veces, se conocen con el mismo nombre. A destacar el magnífico portal de estilo renacentista. Encima, a la derecha del balcón, podemos contemplar el emblema con un carnero. Hay una placa conmemorativa que recuerda la estancia de Albert Einstein en este edificio cuando ejerció de profesor en Praga en 1911. El edificio de la derecha es la Casa de la mesa de piedra, con su fachada en tono anaranjado. La siguiente casa, con la fachada de color verde pálido, actualmente es un hotel, el Old town. La siguiente casa, justo en la esquina con la calle Železná, es la Casa del caballito blanco, y en su interior conserva elementos románicos y góticos.  La casa también se conoce como Escuela Smetana, ya que era la sede de la escuela de pianistas que fundó el famoso compositor checo.

Alrededores de la Plaza Vieja

La Plaza pequeña (Malé náměstí)

Justo por detrás del rincón que crea el edificio del Ayuntamiento con la casa U Minuty encontramos la Plaza pequeña. Es uno de los lugares más tranquilos de Praga a pesar de estar a dos pasos del bullicio de la Plaza de la Ciudad Vieja. Esta plaza, rodeada de edificios de fachadas de múltiples colores, destaca por su fuente central, con su hermosa reja renacentista de 1560, rematada por un león dorado.

Fuente renacentista en la Plaza pequeña

La mayoría de los edificios que rodean la plaza son barrocos, aunque ocupan el lugar de otros mucho más antiguos, del periodo medieval. Muchas de ellas conservan los emblemas que servían como elemento diferenciador antes de que en Praga se numeraran los edificios, ya en el siglo XVIII.


La casa que posiblemente destaca sobre el resto es la que ocupa el número 3, la Casa Rott. La casa lleva el nombre del propietario de la casa desde 1855, Vincenc Josef Rott, un próspero hombre de negocios praguense. El nombre de del propietario (VJROTT) se ve escrito en mitad de la fachada. El exterior fue rediseñado a finales del siglo XIX por Mikulaš Aleš. Los frescos son obra de Ladislav Novák y de Arnost Hofbauer y representan distintas herramientas de metal, así como alegorías de trabajos manuales, detalles florales y escenas mitológicas. Actualmente, la casa Rott es un hotel.

Casa Rott

El Teatro de los Estados

Al Teatro de los Estados (Statvovské divadlo) se puede llegar a esta zona tomando la calle Železná, que está justo delante del edificio del Ayuntamiento, o bien por el pasaje Melantricová , que está delante de la casa U Minuty. En el número 1 de la Plaza Obocny se levanta el edificio del Teatro de los Estados, conocido también como Teatro Tyl (Tylovo divadlo)

Teatro de los estados

El teatro se construyó entre 1781 y 1783 por deseo del conde František Antonin de Nostitz-Rieneck y no se han realizado en él apenas cambios desde entonces. Durante un tiempo fue conocido como Teatro Nostitz. En este teatro, Wolfgang Amadeus Mozart estrenó su ópera Don Giovanni en 1787 con gran éxito, como recuerda una placa conmemorativa.

El teatro ha cambiado varias veces de nombre: en 1798 fue comprado por los Estados Checos de Bohemia y por eso pasó a llamarse Teatro de los Estados. Durante el periodo comunista tomó el nombre de Teatro Tyl, en memoria de Josek Kajetan Tyl, un músico especialmente comprometido con la cultura checa e integrante del movimiento nacionalista del Renacimiento Nacional Checo. Tyl trabajó a favor de la recuperación del checo como lengua de cultura, ya que ésta había quedado minorizada a favor del alemán, la lengua de la dinastía reinante de los Habsburgo. En 1834 se estrenó en el teatro la comedia musical Fidlovačka, en la que se cantaba una pieza con letra de Josef Tyl y música de František Škroup titulada ¿Dónde está mi hogar? (Kde domov můj). La canción pronto se hizo muy popular y en 1920 se convirtió en el himno nacional checo.

Como anécdota hay que señalar que el director checo Miloš Forman utilitzó el Teatro para rodar algunas escenas de la famosísima película Amadeus. El dinero que se obtuvo con la cesión del teatro sirvió para llevar a cabo una restauración que se completó en 1990. Es precisamente en esta fecha cuando recupera su denominación como Teatro de los Estados.

El Carolinum

En la Plaza Obocny número 3 se encuentra el edificio que desde mediados del siglo XIV albergaba la Universidad Karlova. El Carolinum, aunque hoy en día no resulte un edificio especialmente llamativo, tiene una gran importancia, ya que fue la sede de la universidad más antigua de la Europa central, ya que fue creada por Carlos IV en 1348. En el siglo XVIII, los distintos edificios góticos se unificaron con una fachada barroca. Del periodo medieval sólo se conserva una de sus puertas, la llamada Puerta Hus, el Aula Magna en su interior y un bonito mirador gótico en una de sus fachadas.

Entrada principal al edificio del Carolinum

Mirador gótico en el Carolinum

La iglesia de San Galo (Kostel sv Havel)

La iglesia de San Galo fue construida en el siglo XIII. Durante los siglos XIV y XV fue un importante centro de predicación de los husitas. La iglesia sufrió reformas y remodelaciones en los siglos XVII y XVIII. De este último siglo es el exterior que hoy podemos contemplar. La iglesia sólo se mantiene abierta durante el horario de misas, que hay que consultar en el mismo templo.

Iglesia de San Galo

La calle Havelská

Justo delante de la iglesia de Sant Galo se abre la calle Havelská, que durante siglos ha acogido el popular mercado de la fruta en la Ciudad Vieja. Todavía hoy se colocan en ella puestos de venta y se crea un ambiente bullicioso en el que se mezclan praguenses y turistas.

Mercado en la calle Havelská

Para empezar la visita al Barrio Judío, lo mejor es volver a la Plaza de la Ciudad Vieja (desde la calle Havelská, se llega por la calle Železná). Desde la Plaza, lo más aconsejable es tomar la calle Pařižská, que se abre en su parte norte. Justo en la esquina con esta calle se encuentra la Casa natal de Franz Kafka.

Placa conmemorativa en la fachada de la casa natal de Franz Kafka

EL BARRIO JUDÍO (Josefov)

Según los historiadores, los primeros asentamientos judíos en la ciudad de Praga se remontan al siglo X y se localizan en los alrededores de lo que sería con el tiempo el Castillo de Vyšehrad. En el siglo XI ya hay constancia de asentamientos judíos en la Plaza de la Ciudad Vieja y al otro lado del río, en la Malá Strana. A finales del siglo XI existían en Praga dos comunidades judías que tenían sus propios sistemas administrativos y religiosos, sus sinagogas, escuelas, etc.

A consecuencia de las persecuciones y pogroms que sufrían periódicamente, sobre todo a partir del que sufrieron a manos de los caballeros cruzados que pasaron por Praga en su camino hacia Tierra Santa en 1096, las dos comunidades judías decidieron unirse y se trasladaron a los terrenos al norte de la Ciudad Vieja, cerca del río, y rodearon su barrio con un muro, que los separaba y a la vez los protegía de sus no siempre cordiales vecinos cristianos.

A finales del siglo XIII, el rey Otakar II les concedió el estatuto de ciudad y el derecho a administrarla autónomamente. De ahí la existencia del Ayuntamiento Judío, que es uno de los edificios conservados en la actualidad.

La Ciudad Judía de Praga vivió su máximo esplendor durante el siglo XVI, sobre todo durante los años de gobierno del alcalde Mordechai Maisel, que era un excelente administrador y, además, un hombre rico, que contribuyó con su fortuna al desarrollo de su comunidad. La sinagoga Maisel fue construida  gracias a él y la principal calle que atraviesa la Ciudad Judía, la Maiselova, debe su nombre al rabino del siglo XVI.

Sinagoga Maisel

Figura representando al Golem, el souvenir más vendido en el Barrio Judío de Praga

En esa época, los médicos, astrónomos, matemáticos y otros sabios judíos eran consultados incluso por los reyes de Bohemia y solían vivir en el Castillo de Praga. En esa misma época vivió también el rabino Juda Löw Ben Bezalel quien, según dicen las leyendas, construyó el Golem, el monstruo de barro que cobraba vida gracias a unas palabras mágicas que sólo el rabino Löw conocía, y que defendió a los judíos de Praga de los ataques cristianos. Las figuritas que representan al Golem son uno de los souvenirs más vendidos en el Barrio Judío, porque la leyenda dice que si alguien te regala una (tienen que regalártela, no vale comprarla uno mismo), tu vida dará un giro positivo. Por otra parte, la tumba del rabino Löw es la más visitada en el Antiguo Cementerio Judío.

Paradójicamente, fue en esta época de esplendor cuando volvieron a producirse persecuciones de los judíos de Praga por parte de la población cristiana. Además, las condiciones en que vivían dentro de la Ciudad Judía, que ya tenía el carácter de ghetto separado del resto de la ciudad, eran especialmente difíciles, ya que mientras que la población iba en aumento, no recibían permiso para tomar nuevos terrenos fuera de los muros del Barrio Judío. Una muestra de ese problema, que se fue agravando con el paso de los siglos, es el Antiguo Cementerio Judío. El chocante espectáculo de las lápidas colocadas casi unas encima de otras (y existen varios niveles inferiores) se debe al hecho que no se quiso ceder a los judíos de Praga nuevas tierras para construir un nuevo cementerio, de manera que tenían que aprovechar el poco espacio de que disponían y, cuando éste ya no existía, cubrir las lápidas más antiguas y enterrar los cuerpos encima.

Antiguo Cementerio Judío

Pasados los años de esplendor que la comunidad judía de Praga vivió en el siglo XVI, sus miembros fueron apartados de la vida social, política y administrativa del resto de la ciudad. Sin embargo, los judíos de Praga fueron capaces de desarrollar una cultura riquísima que no se extinguió hasta que la tragedia del Holocausto nazi exterminó a la mayoría de los miembros de las comunidades judías del país.

A partir de 1850, el Barrio Judío de Praga pasó a llamarse Josefov, en honor al emperador Josef II, quien, con el Edicto de Tolerancia de 1781, había contribuido a mejorar notablemente las condiciones de vida de los judíos praguenses.

En 1848, se producen en Europa una serie de movimientos revolucionarios en contra de las monarquías absolutas. En el reino de Bohemia, habrá también levantamientos contra el emperador Francisco José. Una de las consecuencias de esta revolución fue positiva para los judíos: se les concedió derechos ciudadanos y políticos y el Barrio Judío se incorporó a la Ciudad Capital Real de Praga, que estaba integrada por la Ciudad Vieja, la Ciudad Nueva, la Malá Strana y la Ciudad del Castillo, como quinta “ciudad”.

Sin embargo, la vida dentro de la Ciudad Judía no era fácil. En el último tercio del siglo XIX llegó a tener casi 20.000 habitantes, se calcula que vivían 1820 habitantes por hectárea, la mayor densidad de población en Praga. El hacinamiento por falta de espacio, el deterioro de sus viviendas, eran el medio ideal para la propagación de enfermedades y epidemias. La tasa de mortalidad en el Josefov era un 50% más elevada que en el resto de los distritos de Praga. Por esta razón se decidió a llevar a cabo lo que se llamó Asanace, el Saneamiento, que consistió en demoler las murallas que separaban la Ciudad Judía de la Ciudad Vieja, así como la mayoría de sus edificios, tanto viviendas particulares como edificios religiosos. El Saneamiento tuvo lugar entre 1896 y 1913 y sólo se conservaron los edificios considerados históricos y que hoy forman parte del Museo Judío de Praga: cinco sinagogas (la Sinagoga Vieja-Nueva, la Sinagoga Maisel, la Sinagoga Alta, la Sinagoga Pinkas, la Sinagoga Klaus y la Sinagoga Española), el antiguo Ayuntamiento Judío, el Antiguo Cementerio Judío y su Casa de Ceremonias.

Existe en Praga una séptima sinagoga, la Sinagoga del Jubileo (Synagoga Jubilejní), cuyo nombre se debe a que fue construida con motivo del jubileo de los 50 años en el trono del emperador Francisco José II, también conocida como Sinagoga de Jerusalen porque se encuentra en la calle Jeruzalemská., en la Ciudad Nueva Fue diseñada en estilo pseudogótico, con elementos art nouveau y moriscos por Wilhem Styasny entre 1906 y 1907. Esta sinagoga no se considera perteneciente al conjunto de sinagogas de la antigua Ciudad Judía.

Sinagoga del Jubileo

Actualmente resulta muy difícil imaginar cómo sería la Ciudad Judía antes del Saneamiento. Hay quien dice que la demolición de prácticamente la totalidad del antiguo ghetto escondía intenciones de especulación inmobiliaria (hay cosas que no cambian…), lo cierto es que viendo estas fotografías de finales del siglo XIX y principios del XX (1), es bastante evidente que las condiciones de vida y de salubridad en el Josefov debían ser deplorables.

Alrededores de la Sinagoga Vieja-Nueva. Edificios renacentistas y barrocos demolidos entre 1900 y 1903

Calle Šmilesova

Edificios de la calle Cervená en 1900, antes de su demolición

Calle Cervená. A la izquierda, la Sinagoga Vieja-Nueva y a la derecha, la Sinagoga Alta. Los edificios frontales fueron demolidos

Delante de la Sinagoga Vieja-Nueva (1902), antes del Saneamiento

Casa del siglo XVIII, que fue demolida

Deterioro de las viviendas en el Barrio Judío

Casa llamada "De la Justicia" demolida en 1910

La calle Maisel en 1896

Viviendas delante de la Sinagoga Española y la Iglesia del Espíritu Santo que fueron demolidas entre 1912 y 1914

Patio de vecinos en la calle Josefská, que muestra las condiciones de vida insalubres y el hacinamiento en el Barrio Judío

Con la ocupación nazi de Checoslovaquia, llegaron las persecuciones la deportación a los campos de exterminio de los ciudadanos judíos de este país. La historia de la comunidad judía de Praga, como la del resto de judíos europeos podría haber caído en el olvido. Pero fue el mismo Hitler quien decidió que sería Praga la sede de un futuro Museo de una raza extinguida y empezó a trasladar a la ciudad todos los objetos de culto religioso, así como aquellos relacionados con la cultura del pueblo que soñaba con borrar de la faz de la tierra. Durante las confiscaciones que realizaban los SS a lo largo y ancho de la Europa ocupada por los nazis, se trasladaban a Praga todos los objetos que encontraban, biern en las viviendas, bien en los equipajes que preparaban cuando se les ordenaba que subieran a los trenes que debían conducirlos «al Este», pero que los llevaban hasta el trabajo esclavo o directamente a las cámaras de gas. Esta colección, repartida sobre todo entre las sinagogas Alta y Maisel, nos permite conocer actualmente cómo era la vida religiosa y cultural de los judíos antes del Holocausto.

De la Plaza de la Ciudad Vieja al Barrio Judío la calle Pařižská

La calle Pařižská. A la izquierda, la Iglesia de San Nicolás de la Ciudad Vieja

La calle Pařižská es una de las más elegantes y suntuosas de Praga, construida a finales del siglo XIX en estilo jugendstil vienés, que sería el equivalente al art nouveau francés o Modernisme catalán. Su construcción fue resultado del Saneamiento, cuando se derribaron las murallas y la mayoría de edificios de la antigua Ciudad Judía de Praga. Esta calle conecta la Ciudad Vieja con el río Vltava y parte por la mitad la zona en donde durante siglos se desarrolló la vida de la pujante comunidad judía de Praga. Pařižská es hoy una calle comercial y animada, por donde transitan los coches de caballos que salen de la Plaza de la Ciudad Vieja y dan un paseo a los turistas más caprichosos… ¡o más exhibicionistas!

Aunque hay varias opciones para llegar al Barrio Judío desde Pařižská, y aunque la opción que os aconsejo parezca, de entrada, la menos «racional», os aconsejo que sigáis la calle casi en la totalidad de su extensión, porque merece la pena disfrutar de sus edificios, de su animación y ¿por qué no? de sus escaparates. A medida que avancéis, llegará un momento en que a vuestra izquierda aparecerá la fachada trasera de la Sinagoga Vieja-Nueva (Staronová Synagoga). Es inconfundible. Bajad por la calle Cervená y saldréis a la calle Maiselova: habréis llegado al corazón del Barrio Judío de Praga, conocido también como Josefov.

La visita al Barrio Judío

Desde la calle Pařižská bajaréis por una callejuela estrecja, la calle Červená. A vuestra izquierda os quedará la Sinagoga Alta y a vuestra derecha, la entrada principal de la Sinagoga Vieja-Nueva. Estaréis en la calle Maiselova. Para sacar las entradas que os permiten visitar los monumentos del Barrio Judío, hay que dirigirse hacia las taquillas que están entre la Sinagoga Klaus y la Casa de Ceremonias, al lado del recinto del Antiguo Cementerio Judío. Para más información, consultad la página correspondiente del Museo Judío de Praga en español. Como veréis, el horario de visitas en verano es de 9h a 18h y en invierno, de 9h a 16h, ecepto los Sábados y festividades judías. para poder acceder a la visita completa, hay que comprar dos entradas:

1. La que da acceso a la visita a todos los monumentos del Museo Judío de Praga (Sinagoga Maisel, Sinagoga Klaus, Sinagoga Pinkas, Casa de Ceremonias, Antiguo Cementerio Judío y Sinagoga española) y que cuesta 300 coronas (unos 11,50€ ) para los adultos y 200 coronas (7,60€ )para los niños de 6 a 16 años y los estudiantes (se tiene que aportar el carnet universitario o cualquier otro que acredite como tal). Los niños menores de 6 años no pagan.

2. La que permite la visita a la Sinagoga Vieja-Nueva, que incluye también la entrada a la Sinagoga del Jubileo o de Jerusalén (sólo de Abril a Octubre, de 13h a 17h). Esta entrada cuesta 200 coronas (7,60€) para los adultos y 140 coronas (5,40€) para niños de 6 a 16 años y estudiantes. Los niños menores de 6 años entran gratis.

3. Existe la opción de comprar una sola entrada completa, con un descuento de 20 coronas: 480 coronas para los adultos y 320 coronas para niños de 6 a 16 años y estudiantes.

Mi recomendación: comprad la entrada completa. Por una parte, no podéis dejar de ver el Antiguo Cementerio Judío. Esto ja justifica la compra de la primera entrada. Y tampoco os podéis perder la Sinagoga Vieja-Nueva, por lo que habría que comprar la segunda. Pensad que se trata de la sinagoga más antigua de Europa, después de que la sinagoga de Worms, en Alemania, fuera destruida por los nazis. Es el único ejemplo de sinagoga construida según los cánones de la arquitectura gótica. Además, no es habitual que los turistas puedan tener acceso a sinagogas abiertas al culto. Sí, realmente es una visita cara si la comparamos, por ejemplo, con lo que cuesta la entrada al Recinto del Castillo de Praga. Pero pensad que aquí se esconden conflictos de intereses entre el Museo Judío y la Comunidad Judía, subvenciones que se piden  y se deniegan… Además, los precios que se pagan en otros países europeos por acceder a monumentos de importancia similar son más o menos los mismos: por ejemplo, 9,50 libras esterlinas =(11, 50€), para entrar en la Catedral de Saint Paul de Londres; o 7€ por subir a las torres de Nôtre Dame de París. Así que ¡no tengáis tentaciones de dejar correr la visita!

La existencia de dos entradas separadas se debe, como indica la página del Museo Judío de Praga, al hecho que la Sinagoga Vieja-Nueva, como está abierta al culto, cae bajo la jurisdicción de la Comunidad Judía de Praga, que es la responsable del mantenimiento y conservación de este monumento del siglo XIII y que cuenta con sus propios recursos para hacerlo.

La página del Museo Judío advierte que sólo es posible tomar fotografías en el Cementerio Judío, pagando un suplemento de 50 coronas. Personalmente, he tomado fotos en el interior de la Sinagoga Vieja-Nueva y nunca ha pasado nada… Aunque puede ser que en los últimos años se hayan vuelto más estrictos. Evidentemente, pagad el suplemento para fotos del Cementerio.

Un consejo acerca de la compra de entradas: no sé si actualmente funciona así y se ha decidido centralizar la venta de las entradas en un mismo punto, pero hasta hace poco se podían comprar en cualquiera de las sinagogas, con lo cual se evitaban las colas que se forman siempre en las taquillas al lado del Antiguo Cementerio. Haced el intento porque os ahorraréis mucho tiempo y no tendréis que poner a prueba vuestra paciencia.

La Sinagoga Vieja-Nueva (Staronová Synagoga)

Sinagoga Vieja-Nueva

Para entrar en la Sinagoga Vieja-Nueva los hombres tienen que llevar la cabeza cubierta. Estrictamente, una simple gorra serviría, aunque por respesto, se les exige que lleven la kippá judía. Con la entrada, proporcionan una kipá de cartón blando, que además sirve de souvenir. Ponerse esta kipá (sí, es verdad, los hombres quedan un poco ridículos con ellas…) hay más que suficiente. Y digo esto porque a veces, justo antes de entrar, hay algún viejecito que alquila kipás de tela. Si queréis hacer la obra de caridad del día (suelen ser ancianos judíos con pocos recursos), podéis “alquilar” la kipá. Pero si no, ya os digo, con la que os darán con la entrada hay más que suficiente para cumplir el precepto de llevar la cabeza cubierta en una sinagoga abierta al culto. Las mujeres, por supuesto, no deben cubrirse en una sinagoga.

La visita a la Sinagoga Vieja-Nueva es muy interesante, ya que es la sinagoga más antigua de Europa (data de 1270), después de que la sinagoga de Worms fuera incendiada durante el nazismo.

Está construida en estilo gótico primitivo. De su exterior, lo que más os sorprenderá son los dos frontones de ladrillo, que datan del siglo XV, y el tímpano que remata la entrada, con figuras de uvas y hojas. Cuando entréis, antes de acceder al interior propiamente dicho, pasaréis por una especie de porche, que en sus orígenes era un oratorio y que después sirvió de galería para las mujeres (en las sinagogas, sobre todo en las de observancia ortodoxa, las mujeres se sientan separadas de los hombres). Observad las bóvedas ojivales del techo, ya que son preciosas, únicas en la arquitectura centroeuropea.

Es destacable la reja que separa el tabernáculo donde se encuentran los rollos de la Torá (el aron haKosdesh) tapados por una cortina. El hecho de que exista una cortina (con la corona símbolo de la Torá) significa que la sinagoga se utiliza para el culto.

Interior de la Sinagoga Vieja-Nueva. Aron haKodesh donde se guarda la Torá, cubierto por la cortina ceremonia y rodeado por la reja

También se puede contemplar la silla donde se sentaba el Rabino Löw, al que las leyendas atribuyen la creación del mítico Golem, rematada por una estrella de David.

Silla del Rabino Löw, del siglo XVI

Otro elemento que llama la atención es el estandarte de la comunidad judía. Este estandarte lo consiguieron los judíos de Praga como premio por haber ayudado en la defensa de la ciudad contra el ataque de las tropas suecas en el siglo XVII. No os perdáis los candelabros y lámparas que hay en toda la sinagoga, sobre todo en la nave derecha.

Después de la visita a la Sinagoga Vieja-Nueva, lo más aconsejable es visitar el Antiguo Cementerio Judío y después podréis el tiempo que querais dedicar al resto de sinagogas.

El Antiguo Cementerio Judío

Entrar en el recinto del Antiguo Cementerio Judío de Praga es como retroceder en los siglos. Y como otros muchos, pienso que en ese lugar hay algo mágico. Cuando se pasea por entre las lápidas centenarias al caer la tarde, es inevitable sentir la presencia de todas esas almas que reposan bajo nuestros pies. No es una sensación tétrica, al contrario, se respira muchísima paz, siempre y cuando no estemos acompañados de decenas de turistas más interesados en tomar fotos que en observar los curiosos detalles de las lápidas.

Lápidas del Antiguo Cementerio Judío de Praga

Aunque no se sabe la fecha precisa, lo más probable es que fuera fundado durante el primer tercio del siglo XV, ya que la tumba más antigua, la del Rabino Avigdor Kara, data de 1439. Hay opiniones que datan la apertura del cementerio en 1478 y opinan que las lápidas más antiguas fueron traidas de otro cementerio anterior ya desaparecido.

Tumba de Avigdor Kara (1439), la más antigua del Cementerio Judío de Praga

Durante más de 300 años fue el único lugar donde los judíos de Praga podían enterrar a sus muertos. La falta de espacio la suplieron enterrando los cuerpos unos encima de los otros. Actualmente se pueden contemplar unas 20.000 lápidas, que son las que se encuentran en la superficie. Pero se calcula que en niveles inferiores hay unas 100.000 personas, repartidas en unos 12 niveles. El último entierro que se llevó a cabo en este cementerio se celebró en 1787.

Observaréis que muchas de las lápidas están decoradas con símbolos que hacen referencia a la familia a la que pertenecía el difunto, a su oficio o condición. Por ejemplo, algunas están decoradas con racimos de uvas (las uvas significan “abundancia”, lo cual quiere decir que el muerto era una persona rica); otros unas tijeras, que quiere decir que el difunto era sastre. Las lápidas en donde hay grabadas un león significa que la persona que está enterrada pertenecía a la tribu de Judá.

La tumba más famosa del cementerio es la del Rabino Löw, que murió en 1609. Fue un personaje muy famoso en su época, incluso era muy respetado por el emperador por su sabiduría. La leyenda dice que fue el creador del Golem, el monstruo hecho de barro que protegía a la comunidad judía de los continuos ataques cristianos. El Rabino Löw tenía fama de taumaturgo y de poder obrar milagros. También se dice que concede los deseos que se le piden. Su tumba está cerca de la entrada del cementerio, pegada al camino y en la pared que hay delante una placa indica de quién es la tumba. Además, no pasa desapercibida, no sólo por sus dimensiones, sino porque está llena de papelitos y piedras. Veréis que la gente deja sobre la tumba los papelitos con sus deseos escritos, esperando que el santo rabino se los conceda. Después, se colocan algunas piedrecitas. Los judíos, en lugar de flores, ponen piedras en las tumbas, en recuerdo de los 40 años que el pueblo de Israel anduvo por el desierto hasta llegar a la Tierra Prometida. Las piedras servían para señalizar el lugar donde iban enterrando a los que murieron durante el éxodo por el desierto.

Tumba del Rabino Löw

Probablemente la tumba más bonita del cementerio sea la de Hendele Bassevi, la esposa del primer judío de Praga que consiguió un título de nobleza, y que data de 1628. Se encuentra entrando en el recinto, pasando por detrás de la Casa de Ceremonias, delante de una torre con la cúpula de color verde que pertenece al Museo de Artes Decorativas. La tumba de Hendele Bassevi se reconoce porque está coronada por la figura de un león, símbolo de la tribu de Judá. Está muy cerca de la tumba del Rabino Löw.

Tumba de Hendele Bassevi

Otra tumba importante es la de Mordechai Maisel, el alcalde de la Ciudad Judía y constructor de la Sinagoga Maisel, que murió en 1601. La tumba queda delante del muro que da al Museo de Artes Decorativas, a la izquierda de las tumbas de Hendele Bassevi y del Rabino Löw.

Tumba de Mordechai Maisel

La Sinagoga Pinkas


Sinagoga Pinkas

Al fondo del cementerio se encuentra la Sinagoga Pinkas, que es la segunda más antigua de Praga. El primer edificio databa del siglo XI y en 1535, en unos terrenos propiedad del Rabino Pinkas, la familia Horowitz construyó la sinagoga en un estilo gótico tardío. La sinagoga ha sido reconstruida varias veces a lo largo de los siglos. Después de la Segunda Guerra Mundial, la sinagoga se convirtió en un Monumento a los judíos de Bohemia y Moravia asesinados por los nazis. El centro del edificio es una sola de estilo gótico, con las paredes cubiertas con los nombres y la procedencia de los más de 80.000 judíos checos  y moravos deportados al campo de Terezín durante la ocupación nazi. Aparte, resulta interesante contemplar su mikbá o baño ritual, así como la galería para las mujeres. En el primer piso se encuentra la exposición permanente Dibujos de los niños de Terezín, que muestran la visión que los más de 10.000 niños menores de 15 años tenían de su vida en el campo. 8.000 de estos niños fueron enviados finalmente a campos de exterminio en Polonia y, por diferentes circunstancias, 242 lograron sobrevivir. La exposición de la Sinagoga Pinkas es sólo una muestra de los 4.000 dibujos que constituyen la colección propiedad del Museo Judío de Praga.

Memorial de las víctimas del nazismo en la Sinagoga Pinkas

La Casa de Ceremonias

Junto al Antiguo Cementerio se encuentra la Casa de Ceremonias. Es un edificio de estilo neorománico  construido entre 1911, en el mismo lugar donde se levantaba la Hebrá Kadishá, la Sala Ceremonial de la Sociedad Funeraria Judía de Praga, fundada en 1564. Todas las comunidades judías tienen su sociedad que se encarga de los entierros de sus miembros. En la Casa de Ceremonias se encuentran diferentes exposiciones.

Casa de Ceremonias

La Sinagoga Klaus

Sinagoga Klaus

Saliendo del cementerio, a mano derecha, encontramos la Sinagoga Klaus, que fue construida a finales del siglo XVII, siendo renovada en 1884. Esta sinagoga lleva el nombre de Klausova (Klaus), porque antes de 1689, cuando tuvo lugar un incendio, este lugar estaba ocupado por pequeñas escuelas judías que recibían el nombre de klausen, y estaban dirigidas por el Rabino Löw. En la sinagoga se guarda una colección de manuscritos y grabados hebreos, así como una exposición sobre la historia de la comunidad judía de Praga desde la Edad Media, que pertenece a la colección del Museo Judío. Esta colección permite conocer cómo era la vida cotidiana en el antiguo ghetto. Por lo que respecta al edificio, fijaos en la bóveda de cañón y sus decoraciones de estuco, de estilo barroco.

Desde el cementerio, volved a la calle Maiselova (la calle donde da la fachada principal de la Sinagoga Vieja-Nueva). Desde delante de la sinagoga, podréis contemplar el edificio del antiguo Ayuntamiento Judío, con su reloj de caracteres hebreos, las manillas del cual giran al revés.

Reloj del Ayuntamiento Judío

La Sinagoga española

Esta sinagoga está un poco apartada del resto de edificios del Barrio Judío. Desde el Antiguo Ayuntamiento Judío tenéis que tomar la calle Siroká. Cruzaréis la calle Pařižská (por la que habéis llegado al Barrio Judío) hasta llegar a la calle Dušní, que queda perpendicular a Siroká. La Sinagoga española queda en la esquina, a la izquierda.

Durante 20 años, la Sinagoga española estuvo cerrada al público y se utilizaba como depósito de objetos del Museo Judío. Afortunadamente, después de un periodo de acondicionamiento, volvió a abrirse al público en 1999.

La Sinagoga española fue construida a principios del siglo XVI por judíos españoles expulsados de España en el año 1492 y en ella se reunían los judíos de origen sefardita. Ocupa la ubicación de una antigua sinagoga del siglo XII, llamada la Vieja Escuela. A lo largo de su historia, la sinagoga sufrió varios incendios, por lo que tuvo que ser restaurada, la última de ellas en 1836, cuando se convirtió en la sede de la Comunidad Judía Reformista. Por eso hay un órgano en su interior, ya que los judíos reformados usan este instrumento en su liturgia.

Se construyó imitando el estilo morisco. Su planta es cuadrada con una preciosa cúpula central y tres galerías. El interior está decorado con arabescos en las paredes, puertas, galerías y estucos, y con unas vitrinas de colores magníficas.

En la sinagoga se continúa la exposición sobre la vida de cotidiana de los judíos que tiene su primera parte en la Sinagoga Klaus y es bastante habitual que en su interior se celebren conciertos.

Sinagoga española

Interior de la Sinagoga española

Al lado de la Sinagoga española podréis contemplar la estatua dedicada a Franz Kafka.

La Sinagoga Alta

Desde la Sinagoga Española, tendréis que deshacer camino y regresar a la calle Maiselova. Delante de la entrada de la Sinagoga Vieja-Nueva podréis ver la Sinagoga Alta o Sinagoga Vysoká. Se le llama “Alta”, porque el atril para leer la Torá se encuentra en lo alto de unas escaleras. Durante muchos años, en esta sinagoga se ha exhibido una parte de la colección del Museo Judío, objetos que datan de los siglos XVI al XIX, básicamente mantos ceremoniales, cortinas para cubrir la Torá, rollos de la Torá, Coronas (que son el símbolo de la Torá), objetos decorativos, etc.  Hasta hace apenas unos años, se podía visitar esta colección en la Sinagoga Alta, aunque actualmente, la página del Museo Judío no la incluye en sus entradas.

La Sinagoga Maisel

Desde la Sinagoga Alta, en dirección contraria a la Sinagoga Vieja-Nueva, es decir, en dirección a Malé Náměstí, encontraréis el edificio de la Sinagoga Maisel, un edificio neogótico, fácilmente identificable, con un jardincito delante separado de la calle por unas rejas. Fue construida en el siglo XVI por Mordechai Maisel, alcalde de la Ciudad Judía de Praga i prestamista del mismísimo emperador Rodolfo II de Habsburgo. El edificio actual es producto de una reconstrucción de principios del siglo XX. Desde los años 60 alberga una muy buena colección de objetos ornamentales y de culto de plata y orfebrería: coronas de la Torá, punteros para seguir la lectura en los rollos de la Torá, escudos decorativos, lámparas, candelabros… Todos estos objetos fueron recogidos por los SS nazis en los diferentes ghettos europeos de Europa central y del Este para el Museo de una Raza Extinguida que planeaba crear en Praga.

Aunque en Praga existe otra Sinagoga, la del Jubileo o Jerusalén, no forma parte de los edificios considerados históricos de la antigua Ciudad Judía de Praga.

¿Dónde comer?

Rugantino:una pizzeria en la calle Dušní, muy cerca de la Sinagoga española

U Golema: restaurante en la calle Maiselova.

Mikulka’s Pizzeria: en la calle Beneditská, cerca de la Plaza de la Ciudad Vieja

Otras opciones

HACIA EL PUENTE DE CARLOS

La calle Karlova

Casa del Pozo dorado en la calle Karlova

Desde la Plaza de la Ciudad Vieja, la calle Karlova nos llevará, siguiendo el antiguo trazado medieval, hasta una de las joyas arquitectónicas de Praga: el Puente de Carlos (Karluv Most). Esta calle, que lleva su nombre en homenaje a uno de los soberanos más importantes del Reino de Bohemia, el emperador Carlos IV, siempre está llena de gente que camina en ambas direcciones (o hacia el Puente o hacia la Plaza de la Ciudad Vieja), por lo que es fácil que pasen por alto los edificios que la flanquean, de estilo renacentista y barroco en su mayoría. Muchos de ellos se han convertido en tiendas, especializadas la mayoría en cristal de Bohemia (a precios escandalosamente turísticos), hoteles  o restaurantes.

Saliendo de la Plaza de la Ciudad Vieja, en la confluencia de las calles Karlova y Seminarská se encuentra la Casa del Pozo Dorado (U Zlaté Studny), un edificio renacentista del siglo XVI, al que se añadieron elementos decorativos barrocos y que hoy alberga un hotel. Destaca su fachada decorada con las imágenes de San Sebastián y San Roque, los patrones contra la peste. Es probable que estas figuras se añadieran a  partir de 1714, año en que Praga sufrió una terrible epidemia de peste. El sótano, en donde hay un restaurante, todavía conserva la arquitectura gótica de la casa sobre la que se construyó la edificación renacentista.

Siguiendo por la calle Karlova, la siguiente calle que la cruza es Husová. Justo en la intersección de las dos calles se encuentra la portalada del Palacio Clam-Gallas. La reconoceréis por las esculturas de dos colosos que flanquean la puerta.

Palacio Clam-Gallas en la calle Husová

Caminando por la calle Karlova, el Palacio Clam-Gallas queda a la derecha. Si queréis explorar los alrededores, podéis desviaros un momento y tomar la calle Husová, pasando por delante del Palacio Clam-Gallas, y llegaréis a la Plaza Marianské (Mariánské náměstí). En esta plaza encontréis los edificios de la Biblioteca Municipal Central y el Nuevo Ayuntamiento de Praga, una muestra de estilo art nouveau de finales del siglo XIX. A la derecha de la plaza hay una estatua del Rabino Löw.

Nuevo Ayuntamiento de Praga en la Plaza Marianské

Deshaced camino como si regresárais a la calle Karlova, volved a pasar por delante del Palacio Clam-Gallas y llegaréis a la Iglesia de San Gilles (Kostel sv Jilji). Dejad atrás la iglesia, girad a la derecha y encontraréis la Plaza de Belén (Betlémské náměstí) donde se levanta la Capilla de Belén. El edificio es una reproducción del templo original del siglo XV en el cual Jan Hus empezó a predicar su reforma religiosa. Se puede visitar su interior, que muestra la decoración fría y austera de las primeras iglesias protestantes.

Capilla de Belén

Desde la Plaza de Belén, para volver a la calle Karlova hay que tomar la calle Liliová. La segunda calle que cruza a la derecha es Rětězová. En ella se encuentra la Casa de los señores de Kunštat y de Poděbrady. En ella vivió Jorge de Poděbrady, el primer rey husita de Bohemia, antes de subir al trono. Está abierta al público y es uno de los edificios románicos mejor conservados de Praga, con dos estancias con bóvedas y columnas románicas, que se hallan situadas prácticamente al nivel original de la ciudad antigua. En su interior hay una exposición sobre la persona del rey husita, que a finales del siglo XV consiguió que el reino de Bohemia viviera un periodo de paz después de años de luchas internas a causa  de los enfrentamientos religiosos.

De vuelta a la calle Liliová, justo en la intersección de ésta con Karlova, se encuentra la Casa de la serpiente dorada (Dum U zlatého hada), edificio originalmente gótico y después reconstruido en estilo renacentista. Allí se instaló, en 1708, el primer café de Praga, propiedad de Deodatus Damayan.

Casa de la serpiente dorada

En la calle Karlova, justo también a la altura con Liliová, encontramos la fachada del enorme omplejo de edificios que forman el Klementinum, el antiguo Colegio Mayor de los jesuitas. En el siglo XI existía allí una capilla llamada Capilla de San Clemente, de la cual deriva su nombre. En el siglo XIII, cerca de la ublicación de la antigua capilla, la orden de los Dominicos fundó un convento. En 1555 los jesuitas llegan al Reino de Bohemia con la misión de reimplantar la fe católica después de las luchas internas por motivos religiosos. Compraron los terrenos en donde siglos atrás se levantaban la capilla y el convento dominico, así como otras tierras adyacentes y empezaron a construir el que sería el bastión de la fe católica en Praga, además de un importantísimo centro intelectual que llegó incluso a rivalizar con el Carolinum. Entre los siglos XVI y XVIII se fueron construyendo nuevos edificios, entre ellos la Iglesia de San Clemente (que tomó el nombre de la antigua capilla), la iglesia de San Salvador, cuya fachada podemos contemplar cuando dejamos atrás la calle Karlova y entramos en la Plaza de los Caballeros de la Cruz, el Colegio Jesuita, la Biblioteca y la Torre astronómica. En la construcción del Klementinum, que duró desde 1578 hasta 1726, participaron arquitectos y artistas de la importancia de Carlo y Francesco Lurago, Giovanni Orsi, Pavel Ignac Bayer o el gran Kirian Ignac Dientzenhofer.

El Klementinum

Se puede acceder al interior del Klementinum en visita guiada, aunque éstas, si no han cambiado últimamente, sólo se hacían en checo y en inglés.

En la calle Karlova se encuentran también dos edificios a tener en cuenta: en el número 4 se halla la casa en donde visió entre 1607 y 1612 el famoso astrónomo Johannes Kepler. En el número 2, en la esquina con el Muelle Smetana (Smetanovo nabřeži), se encuentra el Palacio Colloredo-Mansfeld, construido en 1730 en estilo barroco, destacable sobre todo por su portalada. Pueden visitarse algunas de sus estancias, ya que en una de ellas hay instalado un Museu de la Tortura, que recoge muestras de supuestos instrumentos de tortura medievales, con prolijas y desagradables explicaciones de su uso.

En este último tramo de la calle Karlova ya se vislumbra la Torre de la Ciudad Vieja del Puente de Carlos y la aglomeración de turistas que espera para cruzar al otro lado de la carretera (con tráfico bastante denso de coches y tranvías), para llegar al pie de la Torre y empezar el clásico recorrido del Puente que ningún turista en Praga deja de realizar y seguro que más de una vez.

Último tramo de la calle Karlova en dirección al Puente de Carlos

Hacia el Puente de Carlos cruzando la Křižovnická

A la derecha de la Torre de la Ciudad Vieja del Puente de Carlos encontraréis la Plaza de los Caballeros de la Cruz (Křižovnické náměstí), que debe su nombre a la orden religiosa y militar homónima que en el siglo XIII fundó la princesa checa Inés Premislita, que llegaría a convertirse en Santa Inés de Bohemia. En la plaza podemos visitar la Iglesia de San Francisco Serafín construida en el siglo XVII en estilo barroco por Jean Baptiste Mathey, sobre la Iglesia del Espíritu Santo, gótica, de la cual se conservan numerosos elementos. La reconoceréis por su gran cúpula y por las majestuosas estatuas que rematan su balcón. Por lo que respecta al interior, sólo por contemplar las pinturas de la cúpula vale la pena entrar. Otros elementos góticos conservados son una Virgen y una pila bautismal del siglo XV.

Al lado de la iglesia de San Francisco puede contemplarse la estatua de Carlos IV, rey de Bohemia y emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico, fundador del Carolinum y durante el reinado del cual se construyó el famoso puente que lleva su nombre.

El Puente de Carlos (Karluv Most)


El Puente de Carlos, de estilo gótico, se construyó en 1357, en el lugar que había ocupado un antiguo puente, llamado Puente Judit. Este puente románico quedo destrozado por una crecida del río Vltava en 1342 , y Carlos IV, el soberano que reinaba en aquellos momentos, decidió que el próximo puente que cruzara el río tenía que resistir las fuerzas de la naturaleza. Y así fue, porque el Puente de Carlos es una verdadera joya de la ingenieria y que a pesar de su antiguedad, casi 700 años, ha resistido inundaciones y crecidas, las últimas, las que se produjeron en 2002, que llegaron a inundar gran parte del centro histórico de la ciudad.

El Puente de Carlos une la Ciudad Vieja con la Malá Strana y a ambos extremos se levantan torres a las que se puede subir y disfrutar de unas vistas impresionantes. Desde la Torre del lado de la Ciudad Vieja, la vista es hermosísima: por una lado, el Puente rematado al final por las Torres de la Malá Strana y la cúpula de la Iglesia de San Nicolás. Ligeramente a la derecha, la colina del Hradčany, con el Castillo y las torres de la catedral de San Vito. A ambos lados, el río Vltava y sus puentes. En el lado opuesto, la Plaza de los Caballeros de la Cruz, el Klementinum y la Iglesia de San Francisco.

La Torre del Puente Carlos del lado de la Ciudad Vieja

Vista del Puente de Carlos desde la Torre del lado de la Ciudad Vieja

En el momento de su construcción, el Puente de Carlos no estaba adornado por las estatuas que, a lado y lado, flanquean a los visitantes que lo cruzan y que lo han hecho mundialmente famoso. La estatua más antigua, la que representa a San Juan Nepomuceno, es de 1683, y la más reciente, el grupo escultórico de los santos Cirilo y Metodio, evangelizadores de Bohemia, fue esculpido por Karel Dvorák entre 1928 y 1937. Las estatuas que se pueden conservar en la actualidad son réplicas, ya que las originales no se exponen por motivos de seguridad y conservación y se conservan en el llamado Lapidarium.

El puente finaliza en la orilla opuesta del Vltava, en la Malá Strana, con dos torres: la más alta, que también es un mirador, fue construida en el siglo XV durante el reinado de Jorge de Poděbrady. La más pequeña pertenecía al Puente Judit.

Torres del Puente de Carlos en la Malá Strana

Músicos en el Puente de Carlos

El Puente siempre está lleno de visitantes que lo cruzan en uno u otro sentido. Además, podemos encontrarnos con músicos, mimos, pintores, marionetistas, cantantes… Es toda una experiencia mezclarse con toda esa gente, que ya de por si son un espectáculo, dejarse llevar por el bullicio, distraerse, despistarse, tomar fotos, oír música… Pero si queremos realmente disfrutar de un paseo por el Puente, para disfrutar de verdad con las vistas y con su decoración escultórica, hay que hacer un sacrificio y llegar allí temprano (este es un consejo sólo válido en verano, por supuesto), antes de las 9 de la mañana. La luz es ideal y es uno de los pocos momentos en que se pueden tomar fotos sin que apenas aparezca gente cruzando por delante de nuestro objetivo.

Estatuas en el Puente

Aunque muchos de los visitantes de Praga pasean por el Puente (o no pasean, sencillamente pasan por él) sin prestar demasiada atención a las estatuas que lo decoran, más allá de hacer las fotos de rigor, detenerse para contemplarlas y saber a quién representan o si hay alguna leyenda acerca de ellas es la mejor manera de disfrutar de ese paseo, además de las vistas, los músicos y el bullicio del resto de turistas. Cualquier buena guía de Praga os dará la información necesaria sobre las estatuas del Puente, pero recomendaría dedicar unos minutos a las siguientes (partiendo desde el lado de la Ciudad Vieja):

Primer grupo escultórico, a la derecha: La Virgen y San Bernardo, obra de Matěj Václav Jäckel ( 1709)

Primer grupo escultórico, a la izquierda: San Ivo, obra de Matyás Braun (1711)

Segundo grupo escultórico, a la izquierda, La Virgen con los santos Domingo y Tomás, obra de Matej Václav Jäckel (1708)

Tercer grupo escultórico a la izquierda: La Cruxifixión, obra anónima, empezada en 1681 y terminada en 1861.  La estatua de Cristo lleva escrito en hebreo «Santo, Santo, Santo es el Señor» y según la leyenda, fue un judío quien tuvo que costear su construcción para expiar una blasfemia.

Crucifixión

Tercer grupo escultórico a la derecha: Piedad, obra de Emmanuel Max (1858)

Pietà

Séptimo grupo escultórico a la izquierda: San Francisco de Borja, obra de Ferdinand Maximilian Borkoff (1710)

Séptimo grupo escultórico a la derecha: Santos Wenceslao, Norberto y Segismundo, obra de Josef Max (1853)

Octavo grupo escultórico a la izquierda: Santa Ludmila, obra de Matyás Braun (1730)

Octavo grupo escultórico a la derecha: San Juan Nepomuceno, obra de Jan Brokoff (1683). Dice la leyenda que el santo era confesor del rey Wenceslao IV y que éste le exigió que le revelara una confesión que le había hecho su esposa la reina. Juan Nepomuceno, por supuesto, se negó a romper el secreto de confesión y el rey mandó arrojarlo al río desde el Puente en 1393.  El lugar desde donde parece que fue lanzado a las aguas del Vltava está señalado por una cruz arzobispal de latón colocada en la barandilla y por lo visto, Juan Nepomuceno sobrevivió. Por eso la leyenda dice que si se toca la cruz de manera que cada uno de los dedos toque una estrella, da suerte. La estatua tiene un bajorelieve en el que se narra precisamente esta leyenda.

San Juan Nepomuceno

Noveno grupo escultórico a la derecha: San Antonio de Padua, obra de Jan Oldrich Mayer (1707)

Noveno grupo escultórico a la izquierda: San Francisco Seráfico, obra de Emmanuel Max (1855)

Décimo grupo escultórico a la derecha: San Judas Tadeo, obra de Jeroným Bedřich Kohl (1708)

Décimo grupo escultórico a la izquierda: San Vicente Ferrer y San Procopio, obra de Ferdinand Brokoff (1712)

Detras de estas estatuas, casi escondido detrás de la barandilla, hay la estatua, más pequeña que el resto, de un caballero con espada. Es el caballero Bruncvík, de quien dice la leyenda que se fue por el mundo a buscar un león vivo para colocar en su escudo. Durante uno de sus viajes, el caballero recibió una espada mágica, que cortaba ella sola la cabeza de los enemigos.Sigue la leyenda que esta espada está emparedada en el Puente de Carlos para que pueda servir a San Wenceslao, el patrón de Bohemia, el día que Bruncvík regrese con los caballeros de la Orden de Blanik para defender a la nación checa. Otras leyendas dicen que la estatua representa a Roldán, también hablan de una espada emparedada en el Puente y afirman que el día que alguien la encuentre y la separe de su escondrijo de piedra, el Puente de Carlos se derrumbará y empezará el fin del mundo. Desde luego, me gusta más la primera leyenda, es mucho menos apocalíptica.

Decimosegundo grupo escultórico a la izquierda: Santa Luitgarda, obra de Matyás Braun (1710).

Santa Lutgarda

Decimocuarto grupo escultórico a la izquierda: Santos Juan de Malta, Félix de Valois e Iván, obra de Ferdinand Brokoff (1714)

Santos Juan de Malta, Félix de Valois e Iván

Decimocuarto grupo escultórico a la derecha: San Vito, obra de Ferdinand Brokoff (1714)

San Vito

Decimoquinto grupo escultórico a la derecha: Santos Salvador, Cosme y Damián, obra de Jan Oldřich Mayer (1709)

Decimoquinto grupo escultórico a la izquierda: San Wenceslao, obra de Josef Böhm (1858)

Si pasamos por debajo del arco que sostienen las dos torres del Puente  habremos entrado, a través de la bulliciosa calle Mostecká (la calle del Puente), en el distrito de la Malá Strana (el Lado pequeño).

La isla de Kampa

A medida que se avanza por el Puente de Carlos en dirección a la Malá Strana, a nadie se le escapa la vista de las bonitas vistas del barrio de Kampa, con sus pintorescas casas, sus jardines, canales y molinos. Hasta 1905, Kampa sólo era un islote fluvial, ya que el Čertovka, afluente del Vltava, lo separaba completamente de la orilla. Hoy en día es una isla artificial separada de la Malá Strana por el canal por donde discurre el Certovka. El Puente de Carlos la atraviesa por la parte norte y para acceder a la isla, basta con descender directamente por las escaleras laterales del Puente, que se encuentran detrás de la estatua de Santa Lutgarda, y llegaremos a la calle principal, llamada Na Kampé.

Escaleras del Puente de Carlos que conducen a Kampa

Na Kampé

Jardines de Kampa

La isla de Kampa es un lugar donde todavía hoy los praguenses van pasear, a relajarse en sus jardines, a buscar precisamente una isla de tranquilidad. Para los turistas, es el lugar ideal para descansar de las agotadoras caminatas, sobre todo en verano. Hay pocas cosas más agradables que buscar una sombra bajo uno de los árboles centenarios de Kampa para reposar del calor y del ajetreo.  Las familias y las parejas de enamorados praguenses también acuden a la isla a partir de la primavera, para sentarse en sus bancos, o en la orilla del río para charlar, merendar o jugar con los patos que se acercan sin miedo a las personas. Existen varios pequeños hoteles y restaurantes donde comer o tomar una cerveza lejos de las aglomeraciones turísticas del resto de la ciudad.

Kampa se extiende desde el Puente de Carlos hasta el Puente de las Legiones (Most Legii). Desde la orilla del río se contempla una magnífica vista del Puente de Carlos y del Muelle Smetana.

El Puente de Carlos, el Muelle Smetana y el Teatro Nacional desde la isla de Kampa

Durante mucho tiempo la isla de Kampa fue el lugar preferido para vivir de músicos, pintores, escritores y artistas en general. En la Edad Media, los primeros habitantes de Kampa fueron  picapedreros, albañiles y  carpinteros. A partir de la construcción del Puente Carlos, los representantes de los diferentes oficios, a los que se añadieron también alfareros y toneleros, pudieron establceer sus talleres debajo de los arcos del puente. A cambio, tenían el deber de velar por la conservación y buen estado del Puente.

La isla está cruzada por el canal del Čertovka y esta parte de Kampa recibe el nombre de Venecia de Praga, incluso hay un pequeño barco que hace un recorrido turístico de la zona.

Canal en la isla de Kampa

Pequeña Venecia

El canal fue creado para hacer funcionar los molinos. Antes de que se construyera el sistema de represas en el río Vltava, las aguas del canal eran muy turbulentas, de ahí su nombre, Čertovka, que significa Canal del diablo. De los antiguos molinos, sólo quedan tres en la actualidad. El más grande es el Molino del Gran Priorato, que explotaban los Caballeros de la Orden de Malta. El molino, de ocho metros, sufrió na restauración completa. A su lado hay un pequeño puente que lleva hasta la Plaza del Gran Priorato de los Caballeros de Malta.

Molino del Gran Priorato

En esta plaza encontramos el Muro de la Paz de John Lenon. Hasta mediados de la década de los 90 del siglo pasado, el muro estaba lleno de pintadas anticomunistas. Pero la Iglesia Católica, propietaria del muro y de los terrenos adyacentes, decidió cubrir la pared de piedra con una capa de cemento y pintarla para que los jóvenes plasmaran en ellas mensajes de paz y de amor. De manera que el muro se cubrió con flores, mariposas, imágenes de John Lennon y símbolos de «Haz el amor y no la guerra«, todo siguiendo el estilo y la iconografía hippy, lo cual resultaba extraño teniendo en cuenta que sus autores eran jóvenes que ni habían nacido en la época de apogeo de los hippies. Pero ha sido cuestión de tiempo que en el muro hayan vuelto a aparecer los graffitis y se haya recuperado el espíritu rebelde de sus inicios.

Muro de la Paz de John Lennon en la isla de Kampa

En Kampa, además, podéis visitar el Museo Kampa, que abrió sus puertas en 2003 en los terrenos de los antiguos molinos Sova y en donde se exponen obras de artistas checos.

Museo Kampa

Llaman especialmente la atención las grandes esculturas de bebés que se encuentran cerca del museo, obra de David Cerný.

¿Dónde comer?

Si os encontráis en Kampa, podéis hacerlo en alguno de los restaurantes de la isla, como el Kampa Park, pero son restaurantes, en su mayoría carísimos. Por tanto, lo mejor es entrar en la Malá Strana, desde la misma Kampa o regresando al Puente, y buscar uno que no os aleje demasiado del Puente. Mi propuesta serían U svatého Tomaše o U Schnellů, que os quedan muy cerca.

Si queréis hacer alguna pregunta relacionada con el contenido de la entrada, dejad un comentario e intentaré contestar lo más pronto posible

https://diskuse.wordpress.com/2010/07/25/estancia-en-praga-itinerarios-y-recomendaciones-1%C2%AA-parte/

(1) http://pleione.asu.cas.cz/~slechta/HISTORIE/ghetto/tabulka.html

http://www.zastarouprahu.cz/pragensia/fotogalerie/josefov.htm

Praga, itinerarios y recomendaciones (II): las cinco «ciudades» históricas de Praga. Propuestas de itinerarios

Actualmente ya no es posible hablar de las “Cinco Ciudades de Praga”. La capital de la República Checa es una ciudad dividida actualmente en distritos, hasta 22. Por eso, cuando consultamos una dirección o nos movemos por la ciudad, a menudo veremos que se nos informa sobre el nombre del distrito y su número.

Este número está en relación a la distancia con el centro histórico, que sería «Praha 1», de manera que los distritos 1 y 2 serían los más céntricos. Un turista, en Praga, sólo se moverá prácticamente por los dos oprimeros distritos, aunque es muy habitual que los hoteles donde los mayoristas alojan a sus clientes estén situados en distritos periféricos, Para cualquier visitante de Praga tener el alojamiento más allá de los distritos 8 o 9 puede resultar ya incómodo, porque supondría un trayecto diario de más de 30 minutos de desplazamiento hasta el centro histórico de la ciudad. A tener en cuenta a la hora de contratar la estancia en Praga,

Hasta finales del siglo XVIII no existió una sola Praga, sino que sus habitantes se repartían entre 5 grandes distritos  o «ciudades» (las cinco “ciudades” históricas), que tenían una administración propia y sus correspondientes ayuntamientos. Hoy todavía se conserva el recuerdo de esta antigua división municipal en los edificios de los correspondientes ayuntamientos de la Ciudad Vieja, de la Ciudad Nueva, de la Malá Strana y del Barrio Judío.

A la derecha, el edificio del Ayuntamiento de la Ciudad Nueva en Karlovo náměstí

Incluso para pasar de una ciudad a otra existían una especie de aduanas interiores. Por ejemplo, cuando se cruza el río Vltava por el Puente de Carlos, desde la Ciudad Vieja en dirección a la Malá Strana, el edificio que queda a la izquierda del arco de la torre más pequeña es la antigua aduana. Otra de las aduanas interiores la encontramos en la Ciudad Vieja, detrás de la Iglesia de Nuestra Señora de Týn, en el llamado Ungelt o Patio de los Mercaderes.

Antigua aduana en el Puente de las Legiones (Most Legii)

Ungelt o Patio de los Mercaderes, detrás de Nuestra Señora de Týn (Plaza de la Ciudad Vieja)

Recinto Ferial de Praga en el distrito de Holešovice, al norte de la ciudad

A principios del siglo XIX vivían en Praga unas 80.000 personas. Es en ese momento cuando se empiezan a crear nuevos distritos, Vyšehrad, Holešovice y Bubenec ya que la población crece sin parar, debido sobre todo a la emigración de campesinos hacia la gran ciudad. En 1900, la población de Praga había aumentado hasta los 200.000 habitantes. A finales del siglo XIX desaparece como distrito el Barrio Judío o Josefov. Las autoridades municipales llevan a cabo una operación que se conoce con el nombre de “El Saneamiento”, que consistiró en derribar las murallas que separaban la antigua ciudad judía del resto de la Ciudad Vieja, así como muchas viviendas y lugares de culto. El motivo, según las autoridades, mejorar las condiciones de vida de la zona y terminar con el hacinamiento  en que vivía la población judia praguense.  Se construye entonces la actual calle Parižská, nace en la Plaza de la Ciudad Vieja, atraviesa lo que fue el antiguo distrito judío de Praga y llega hasta el río. En la actualidad, del antiguo distrito de Josefov sólo se conservan algunas sinagogas, entre ellas la Sinagoga Vieja-Nueva, la más antigua de Europa, y el famosísimo Antiguo Cementerio Judío.

El Barrio Judío de Praga antes del Saneamiento

Sinagoga Staronová (Vieja-Nueva) y el Ayuntamiento Judío. Principios del siglo XX

Todavía hoy, paseando por Praga, se hace evidente que cada una de estas ciudades históricas que forman el actual distrito de “Praha 1”, tienen un ambiente propio y un carácter autónomo: tenemos la Praga gótica y medieval, representada en la Ciudad Vieja; la Malá Strana (literalmente el lado pequeño), con sus iglesias y palacios barrocos, el Hradčany, sede de la realeza y de la alta jerarquía eclesiástica católica… Además, hay otras muchas Pragas dentro de una sola ciudad: la Praga kafkiana, la Praga del siglo XIX, con sus edificios art nouveau, representada por la señorial calle Pařižká, la Praga de arquitectura vanguardista de las primeras décadas del siglo XX.

PROPUESTAS DE ITINERARIOS

Praga en dos días

Pasar sólo dos días en Praga permite hacerse una idea sólo aproximada de lo que es la ciudad y estoy segura de que quien sólo disponga de dos jornadas para poder visitarla se quedará, como a veces se dice, “con la miel en los labios”. La visita tendrá que ser, en muchos casos, parecida a las “panorámicas” que ofrecen algunos touroperadores.

Primer día:

Plaza de la República – Calle Celetná – Plaza de la Ciudad Vieja (recomiendo entrar, al menos, a la Iglesia de Týn) – Calle Pařižská – Barrio Judío (visitando el Antiguo Cementerio Judío,  la Sinagoga Vieja-Nueva y la Sinagoga española) – Muelles del Vltava hacia el Puente de Carlos, pasando por delante del Rudolphinum – Puente de Carlos

Partiendo de la Plaza de la República, donde podréis admirar el edificio de la Obecní Dům y la Torre de la Pólvora, se llega a la Plaza de la Ciudad Vieja a través de la Calle Celetná, en donde admiraréis sus casas de estilo renacentista y barroco. En la Plaza de la Ciudad Vieja contemplaréis el conjunto de sus edificios: el Ayuntamiento, con la Torre del Reloj astronómico (hay que esperar a las horas en punto para poder asistir al espectáculo de los autómatas). Consultad los horarios de la Iglesia de Nuestra Señora de Týn, porque es una visita que vale la pena hacer, aun teniendo sólo dos días. Admirad también la Iglesia de San Nicolás de la Ciudad Vieja, el Palacio Goltz-Kinský, el Monumento a Jan Hus y los edificios que flanquean la Plaza por el norte y por el sur. No os perdáis la Casa U Minuty, al lado de los edificios del Ayuntamiento. Desde esta casa, por detrás del Ayuntamiento, llegaréis a la Malé Náměstí, es decir, la Plaza Pequeña.

Volved a la Plaza de la Ciudad Vieja y tomad la calle Pařižská, la que se abre al norte de la Plaza. Justo en la esquina encontraréis la Casa Natal de Franz Kafka. Caminad por Pařižská hasta que a vuestra izquierda encontraréis la calle Červená. Bajad los escalones hasta la calle Maiselová. Estaréis en el corazón del Barrio Judío de Praga. Después de comprar las entradas, visitad la Sinagoga Vieja Nueva, el Antiguo Cementerio Judío y la Sinagoga española, en la calle Dušní, al otro lado de la calle Pařižská. No os perdáis el edificio del Ayuntamiento Judío, con su reloj de caracteres hebreos, las agujas del cual giran al revés. Dependiendo del tiempo que tengáis, antes de visitar la Sinagoga española, echad un vistazo al interior del resto de sinagogas que os incluye la entrada.

Desde el Barrio Judío, tomad la calle Široká y saldréis a los Muelles del Vltava. En este punto podréis contemplar el edificio del Rudolphinum. Continuad caminando con el río a vuestra derecha y disfrutando del paisaje y llegaréis a la Plaza de los Caballeros de la Cruz y desde allí, accederéis a la entrada al Puente de Carlos desde la Torre del lado de la Ciudad Vieja.

Desde el Puente de Carlos, a través de las escalerillas que quedan detrás de la estatua de Santa Lutgarda, podréis bajar a la Isla de Kampa, para hacer por ella un breve recorrido. También llegando por el Puente a las dos Torres del lado de la Malá Strana, entraréis en este distrito por la calle Mostecká (Calle del Puente).

Para más información, haced click aquí.

Segundo día

Plaza Wenceslao – Avenida Nacional – El Castillo (Catedral de San Vito, Palacio Real, Jardines, Callejón Dorado) – Iglesia de Nuestra Señora de Loreto – Calle NerudovaPlaza de la Malá Strana – Plaza Maltesa – Plaza del Gran Priorato – Jardines Wallenstein

Podéis empezar con un recorrido por la Plaza Wenceslao, admirando la fachada jungendstil del Hotel Evropa, el edificio del Museo Nacional y la estatua de San Wenceslao. Detrás del Museo Nacional encontraréis el edificio de la Ópera Estatal.

Desde la Plaza Wenceslao, recorrer la Avenida Nacional hasta el río, con los edificios de la Lanterna Magika y el Teatro Nacional. Delante del Teatro Nacional tomad el tranvía 22, que atraviesa el río y sube hasta el Castillo (parada Prasky Hrad o Pohorělec). Antes de entrar en el Castillo, contemplad la Iglesia de Nuestra Señora de Loreto. Delante de la explanada del Castillo, no os perdáis la vista de los tejados de la Malá Strana, así como la fachada del Palacio Arzobispal.

En el Castillo, visitad los distintos patios, el Palacio Real, la Catedral de San Vito, los Jardines y el Callejón Dorado. Asistid, si os es posible por horario, al cambio de guardia.

Desde el Castillo, bajad por las escaleras que os llevan a la calle Nerudova. A lo largo de toda la calle contemplaréis las casas renacentistas y barrocas, con sus emblemas en las fachadas.

Llegad hasta la Plaza de la Mala Strana y visitad la Iglesia de San Nicolás, la joya barroca de Praga. Desde la Plaza de la Mala Strana, volved en dirección al Puente. A mano izquierda tomad la calle Lazeňská. Allí podréis visitar la Iglesia de Nuestra Señora de la Cadena, la más antigua de la Malá Strana, fundada en el siglo XII.  Continuando por esta calle llegaréis a uno de los rincones más bonitos de Praga, el que forma la Plaza Maltesa con la Plaza del Gran Priorato. A ésta última plaza se llega tomando la primera calle a la izquierda antes de llegar a la Plaza Maltesa.  Si os queda algo de tiempo, podéis visitar los Jardines Wallenstein, al lado de la Plaza de la Malá Strana o bien volver a cruzar el Puente de Carlos y regresar a la Plaza de la Ciudad Vieja por la bonita calle Karlova. Si queréis más información sobre la calle Karlova, hace click aquí.

Praga en 3 días

Si vais a estar en Praga 3 días, mi propuesta sería mantener el mismo itinerario (muy apretado) para los dos primeros días, y dedicar el tercero a explorar la Ciudad Nueva (si seguís estos itinerarios sólo habréis visto la Plaza Wenceslao y la Avenida Nacional de esta parte de la Ciudad), llegar hasta Vyšehrad y dedicar la tarde a compras o a visitar alguna de las famosas cervecerías de Praga, como U Fleků.

Torre Jindřišská – Sinagoga del Jubileo – Plaza Wenceslao (estación de metro Mustek) -Náměstí Mirů (Iglesia de Santa Ludmila) y Barrio de Vinohrady – Karlovo Náměstí (Ayuntamiento de la Ciudad Bueva, Iglesia de San Ignacio, Colegio de los Jesuitas, Casa Fausto) – La Casa que Baila (Ginger y Fred) – Convento de Emaús -U Fleků.

A la Torre Jindřišská se puede llegar con los tranvías 3,9,14,24 o a pie desde la Plaza de la República, delante de la Torre de la Pólvora . Hay que tomar la calle Senovažná hasta que se encuentra con la calle Jindřišská. Allí encontraremos la Torre Jindřišská (Jindrisska vez). Es una torres gótica de 67.7 m de altura, lo cual la convierte en la torre separada más alta de Praga. Se construyó entre 1472 y 1475 junto a la Iglesia de San Enrique y Cunegunda y a lo largo de los siglos ha sufrido avatares diversos, ya sea a causa de ataques militares (como el que tuvo que soportar en 1648 durante el ataque de las tropas suecas a la ciudad) o por fenómenos atmosféricos (en 1801, una terrible tormenta destrozó la parte superior gótica). El reloj de la torre es de estilo renacentista y se añadió en 1577.

La Torre cuenta con tres campanas grandes, la más antigua es Maria, forjada en 1518, Jindřich y Dominik. A las 9h, a las 12h, a las 15h y a las 18h es posible escuchar un repique especial. En la parte superior hay un mirador desde el cual se contemplan unas vistas estupendas. Se puede acceder por una escalera o por el ascensor rápido. El interior de la Torre está perfectamente preparado, incluso hay aire acondicionado. Unos pisos más abajo hay un muy buen restaurante, aunque caro. Como anécdota, decir que este restaurante está decorado con las maderas que cubrían el interior de la primera torre antes de las restauraciones.  Además, es muy habitual encontrarse en la Torre con exposiciones sobre temas diversos.

Suele ser un monumento muy tranquilo porque no pertenece estrictamente a las masificadas rutas turísticas y no encontraréis las aglomeraciones para hacer fotos típicas en la Torre del Ayuntamiento de la Ciudad Vieja o en las Torres del Puente de Carlos.

Muy cerca de la Torre, en la calle Jeruzalemská se encuentra la Sinagoga del Jubileo o de Jerusalén. Es una sinagoga abierta al culto y aunque no entra dentro de los edificios históricos del Museu Judío de Praga, merece la pena visitarla. Para más información, haced click aquí.

Por la calle Jindřišská, caminad hacia la Plaza Wenceslao (Vaclavské náměstí), concretamente hasta la estación de metro de Mustek. Tenéis que coger la línea A (verde), dirección Depo Hostivar y bajar en la estación Náměstí Mirů. El metro os deja en la plaza del mismo nombre, Náměstí Mirů, la Plaza de la Paz. Os encontráis en pleno corazón del barrio de Vinohrady. Desde finales del siglo XIX se convirtió en la zona donde vivía la alta burguesía praguense. Es una zona de apartamentos de lujo, mansiones, jardines y bulevares. No es una zona que esté «machacada» por el turismo, así que se puede pasear con tranquilidad, admirando sus edificios. En realidad, se puede ir a pie desde la Plaza Wenceslao hasta la Plaza de la Paz, pero no os voy a negar que es un paseo largo.

La Plaza de la Paz se construyó a finales del siglo XIX. En su centro está la Iglesia de Santa Ludmila, construida en la última década del siglo XIX en estilo neogótico. Otros edificios importantes en esta zona son la Casa Nacional (detrás de la iglesia). A su izquierda está el Teatro de Vinohrady, construido en dos estilos, neobarroco y art nouveau. Curiosead por los alrededores de la Plaza de la Paz, por las calles Anglická, Americká, Francouszká, porque cualquier edificio es una obra de arte.

Para llegar a Karlovo náměstí (Plaza de Carlos) se puede ir a pie, por la calle Jugoslavská y después siguiendo la calle Ječná. Pero es un trayecto bastante largo, así que lo mejor es ir coger el tranvía (4,33,16,22,10) en la Plaza de la Paz (Náměstí Mirů) hasta la Plaza de Carlos. Todos paran en el mismo punto, en el extremo de la plaza opuesto a la Iglesia de Santa Ludmila. Tenéis que coger la dirección Smíchovské nádrazí y sólo hay tres paradas.

La Plaza de Carlos actualmente es un gran parque. Cuando Carlos IV fundó la Ciudad Nueva en 1348, el lugar estaba ocupado por un mercado de ganado. La Plaza está rodeada por calles muy transitadas y con mucho tráfico, pero en ella, curiosamente, se respira un ambiente increible de tranquilidad.  Está dividida en dos partes por la calle Ječná.  Los edificios que se pueden contemplar en esta plaza son: el Colegio Jesuita, la Iglesia de San Ignacio, la Casa Fausto, la Iglesia de San Juan Nepomuceno en la Roca y el edifiio gótico del Ayuntamiento de la Ciudad Nueva . En el extremo izquierdo de la Plaza, en la esquina entre las calles Na Morani y Vaclavská, se encuentra el Monasterio de Emaús.

Si camináis hasta la calle Ječná, llegaréis a la calle Resslova. Un poco más adelante encontraréis la Iglesia de San Cirilo y San Metodio. Si continuáis adelante, saldríes al Muelle Rašín (Rašínovo nabřeži), delante del Puente Jiráskuv. En este punto se puede contemplar un edificio de arquitectura muy controvertida: La Casa que baila (Tancici Dům), que los praguenses conocen popularmente como Ginger y Fred.

Desde la Casa que baila estáis a cuatro pasos de la cervecería más famosa de Praga, U Fleků , que se encuentra en la calle Kremencova. Tenéis que dejar a vuestra espalda el Puente Jiráskuv y caminar por el Muelle Massarykovo hasta que encontréis la calle Myslikova, a vuestra derecha.  La tercera travesía es la calle Kremencova. Si queréis más información sobre U Fleků haced click aquí.

Estancias a partir de cuatro días

Si podéis disponer de cuatro días completos o más para visitar Praga (lo mínimo creo que tienen que ser 5 días), recomiendo que «racionalicéis» los itinerarios anteriores, combinándolos según vuestros intereses y dedicando más tiempo a aquellos monumentos o museos que en una estancia de menor duración no pueden visitarse con calma. Otras visitas interesantes que pueden hacerse son Vyšehrad, el Castillo de Troja y, ya fuera de Praga, la típica excursión a Karlovy Vary. Sí, es típica, pero realmente es un lugar bonito e interesante. ¡Ah! Y por poco que podais, no olvidéis hacer un pequeño crucero por el río Vltava. Las empresas que ofrecen estos viajes son muchas, algunas incluyen cena y música. Pero si lo que buscais es un recorrido bastante completo, tranquilo y con audioguía, lo mejor es ir hasta el Čechův Most, detrás del Barrio Judío. De allí salen los barcos que hacen el recorrido por el Vltava. Los tickets se sacan en los puestos de la antigua aduana (son inconfundibles).

Si queréis hacer alguna pregunta relacionada con el contenido de la entrada, dejad un comentario e intentaré contestar lo más pronto posible



Praga: itinerarios y recomendaciones (I): cuestiones prácticas

Estoy enamorada de Praga desde la primera vez que pisé sus calles adoquinadas y vi ponerse el sol desde los muelles del río Vltava. Nunca lo he ocultado. Es un amor que no ha disminuido con los años, al contrario, cada vez que he regresado he sabido encontrar nuevos motivos para seguir amándola. Praga ha cambiado con los años, como cambian las personas que queremos. Pero el tiempo que ha pasado desde el día que la conocí, ha servido para consolidar este amor, tal vez no tan ciego ni deslumbrado como el del primer día, y lo ha transformado en admiración y fidelidad por haber sido capaz de superar adversidades, desde el gris de su etapa comunista hasta la llegada del capitalismo brutal con sus masas de turistas. Praga ha sabido reinventarse y, a la vez, mantener la atmósfera mágica del trazado medieval de la Ciudad Vieja, donde todavía podemos intuir los pasos de los alquimistas o de los rabinos judíos, la opulencia barroca de la Malá Strana o del Hradčany, y la elegancia art nouveau de los edificios y cafés  de la Ciudad Nueva, donde artistas e intelectuales, como Franz Kafka, Max Brod, Alfons Mucha o Jan Neruda, charlaban, discutían y tomaban el pulso a la ciudad.

No es la primera vez que comparto este amor por la capital de la República Checa: amigos y familiares a menudo me han pedido que les ayudara a preparar su estancia en Praga, que les sugiriera algún itinerario fuera de los circuitos más turísticos o que les recomendara aquello que no podían perderse. Me animo ahora a hacer lo mismo para los hipotéticos visitantes del bloc que lean esto que escribo, para los que lleguen buscando información para un futuro viaje a Praga o para los que, como me sucede a mí misma, les guste conocer países y ciudades aunque no esté en sus planes inmediatos viajar a ellos.

Café en la Obecní Dům

Como he hecho siempre que he ayudado a alguien a preparar un viaje a Praga, advierto que parto de mi experiencia y de mis gustos particulares, por tanto, esto no pretende ser una especie de guía canónica de lo que debería ser una estancia en Praga. Si es esto lo que necesitàis, conseguid un buen plano (el de Eurocity es altamente fiable y está actualizado) y una buena guía (la Guía Visual de Praga de El País-Aguilar es muy completa) y seguro que no tendréis problemas para moveros por la ciudad y visitar aquello que se considera imprescindible de ver en Praga. Si por el contrario os animáis a seguir leyendo, espero poder aportaros alguna cosa más de lo que se encuentra en una guía. Intentaré daros información clara y que pueda serviros en vuestro viaje sobre:

Moneda y precios

Transporte en taxi, tranvía y metro

Tarjetas turísticas

Dónde comer y beber

Vocabulario básico

ANTES DE LLEGAR: INFORMACIONES PRÁCTICAS QUE HAY QUE CONOCER

Para empezar, la parte más prosaica del viaje, pero también la imprescindible para no tener problemas para movernos por la ciudad.

Moneda

La moneda en curso de la República Checa es la corona checa (čzk). 1 euro equivale, aproximadamente a unas 26 coronas checas. Los bancos españoles están en condiciones de cambiar euros en coronas antes de que emprendáis vuestro viaje. En Praga, se pueden cambiar euros en bancos, oficinas de cambio o en el hotel. Siempre es más recomendable acudir a un banco, ya que os darán el cambio oficial “real”. El Banco Central de Praga (Centralní Banka Prahy) está en la calle Hybernská, al lado de la Plaza de la República (Náměsti Republiky) y muy cerca de la Plaza de la Ciudad Vieja (Staroměstské náměstí), es decir, en pleno centro turístico. Os recomiendo que si tenéis que cambiar, lo hagáis allí, están acostumbrados a los turistas y no les ponen excesiva mala cara. A diferencia de lo que pasaba hace sólo 10 años, se pueden obtener coronas de los cajeros automáticos con las tarjetas de crédito más corrientes en España, como Visa, Eurocard/Mastercard o American Express. También es posible pagar con tarjeta en muchas tiendas, restaurantes u hoteles.

Vivir en la República Checa resulta todavía un poco más económico que hacerlo en España. Pero no olvidemos que Praga es uno de los principales destinos turísticos europeos, así que atrás han quedado los días en que Praga era una típica ciudad del este y, por lo tanto, barata. No creo que encontréis excesiva diferencia en los precios de ciudades como Barcelona, Madrid, Valencia, etc. Dependerá, sobre todo, de dónde vayáis a comer o a cenar (los establecimientos de las zonas más turísticas tienen precios a menudo abusivos) o si sois muy aficionados a las compras. Lo que sí es económico es la entrada a los museos, exposiciones o conciertos (algunos todavía son gratuitos o tienen un precio simbólico.  Hay una excepción, la entrada al Barrio Judío, donde la entrada es cara en relación al resto de museos y monumentos de Praga, ya que no recibe ningún tipo de subvención estatal o municipal y su mantenimiento depende de donaciones y de las recaudaciones en concepto de entradas.

Si queréis comprar cristal de Bohemia de buena calidad y de talla a mano y tradicional, no vais a encontrar gangas, porque hacen pagar lo que vale.

Taverna U Vejvodu

Por lo que respecta a los restaurantes, el precio depende mucho de la zona y de la categoría, por supuesto. En un restaurante de categoría media en una zona turística os pueden cobrar entre 400 y 500 coronas (entre 15 y 20 euros) por comida, consistente en un suculento plato combinado (tened en cuenta que no tienen nada que ver con los que conocemos por aquí, siempre a base de croquetas, huevos fritos y patatas), una cerveza y un café. Si añadís los postres, los precios se disparan, como en todas partes. En las tabernas (hospůdka) y cervecerías (pivovar) frecuentadas mayoritariamente por checos los precios son bastante más económicos, aunque la variedad del menú también es más reducida. No sé cuál será vuestro presupuesto para este viaje, pero para que os hagáis una idea, dos personas, comiendo y cenando en restaurantes de precio módico, pagando el transporte y haciendo las visitas pertinentes, pueden gastar entre 150 y 200 euros diarios, contando algún extra (cervezas, tomar un café o un helado y poco más). Además, en los últimos años, los establecimientos más tradicionales se han ido renovando y también adaptando sus precios. Hoy en dia, para encontrar una pivovar donde cobren precios «checos» hay que irse prácticamente al extrarradio de Praga.

Goulash a houskove knedliky, plato tradicional checo

Transporte

Traslados desde el aeropuerto de Ruzyné

El aeropuerto de Ruzyné tiene oficina de cambio, asi que allí podréis conseguir las primeras coronas necesarias para pagar los traslados. De todas maneras, no va a ser un cambio demasiado correcto, por lo que siempre es bueno llevar algo en coronas. También hay que tener en cuenta que la oficina de cambio cierra por la noche y eso va a complicar la situación si vuestro vuelo llega a determinadas horas a Ruzyné. Hay diferentes opciones para llegar al centro de la ciudad o al hotel correspondiente:

Minibuses: varias compañías ofrecen el traslado al centro de la ciudad. Las dos más importantes son FIX y CEDAZ y ambas tienen mostradores a la salida de la terminal de llegadas. La más recomendable es CEDAZ. Cada media hora salen minibuses hacia la Plaza de la República, con el minubús Airport-V Celcini, o a la estación de metro Dejvická. El primer trayecto cuesta 120 coronas y el segundo, 90. Los billetes de los minibuses también pueden comprarse directamente al conductor.

Los billetes de transporte público pueden comprarse en los kioscos de prensa, aunque también dependerá de la hora en que llegue vuestro vuelo. En esos casos hay máqunas expendedoras.

Las líneas de autobuses que cubren el trayecto del aeropuerto hasta el centro  y que llevan hasta el centro son la 119, la 254 y la 100.  Las dos primeras os dejan en la estación de metro Dejvická (línea A-verde). Desde allí, podéis tomar el metro hacia diferentes zonas céntricas. Podéis comprar los billetes en el mismo aeropuerto. Los autobuses salen cada 10 minutos y el trayecto dura entre 20 minutos y media hora. El billete cuesta 26 coronas, pero hay que tener en cuenta que cuando se viaja con bolsas o maletas grandes, hay que comprar billete y medio.

Lo primero que tenéis que tener claro es qué línea de metro o tranvía llega a vuestro alojamiento, para saber, cuando se llega a la estación de metro Dejvická, hacia dónde tenéis que ir.

  • El autobús 119 sale de las terminales 1 y 2. Una vez lleguéis a Dejvická, tomad el metro en dirección Depo Hostivař, es decir, hacia el centro histórico de Praga. La estación Malostranská deja en la Plaza de la Malá Strana, Staroměstská deja muy cerca de la Plaza de la Ciudad Vieja, y las estaciones de Můstek y Muzeum, en la zona de la Plaza Wenceslao. Estas dos últimas estaciones permiten el transbordo con la líneas B y C  respectivamente.

Las estaciones de metro de la línea A son:

  • Dejvická
  • Hradčanská
  • Malostranská
  • Staroměstská
  • Můstek (transbordo con la línea B)
  • Muzeum (transbordo con la línea C)
  • Náměstí Míru
  • Jiřího z Poděbrad
  • Flora
  • Želivského
  • Strašnická
  • Skalka
  • Depo Hostivař
  • El autobús 100 sale de las terminales 1 y 2 y llega a la estación de metro Zličin (línea B). Las estaciones más céntricas de esta línea de metro son Anděl, Karlovo náměstí (ambas en la Ciudad Nueva, relativamente cerca de la Plaza Wenceslao), Národní třída, Můstek, (en la zona de la Plaza Wenceslao y relativamente cerca de la Plaza de la Ciudad Vieja) y Náměstí Republiky (a cuatro pasos de la Plaza de la Ciudad Vieja)

Las estaciones de la línea B (amarilla) de metro son:

  • Zličín
  • Stodůlky
  • Luka
  • Lužiny
  • Hůrka
  • Nové Butovice
  • Jinonice
  • Radlická
  • Smíchovské nádraží
  • Anděl
  • Karlovo náměstí
  • Národní třída
  • Můstek (transbordo con la línea A)
  • Náměstí Republiky
  • Florenc (transbordo con la línea C)
  • Křižíkova
  • Invalidovna
  • Palmovka
  • Českomoravská
  • Vysočanská
  • Kolbenova
  • Hloubětín
  • Rajská zahrada
  • Černý most

En la estación de metro Muzeum se puede hacer transbordo con la línea C de metro (roja)

  • Letnany
  • Prosek
  • Střížkov
  • Ládví
  • Kobylisy
  • Nádraží Holešovice
  • Vltavská
  • Florenc (transbordo con la línea B)
  • Hlavní nádraží
  • Muzeum (transbordo con la línea A)
  • I.P.Pavlova
  • Vyšehrad
  • Pražského povstání
  • Pankrác
  • Budějovická
  • Kačerov
  • Roztyly
  • Chodov
  • Opatov
  • Háje

El autobús nocturno que lleva al centro es el 510. Hay que bajar en la parada Divoká Šárka y allí tomar el tranvía nocturno 51 en dirección al centro.

Traslados en taxi: tomar un taxi en Praga puede ser una aventura, y no precisamente agradable. Si a esto le añadimos que ese taxi se toma cuando se pisa por primera vez Praga y se conoce más bien poco sobre distancias, precios e idiosincrasia de los checos, no es raro que la aventura dañe seriamente vuestro bolsillo (además de vuestros nervios e incluso vuestro amor propio). Para evitar que esto suceda, espero que estas recomendaciones os puedan ser útiles.

La compañía Prague Airport Transfers ofrece el traslado a cualquier punto de la ciudad y a cualquier hotel en turismos o minibuses. El precio es fijo, 560 coronas (21,50€). A partir de 6 personas, el precio es de 790 coronas (algo más de 30€). La mayoría de los conductores hablan inglés o se esfuerzan por hacerlo (esto último ya es un milagro).

La compañía AAA Taxi, muy popular en Praga y fácilmente reconocible por sus taxis de color amarillo, también ofrecen el traslado al centro o al hotel. Los coches son modernos y cómodos. Sin embargo, cobran por kilometraje, más bajada de bandera, más tarifa de espera, etc, con lo cual, y dependiendo del destino, puede llegar a salir más caro que una compañía con precio fijo. Los coches de AAA Taxi a menudo llevan publicidad en los que se ofrecen precios realmente económicos de traslado desde el aeropuerto, pero no especifican que ese precio es del aeropuerto al destino más próximo. Lo mínimo que cuesta un taxi que contabiliza el precio dependiendo del destino son 700 coronas (con suerte y si no se pilla algún atasco). Por otra parte, esta empresa ha tenido bastantes quejas de turistas en relación a la mala educación de algunos conductores. Yo no diría mala educación, más bien es pasotismo o arrogancia, no echan un cable al turista si lo necesita, sólo se expresan en checo aunque sean capaces de defenderse en inglés, que es muy legítimo, pero tampoco hacen nada para entender al cliente. En fin, exhiben ese carácter que abunda bastante entre el personal que se dedica al sector servicios en Praga, aunque afortunadamente, no entre la población en general.

Los vehículos de Airport Cars-Fix son reconocibles por su color gris. Tienen muy mala fama, tanto por el tipo de conducción, bastante temeraria, como porque sus conductores, en ocasiones, cobran tarifas abusivas a los clientes.

Evitad los supermodernos Volkswagen que llevan en el techo el rótulo «Airport», porque son taxis que pertenecen a la mafia del taxi de Praga. En el techo, el rótulo oficial debe ser TAXI.

En general, todavía hay la cultura del timo al turista entre los taxistas de Praga.  Os paso una aproximación de los precios que deberían cobraros al usar este medio de transporte (que en una ciudad como Praga, no es necesario, a no ser para los traslados des de o al aeropuerto).

– kilómetro de recorrido en el territorio de la capital de Praga 28 CZK (1.15 €)

– bajada de bandera 40 CZK (1.65 €)

– 1 minuto de espera (se cobra en los atascos, por ejemplo) 6 CZK (0.25 €)

Con estos datos, el precio que se considera justo que os pueden cobrar desde el aeropuerto hasta el centro (hasta la Plaza Wenceslao, por ejemplo) sería de 570 a 670 CZK, máximo 700, y ya estarían inflando el precio.

Taxi

El colectivo de taxistas de Praga no ganaría nunca el primer premio a la transparencia profesional, y lo digo con todas las reservas y sintiéndolo por aquellos taxistas que sí lo son. Todavía arrastra hábitos poco honestos heredados de la época socialista y de los primeros años de turismo masivo, a mediados de los 80, cuando esquilmar a los visitantes extranjeros era lo más normal y, además, se consideraba una actividad totalmente lógica si se quería ganar un pequeño sobresueldo. A pesar de los esfuerzos de los responsables del Ayuntamiento de Praga, esta mentalidad no está del todo desterrada y diría que se ha ido incrementando a medida que se han ensayado medidas contra los taxistas que ejercen su actividad con métodos fraudulentos. Cuando, además, algunas mafias se han apoderado de determinadas compañías o han monopolizado ciertas zonas de la ciudad, la situación se complica para el turista. Todos sabemos que el taxi no es barato en ninguna ciudad europea, pero en algunas, como es el caso de Praga y, en general, en las de la Europa del Este, esto llega al abuso.

Tened en cuenta que Praga es una ciudad que permite acceder a sus zonas históricas, es decir, a las que van a acudir mayoritariamente los turistas, a pie. Excepto en la Ciudad Nueva o para subir al Castillo, las distancias pueden recorrerse cómodamente andando. Además, tiene una excelente red de tranvías, que os llevarán a cualquier punto de la ciudad, complementado con tres líneas de metro. Hay tranvías y autobuses nocturnos, así que ni siquiera por la noche es necesario tomar un taxi (casi diría que no es recomendable).

Por lo que respecta a las tarifas, y teniendo en cuenta los datos que he dejado más arriba, estos serían algunos ejemplos de precios razonables que os podrían cobrar los taxistas en Praga:

Del hotel en el centro de Praga -> Castillo de Praga (aproximadamente 9 minutos, 5km), de 200 a 350 CZK
Del hotel en la perifieria de Praga -> centro de Praga, de 200 CZK (en Praga 7)a 350 CZK (Praga 10)
Carrera de 10 minutos por el centro de Praga (distancia aprox. De 2 a 2,5 km): de 100 a 120 CZK

Como ejemplos de tarifas de transporte en taxi fuera de Praga:

Praga – Karlovy Vary o Kutna Hora, precio alrededor de 3.400 CZK
Praga – Brno, precio alrededor de 4.800 CZK
Praga – Liberec, precio alrededor de 3.400 CZK

En Praga no todos los taxis pertenecen a compañías (hay taxis «libres» que vete tú a saber cómo han conseguido la licencia), así que para un turista es bastante complicado reconocer un taxi que, en principio, cumpla con todos los requisitos que marca la ley.

– Cada vehículo del servicio de taxi tiene que estar dotado de un rótulo luminoso con la inscripción TAXI  instalada en el techo.

– Ambas puertas delanteras tienen que estar señaladas con la placa de registro, nombre de agencia, tarifa básica, el precio por kilómetro y el precio por un minuto de espera. Estos precios deben de coincidir con los que indica el taxímetro.

Los «puntos negros» del taxi en Praga:

Existen ciertos puntos en la ciudad que pueden ser considerados «negros» para tomar un taxi, ya que son céntricos y muy turísticos o bien están cercanos a las estaciones de ferrocarril. Además, suelen estar monopolizados por determinadas mafias, que si bien no actuán con la impunidad de otras ciudades del Este, como Sofía, son difíciles de erradicar. Los principales puntos en los que es mejor no tomar un taxi son:

– la Plaza Wenceslao (Václavské náměstí)

– la Avenida Nacional (Národní třída)

– la estación de trenes Praha Holešovice

– el aeropuerto Ruzyne

– la estación de trenes de Hlavní nádraží

– la estación de metro de Dejvická

– la Plaza de la Ciudad Vieja (Staroměstské náměstí) y alrededores, como la Plaza de la República (Náměstí Republiky) y la calle Karlova.

– la Hradčanské náměstí (en el Castillo de Praga)

Algunas recomendaciones básicas:

–  si sabéis que vais a necesitar un taxi con antelación, pedid en la recepción de vuestro hotel que os lo consigan, además de preguntarles qué compañía os va a atender. No cojais taxis que esperen en la entrada de los hoteles (suele pasar en los más céntricos o caros).

– no toméis un taxi en los lugares turísticos y estaciones de ferrocarril.

– utilizad los taxis  que tengan la tarifas y otros datos identificativos indicados en las portezuelas del coche, como he dicho antes.

– poneos de acuerdo con el taxista con respecto al precio antes de subir al coche. O bien pedidle que os deje bien claro el precio máximo al usar taxímetro.

– al subir al coche apuntad el número de licencia (aunque sea en el teléfono móvil)

– estad atentos al correcto funcionamiento del taxímetro. Es fácil calcular aproximadamente la distancia de un kilómetro. Si os parece que el taxímetro va demasiado deprisa, haced parar el vehículo y pagad sólo lo que marca el taxímetro.

– si es posible, tened claro cuál es el camino siguiendo un mapa, para evitar desvios innecesarios.

– si el precio os parece exagerado, pedid el resguardo, que debe ser expedido directamente desde la impresora del taxímetro. En este resguardo tienen que constar los datos referidos al vehículo, las tarifas y el recorrido.

– llevad billetes pequeños, para evitar el consabido «no tengo cambio» de muchos de los taxistas de Praga.

– evitad hablar con ellos y mostrad indiferencia si pretenden haceros de guías improvisados por la ciudad, ya que después pretenden cobrar por lo que cualquier turista considera un gesto de cortesía.

En algunas paradas de taxis podréis ver la inscripción TAXI FAIR PLACE. Ésta es una distinción que otorga el Ayuntamiento de Praga.y objetivo es asegurar por medio de la presencia de un administrador el respeto a las leyes relacionadas con el servicio de taxi, incluido el precio máximo de 28 CZK/km.

Los taxistas que estafan a los clientes corren riesgo de ser severamente castigados y multados. El castigo más severo es la privación de licencia. Sin embargo, parece que estos castigos no son disuasorios, por el momento.  Los praguenses están realmente indignados con el proceder de este colectivo y casi podríamos decir que odian a los taxistas (sólo un poco menos de lo que odian a los policías).

Ante cualquier problema, se puede interponer una reclamación oficial, que en realidad no solucionará nada, pero sí que contribuirá a concienciar a la sociedad praguense sobre este tipo de abusos a sus visitantes. Las reclamaciones por trato abusivo por parte de los taxistas son numerosas y aparecen frecuentemente en la televisión y en la prensa.  Si tenéis la sensación de que el taxista os ha timado, lo que no podéis hacer nunca es pelearos con él, ya que algunos exhiben formas muy agresivas. Cualquier queja o reclamación tiene que hacer constar los datos necesarios, como el número de licencia, la matrícula del coche y el nombre de la empresa. Si necesitáis más información, podéis consultar esta web.

http://magistrat.praha-mesto.cz/%284iscoxrl1rrqpl3ca1exskyq%29/default.aspx?id=5905&ido=4397&sh=454792184

Las reclamaciones podéis dirigirlas a:

taxi@cityofprague.cz

Sabiendo todo esto y teniendo en cuenta el buen transporte público con que cuenta Praga, imagino que sólo tomaréis un taxi en esta ciudad en un caso realmente extremo.

Tranvía y metro

El tranvía, junto con el metro, son los mejores medios para desplazarse por Praga. Son rápidos, puntuales, relativamente baratos y os llevarán por toda la ciudad. Usar el tranvía y el metro en Praga es fácil para un turista (un poco más difícil es el autobús, no lo recomiendo, excepto para trayectos muy concretos).

Normas de cortesía en los transportes públicos

En todos los transportes públicos hay asientos reservados para ancianos y minusválidos: ¡y los respetan a rajatabla! Si os sentáis en ellos, vigilad si alguien los necesita a lo largo del trayecto, pues podréis encontraros con un anciano malhumorado que enarbole su tarjeta de jubilado exigiendo a gritos y sin más preámbulos que os levantéis. Suele ser bastante embarazoso. Los checos muestran mucho respeto por los ancianos y es una práctica corriente cederles el sitio en el transporte público (práctica que por aquí, desgraciadamente, parece haber caído en desusi). Si lo hacéis, entonces os premian con una encantadora sonrisa y un děkuji (gracias). Demostraréis ser el no va más del encanto personal si contestáis prosím, que según el contexto significa por favor o de nada.

Otro aspecto a tener en cuenta para moveros en el transporte público: los checos se sienten muy incómodos con la cercanía física (cuestión cultural, imagino) y ya no os digo nada con el contacto físico directo. Éste es inevitable en las horas punta de un día laborable o en tranvías de recorrido muy turístico. Si tenéis que “empujar levemente” para salir o para acomodaros en el tranvía, en el metro o en el bus, no olvidéis decir “prosím” (por favor) si tocáis a una persona. Es una norma de cortesía muy arraigada.

Billetes Existen dos tipos de billetes de transporte público:

billete sencillo: es el más recomendable si vamos a hacer recorridos cortos. Podemos utilizarlo hasta un límite de 20 minutos después de haber sido validado en las máquinas interiores de los tranvías o autobuses, o en la estación de metro. Estos billetes sólo se pueden usar una vez y en un solo transporte, es decir, si lo usamos en el tranvía, aunque no haya pasado 20 minutos desde que lo validamos, no podemos usarlo en el autobús. Como sucede en España, sí lo podemos usar si efectuamos un transbordo de metro, o sea, si cambiamos de línea sin salir al exterior. En este caso, tiene una validez de 30 minutos. Los billetes sencillos no son válidos para los tranvías o autobuses nocturnos. Su precio es de 18 coronas (¡hace sólo un par de años costaban 15!) para los adultos. Los niños menores de 6 años no pagan y los jóvenes hasta 16 años pagan algo menos.

billete combinado: es el más recomendable para trayectos más largos. Se puede utilizar en cualquier transporte público y permite los transbordos de tranvía a tranvía o de línea de metro a línea de metro, pero además, de un tipo de transporte a otro (por ejemplo, de metro a tranvía). Tiene una validez de una hora y cuarto desde el momento de su validación. Su precio es de 26 coronas para los adultos, es decir, 1 euro.

Los dos tipos de billetes se pueden comprar en las máquinas expendedoras de color amarillo que existen en algunas estaciones de metro, aunque recordad que sólo aceptan monedas. Se venden también en los estancos (tábak), en muchos quioscos callejeros o en las oficinas de turismo. Algunos hoteles también los venden a sus clientes.

Aparte, existen los diferentes modalidades de “pases” dependiendo del tiempo de validez, aunque a un turista en Praga sólo le pueden interesar los pases de 24 horas, los de 3 días o los de 5 días. Estos pases, como sucede en España, pueden usarse en cualquier tipo de transporte público el tiempo durante el cual tienen validez. Los pases turísticos (1-3-5 días) se venden en las taquillas de algunas estaciones de metro (las más concurridas y céntricas, como Můstek, Florenc, Hradčanská, Malostranská, Hlavní nádraží, Nádraží Holešovice, Náměstí Míru, Muzeum o Dejvická.

A pesar de que adquirir un pase puede parecer cómodo (no hay que estar pensando en encontrar donde comprar los billetes), no creo que a un turista le valga la pena, ya que, como he dicho, se puede llegar a la mayor parte de la Praga histórica andando. Como mucho, y si sois muy comodones o bien os gusta poco andar, comprad el de 24 horas, pero no sé si realmente lo vais a amortizar.

Tranvía

El tranvía «de siempre» en Praga

Para mí, el tranvía (tramvadje en checo) es el medio ideal para recorrer la ciudad, me gusta viajar en la superficie (es una manía personal, lo reconozco) y poder asistir al espectáculo de la ciudad viva, de sus calles y edificios, seguir el movimiento de sus gentes. Viajar en tranvía es interesante sobre todo si vuestro alojamiento está más allá del distrito de Karlin (Praha 7), en Invalidovna o en Opatov, por ejemplo, ya que viajar en tranvía os permite conocer la Praga real, contemplar los edificios donde viven sus habitantes, dónde trabajan o dónde compran. Aunque, desde luego, el metro es un poco más rápido, por supuesto. La flota de tranvías se ha ido modernizando y los vehículos más antiguos estan siendo sustituidos por otros más modernos y veloces, sobre todo en las líneas más turísticas. A pesar de las ventajas de estos tranvías modernos, sigo prefiriendo los de siempre, los de asientos de madera y movimiento brusco, aquellos en los cuales, en no pocas ocasiones, el conductor bajaba para cambiar manualmente las agujas de las vías. Cuestión sentimental. Los tranvías “normales” funcionan desde las 4 de la madrugada hasta la medianoche y su frecuencia es de unos 10 minutos, aproximadamente. Los tranvías nocturnos funcionan desde las 0.30h hasta las 4.30h y su frecuencia es de entre 30 y 40 minutos.

Las paradas de tranvía las reconoceréis fácilmente. Son una especie de postes de color rojo colocadas a lado y lado de las calles. De ellas cuelgan unos cartelitos cuadrados con el número del tranvía que pasa por ese sitio. Debajo tenéis la lista de paradas según la dirección que toméis. A tener en cuenta: el tranvía que os va a llevar por todo Praga es el 22: hace la circunvalación por la ciudad y sube hasta el Castillo. En las paradas veréis también que al lado de los cartelitos con el número de los tranvías hay otros de color azul marino: son los tranvías nocturnos. Al lado del número normal de tranvía, tenéis el número de su correspondiente tranvía nocturno. Los tranvías nocturnos pasan con menos frecuencia. Si pensáis coger alguno, aseguraos si tiene correspondencia nocturna, ya que no todos la tienen. El tranvía en Praga es seguro por la noche, en general.

Cuando viajéis en tranvía, antes de llegar a la parada, oiréis por megafonía: Přiští zaztávka y, a continuación, el nombre de la parada a la que se está llegando: por ejemplo, Přiští zaztávka… Bila Lábut. Si en la parada de tranvía hay también metro, después del anuncio de la próxima parada, se añade Přestup na metro.

Parada de tranvía de Praga

Podéis llegar a las principales zonas turísticas de Praga con los siguientes tranvías:

CIUDAD VIEJA (Staré Město)

Náměstí Republiky: 8, 14, 16

Staroměstská: 17, 18

BARRIO JUDÍO (Josefov)

Právnická facultá: 17

CIUDAD NUEVA (Nové Město)

Václavské náměstí: 3, 9, 14, 24

Narodní třida: 6,7,9,10,14,16,17,18,21,22.

MALÁ STRANA

Malostranské náměstí: 12,17,18,20,22.

DISTRITO DEL CASTILLO Y CATEDRAL DE SAN VITO (Hradčany)

Prazšky Hrad: 1.8.15.18.20.22.26

Metro

El metro de Praga funciona como en cualquier ciudad española. En los andenes tenéis los paneles con las paradas, las correspondencias, etc. Sólo es necesario que tengáis claro en qué parada queréis bajar y, sobre todo, cual es la dirección a seguir.

El metro de Praga tiene tres líneas: A (verde), B (amarilla) y C (roja). Con la línea A podréis llegar a la Ciudad Nueva (Nové  Město), en las estaciones Náměstí Mirů (en el corazón del distrito de Vinohrady, la Praga del XIX por excelencia), Můstek y Muzeum (las dos últimas situadas a ambos extremos de la famosísima y siempre concurrida Plaza Wenceslao, (Václavské náměstí en checo). La línea A o verde también os llevará al corazón de la Ciudad Vieja (estación Staroměstská). Esta línea de metro cruza el río y llega hasta la Malá Strana (estación Malonstranská) y sube hasta el Castillo de Praga o Hradčany (estación Hradčanská).

Con la línea B (amarilla) también es posible llegar a los principales puntos de la Praga turística. Para llegar a la Ciudad Vieja con la línea B, tendréis que bajar en la estación de Náměstí Republiky. Desde esta parada también podréis llegar cómodamente a pie hasta la Plaza Wenceslao. La línea amarilla continúa hasta el corazón de la Ciudad Nueva: la estaciónMůstek, al final de la Plaza Wenceslao, permite llegar andando tanto a la Plaza de la Ciudad Vieja como a los muelles del río Vltava. Lo mismo sucede si bajáis en la estación Narodní třida (Avenida Nacional), desde donde podéis acceder a la zona de los muelles del río, al Teatro Nacional (Narodní divadlo), al conocido Café Slavia (delante del río, en la acera opuesta al Teatro) e, incluso, andando un poco más, hasta el archifamosísimo Puente de Carlos (Karluv Most). La línea B sigue adentrándose en la Ciudad Nueva y llega hasta la estación de Karlovo náměstí (Plaza de Carlos), situada en la hermosísima plaza del mismo nombre.

La línea C o roja llega también a la Ciudad Nueva, en concreto a la estación Můstek. Si bajáis en la estación I.P. Pavlova, estaréis a un paso de las famosas cervecerías U Fleku y U Kalicha. Con la línea roja o C llegáis hasta Vyšehrad, una de las excursiones de medio día más recomendables para hacer fuera del centro de Praga.

Las tres estaciones en el centro de la ciudad en donde es posible hacer transbordos son:

Můstek, entre las líneas A y B. Muzeum, entre las líneas A y C. Florenc, entre las líneas B y C. En Florenc se encuentra también la principal parada de autobuses de Praga.

Como sucede en los tranvías, las sucesivas estaciones se anuncian por megafonía: Příští stanice… y el nombre de la estación correspondiente. Por ejemplo Příští stanice… I.P. Pavlova. Si hay correspondencia con otra línea, escucharéis las palabras Přestup na linku y la letra correspondiente, A, B o C. La megafonía anuncia también cuando las puertas del metro se cierran y ya no se puede subir o bajar de los vagones: Ukončete prosím výstup a nástup, dveře se zavírají (Por favor, no suban y bajen del tren, las puertas se están cerrando).

Una curiosidad sobre el metro de Praga: como todos los metros de influencia soviética, está construido a muchísima más profundidad que los metros españoles, así que cuando descendemos al interior de las estaciones, el trayecto en las escaleras mecánicas es largo y nos da la sensación de hacer un «viaje al centro de la Tierra». Además, las escaleras mecánicas suben y bajan a una velocidad de vértigo. Hasta que no te acostumbras, utilizarlas es toda una experiencia.

Escaleras mecánicas del metro de Praga. Estación Náměstí Mirů

PASES TURÍSTICOS

La única tarjeta que conozco es Prague City Card (nada que ver con la Open Card que utilizan los checos y que incluye transporte, recarga de móviles, compra de entradas para espectáculos, etc). La Prague City Card permite la entrada a diversos museos y monumentos, aunque realmente, no sale a cuenta. Muchos de los lugares que supuestamente incluye, son de entrada libre. Otros, no tienen interés para un turista que va a pasar cuatro o cinco días en Praga. O una semana. Además, no incluye visitas imprescindibles, como el Barrio Judío, ni siquiera un descuento en la entrada. De todas maneras, os enlazo la web de Prague City Card:

 http://www.praguecitycard.com/index.php?option=com_frontpage&Itemid=1&lang=es

COMER Y BEBER


Una advertencia: en las cervecerías y restaurantes más tradicionales, los de ambiente checo, con camareros lentos y ariscos pero con comida suculenta y económica y jarras enormes de cerveza pilsen, es muy habitual compartir mesa con otros clientes. Normalmente hay mesas largas y allí se va sentando la gente, a medida que llegan, sin tener en cuenta quién es su vecino de mesa. Choca un poco al principio, pero después uno se acostumbra.

Una muestra muy incompleta, evidentemente, de los lugares que en el centro de Praga sirven almuerzos o cenas a precios más o menos razonables.

Ciudad Vieja (Staré Město) y Barrio Judío (Josefov)

U Zlateho Tygra, en la calle Husova. La oferta del menú es, mayoritariamente, basada en comida checa tradicional y suculenta, no apta para quienes controlan su tensión arterial y su colesterol. Las raciones son abundantes y sirven cerveza Pilsen de 12º fantástica. Es una de las cervecerías de Praga que aún conservan el ambiente tradicional (ambiente que tiene sus ventajas, raciones generosas y comida consistente, clientes charlatanes y cantarines, posibilidad de “tomar el pulso” a la ciudad real, y sus inconvenientes, servicio lento y un poco arisco).

U Vejvodu, en la calle Jilská, cerca de la Plaza de la Ciudad Vieja. Es una taberna tradicional, en donde se come muy bien a precio correcto. El ambiente es agradable y tranquilo. Muy recomendable.

Rugantino, en la calle Dušní, en el Barrio Judío, a cuatro pasos de la Sinagoga Española. Sirven buenas pizzas y ensaladas.

Hogo Fogo, en el Barrio Judío, en la calle Salvatorská,, delante de la Iglesia del Espíritu Santo y cerca de la Sinagoga Española. Es un sitio poco conocido, no suelen entrar turistas y la primera impresión que da es de ser un lugar un poco “cutre”. Pero superada esta primera impresión, podías comer buenos platos de pasta a precios muy económicos. Pero por lo se comenta últimamente, el adjectivo “cutre” no sólo es ahora aplicable a su decoración o a su ambiente, sino también a la calidad de su cocina.

Obecní Dům (restaurante del sótano). En la Plaza de la República (Náměsti Republiky), al lado de la Torre de la Pólvora (Prašna brana). No os dejéis intimidar por la majestuosidad del edificio de la Casa Municipal (esto es lo que significa Obecní Dům), ni por el lujo del restaurante que hay en la planta principal. Tenéis que bajar hasta el sótano y allí hay un restaurante donde se come bien, a precio correcto, teniendo en cuenta la zona y el lugar. A la hora de cenar, los fines de semana, sobre todo, hay música en vivo (generalmente jazz, pero también música tradicional checa).

U Golema, en la calle Maiselova, en el Barrio Judío. Antes era un restaurante “kosher”, es decir, la comida que se servía no incluía alimentos prohibidos per las leyes dietéticas judías (kashrut), pero ya hace tiempo que en su menú incluyen platos que contienen cerdo o marisco. También hay menús vegetarianos. No es un restaurante económico (comer al mediodía puede salir por unas 600 coronas) y se les nota demasiado que orientan su negocio de cara al turismo (como su nombre indica, explotan al máximo la leyenda del Golem, tradicional entre los judíos checos). De todas maneras, es una de las opciones si se os hace la hora de almorzar en el Barrio Judío.

Mikulka’s Pizzeria, en la calle Beneditská, muy cerca de la Plaza de la Ciudad Vieja. Además de pizzas (al estilo checo, claro), sirven pasta y ensaladas. Servicio rápido (para ser checos) y precios económicos.

Kolkovna: en pleno Barrio Judío, en la calle Kolkovné, muy cerca de la Sinagoga española. La cocina es excelente, sirven verdaderas especialidades checas, aunque aptas sólo para paladares centroeuropeos. La cerveza oficial es la Pilsner Urquel. Ambiente muy agradable y tranquilo. Se puede comer un plato, una ensalada y una cerveza por unas 400 coronas. No es un lugar económico, pero la calidad de la comida, el ambiente y su situación céntrica lo convierten en un lugar adecuado para almorzar o cenar.

Pivnice u Pivrnce, en la calle Maiselova, en el Barrio Judío.  La pivovar está en la planta sótano, no en la primera planta, tenedlo en cuenta. Se come muy bien y no es caro.

Ciudad Nueva (Nové Město)

U Medviků, en Na Perstyne, delante del Teatro Nacional i del edificio de la Lanterna Magika. La primera taberna U Medviků se abrió a mediados del siglo XV. Actualmente es una “Sala de Cerveza” (lugar en donde sólo se acude a saborear esta bebida) además de restaurante. Siempre está muy lleno, tanto de clientela checa como de turistas, así que mejor es llegar pronto a almorzar (no más tarde de las 13h) o a cenar (no más tarde de las 20h) si queremos encontrar mesa. Sirven cocina tradicional checa. Pedid alguno de los platos hechos a base de pollo con bolas de patata cocida (bramboré) o de masa de pan hervido (houskové knedliky, que son mi perdición). Hay que tener en cuenta que en los restaurantes, cuando un plato lleva guarnición, si no se explicita lo contrario, ésta consiste en las rebanadas de masa de pan hervido y remolacha o chucrut. Últimamente los camareros ya empezaban a preguntar a los turistas qué tipo de guarnición preferían. En U Medviků sirven cerveza Gambrinus o Budweisser-Budvar, si no es que se pide expresamente otra marca de cerveza checa (como Pilsner Urquell, Staropramen, Kozel, o Primator)

U Pinkasů, en Jungmannovo náměsti, entre la Plaza Wenceslao y la Avenida Nacional (Narodní Třida). Esta pivovar queda un poco escondida, en un callejón lateral (si os situáis mirando al río y a la Avenida Nacional, con la Plaza Wenceslao a vuestras espaldas, queda a la izquierda). Sirven comida sencilla y consistente, sin pretensiones y buena cerveza Pilsner Urquell. Tradicionalmente había sido un lugar tranquilo y poco frecuentado por turistas, pero actualmente, decir esto de “poco frecuentado por turistas” es imposible en cualquier establecimiento del centro de Praga. Siempre ha sido MI LUGAR PREFERIDO PARA COMER, por el ambiente y por la relación calidad-precio.

U Fleků, en la calle Kremencova. Es la CERVECERÍA POR EXCELENCIA DE PRAGA (lo que no quiere decir que sea la mejor, sino la más conocida y concurrida). En esta cervecería viven por y para el turismo, pero no se puede haber estado en Praga y, al menos, no haberse tomado una jarra en U Fleků. Sirven una cerveza negra de elaboración propia, la flekovna, desde finales del siglo XV. No tiene nada que ver con la negra que conocemos por aquí, ésta es suave y muy diurética. En verano se puede comer y beber en el patio, en las largas mesas compartidas y siempre ocupadas por turistas. Si queréis más tranquilidad, podéis entrar en las salas interiores de construcción gótica. La comida es cara, así que si hay que acompañar las enormes jarras de flekovna, lo mejor es pedir un bocadillo (el típico checo de salchicha) o el queso de cerveza (pivní sýr). Si, por el contrario, queréis pedir un plato, lo que sale más a cuenta es el típico estofado de ternera con salsa picante, nata y masa de pan hervido, el goulash a houskové knedliky. Atención con las bebidas: como sucede todavía en las cervecerías y tabernas tradicionales, si no se dice lo contrario, ni preguntan y te traen de entrada la enorme jarra de cerveza. Todas las que se beban, las apuntan en un trozo de papel que queda encima de la mesa, trazando un raya, o sea, tantas cervezas, tantas rayas. Al final, cuando hay que pagar, cuentan las rayas para saber cuántas cervezas se han consumido. Por tanto, vigilad las rayas, no vaya a ser que “sobre” alguna.

Patio de U Fleku

Kavárna Velryba, en la misma zona de U Fleků, en la  calle Opatovická, que queda perpendicular por encima de la calle Kremencova. Es una especie de café donde también sirven bocadillos de pollo, hamburguesas y ensaladas. La comida es buena y el precio económico.

Novomestsky Pivovar, en la calle Vodičkova, al lado de la Plaza Wenceslao. Comida abundante y consistente, a buen precio.

Hospoda V Lucerna, en el interior del Pasaje Lucerna, en la calleVodičkova, al lado de la Plaza Wenceslao. Se come MUY BIEN y a un razonable, teniendo en cuenta la zona.

Kmotra, en la calle V Jirchařich. Es una pizzeria donde se come razonablemente bien a precios correctos.

U Suteru, muy cerca de río y de la Casa que baila, , entre Palackeho náměsti y Rašinovo nábřeři. Sirven especialidades checas y eslovacas, siempre está muy lleno porque los precios son económicos. Ambiente checo (con lo bueno y lo malo que esto significa).

Universal, también enV Jirchařich. Para comer rápido y a precios económicos.

U Kalicha («El Cáliz»), en la calle Na bojišti, muy cerca del metro I.P.Pavlova. Es la SEGUNDA CERVECERÍA MÁS EMBLEMÁTICA DE PRAGA, aunque bastante «machacada» por el turismo. Aparte de ser famosa por su cerveza, U Kalicha se dio a conocer fuera Praga porque el escritor checo Jaroslav Hasek, en su obra Las aventuras del buen soldado Sveij, hace que el protagonista frecuente el local. El establecimiento se ha convertido en una especie de museo o «lugar de culto» dedicado al «buen soldado». Las paredes están llenas de citas de la novela, de firmas de famosos, los camareros van vestidos como soldados del Imperio Austro-Húngaro durante la I Gierra Mundial… Es mejor ir a cenar y se puede pasar una velada pintoresca. No es un restaurante económico, pero tampoco no nos rompe el presupuesto. Además, siempre hay mucha animación.

Pivovarský Dům: en la calle Lipová, a un paso de Karlovo náměstí. La Casa de la cerveza, como su nombre indica, es un lugar donde se pueden degustar hasta 8 tipos diferentes de esta bebida (incluso se puede hacer una degustación de pequeñas muestras) . Sirven cocina tradicional pero también internacional a precios razonables. Hay carta, pero también existe la opción de tomar una especie de «menú del día», que normalmente ofrece una ensalada o un entrante, una sopa, un plato de carne y una cerveza por unas 300 coronas. No está mal. El ambiente es agradable y moderno y el local se encuentra céntrico, en el corazón de la Ciudad Nueva.

Degustación en la Casa de la Cerveza

Malá Strana

U svatého Tomáše («La de Santo Tomás», en la calle Letenská, al lado de la Plaza de la Malá Strana (Malostranské Náměstí). Esta calle es la que lleva desde la Plaza hasta los Jardines Wallestein. Es una de las cercecerías más antiguas de Praga (siglo XIV). Hace muy poco que ha sido renovada, ya que había  llegado un momento en que, desde el exterior, el edificio parecía casi ruinoso. Es UNA DE LAS MEJORES CERVECERÍAS DE LA CIUDAD. Se come MUY BIEN a precios correctos.

U Sschnellů, en la calle Tomásšká (entrando por la calle Letenská, desde la Plaza de la Malá Strana, a la derecha). Un lugar MUY AGRADABLE. Buena comida a precios aceptables, puede que un poco más económicos que los de U svatého Tomáše.

Baráčnická Rychta: en la calle Tržiště. Se puede tomar un suculento plato, acompañado por la típica ensalada de pepino con crema y una cerveza por unas 300 coronas (algo más de 10 euros). Sirven varios tipos de cerveza, pero sobre todo, la típica Pilsner Urquel, que puede costarnos unas 30-35 coronas. También es una vinarna, es decir, un local donde se pueden beber vinos checos de la zona del Znojmo Es el tipico local de comidas checo en el corazón de la Malá Strana. Es una verdadera institución en Praga, por lo que no hay que perder la oportunidad de pasar por allí aunque sea a tomar una cerveza. Si vais a cenar, en el sótano podréis escuchar música en vivo.

U Maleho Glena, en la calle Karmelitská, muy cerca de la Plaza de la Malá Strana. Comida rápida, pero de buena calidad a precios razonables. Suele haber música en vivo.

U Mecenáse («El Mecenas»), en la Plaza de la Malá Strana. UN CAPRICHO DE RESTAURANTE. Es uno de los mejores restaurantes de Praga, tanto por la cualidad de su comida como por su ambiente y por el trato al cliente. En verano es siempre necesario reservar mesa, así que los turistas acostumbran a pasarse por el local al mediodía y reservar para la noche. ES CARO, pero si vais a Praga en pareja y queréis algo especial, es uno de los más recomendables.

Distrito del Castillo (Hradčany)

Exterior del restaurante Vikárska, justo delante de la catedral

Todos los restaurantes y cervecerías en esta zona son caros. Saben positivamente que la gente que visita el Castillo tiene que pasar allí el día completo y, por tanto, comerán por la zona cuando llegue el mediodía y estén cansados de andar. Por eso, cuando vayáis al Castillo tenéis que mentalizaros que gastaréis más de lo habitual. Lo mejor es empezar a recorrer la calle Loretenská de un extremo al otro e ir mirando los menús que están en el exterior de los establecimientos, para comparar precios.

Vikárka, al lado de la Catedral de San Vito, dentro del recinto del Castillo. No es económico, pero se come MUY BIEN y el lugar es ideal. Además, todavía sirven cerveza Staropramen, que ya hace algún tiempo está siendo sustituida por Pilsner Urquell en muchos establecimientos.

U Černého Vola: en la calle Loretenská, muy cerca de la Iglesia de Nuestra Señora de Loreto. Es uno de los pocos restaurantes de la zona del Castillo que todavía no han perdido su ambiente tradicional y en los que se puede comer a un precio razonable. El ambiente checo de la cervecería El buey negro, como siempre advierto, tiene todas sus ventajas e inconvenientes: buena comida a precios correctos, pero el servicio rayando en lo antipático, y lento, muy lento (en general, los camareros checos van un poco a su aire, aunque el local esté a reventar, son de los que no se estresan). Pero allí nos podemos encontrar familias checas, turistas, artistas, todos compartiendo las largas mesas (como es habitual en los locales tradicionales) y eso le da un encanta añadido. Además, se puede degustar una de las cervezas checas más típicas, la Kosel. Se pueden tomar una especie de «tapas» checas: tripa, una amplia variedad de salchichas picantes, quesos con aceite o cerveza… (nada de patatas bravas, chocos y boquerones). Hay que tener en cuenta que como en todos los locales tradicionales, cuando el cliente se acaba una de las enormes jarras de cerveza, se le sirve otra sin preguntar previamente. Por lo tanto, si no queremos acabar con una buena cogorza, hay que estar atento a señalar al camarero cuando queremos dejar de beber. Se come ESTUPENDAMENTE por unas 500 coronas.

VOCABULARIO 

Antes de dejar aquí escrita una lista del vocabulario que se supone que es básico conocer  para pasar unos días en Praga, debo hacer dos advertencias (podría hacer muchas más, pero con dos vale):

1) El checo es una lengua eslava, por tanto, muy diferente de cualquier lengua románica, como es el castellano. Es diferente tanto en la pronunciación, como en el léxico o en la sintaxis. Esto quiere decir que cuando nos encontramos con esas palabras checas con consonantes adornadas con signos de puntuación «raros» o cuando queremos verbalizar esos conjuntos de dos o tres consonantes, hace falta tiempo para comprobar que los checos entienden algo de lo que sale por nuestra boca, nunca estamos del todo seguros de cómo van a sonar sus palabras dichas por el hablante de una lengua románica. ¿Cómo explicaros que para pronunciar la Řhay que colocar la lengua como si se quisiera pronunciar una L para acabar pronunciando una RR? Más fácil es explicar que la Ě se pronuncia IE, que la J se pronuncia I, que la Ž se pronuncia con un sonido entre la LL y la Y (algo como dj) o que la Č es una CH, de manera que las palabras náměstí (plaza), ahoj (hola), nádraži(estación) o černý (negro) se pronuncian namiesti, ajoi, nadradji y cherní respectivamente? Con esto quiero decir que lo que podáis pronunciar y lo que ellos entiendan (o quieran entender) no siempre va a coincidir.

2) Los checos tienen como segunda lengua el alemán y las personas mayores saben ruso, cuando esta lengua se estudiaba en las escuelas durante la época comunista, aunque nunca he escuchado a ninguno hablarla, se niegan sistemáticamente a hacerlo. Los muy jóvenes empiezan a hablar inglés y los camareros o el personal de los hoteles de cierta categoría también hablan esta lengua, pero esto no es general en todos los restaurantes o cervecerías de la ciudad. Sin embargo, sí que las cartas podemos encontrarlas ya en inglés y en francés. Hace sólo 15 años esto era bastante difícil de encontrar. Pero no esperemos que la gente de la calle hable inglés. No quisiera ser demasiado dura, pero los checos no entienden ni hacen nada por entender. Esto, que podría no tener demasiada importancia si sólo se diera entre la población, es realmente grave cuando se da entre los camareros o personal de museos, en una ciudad que vive del turismo. Evidentemente, hay excepciones, pero en general, no esperemos que las personas que trabajan en el sector servicios sean demasiado cordiales.

Teniendo en cuenta que el checo es incomprensible para un turista que hable una lengua románica, que en Praga no siempre vamos a encontrarnos con personas que hablen inglés y que no todos están dispuestos a hacer un esfuerzo por comunicarse, os dejo una lista de vocabulario básico para, al menos, poder entender las cartas de los restaurantes o los rótulos de los museos.

Comer y beber

agua: voda

agua mineral con gas: mineralka sumivá

agua mineral sin gas: nešumivá

ensalada: sálat

arroz: riže

chucrut (guarnición típica): kysele zelí

champiñones: houby

bolitas de masa de pan (guarnición típica) : knédliky

bolitas de masa de patata (guarnición típica): brámbore

carne: maso

carne de ternera: telecí

cerveza: pivo (una cerveza: jedno pivo; dos cervezas: dvé pivo)

vino: vina

creps rellenas (postre típico): palačinky

desayuno: snidaně

almuerzo: oběd

cena: večeře

entrantes: předkrmy

queso frito (plato típico): smažený sýr

fruta: ovoce

café: káva

café con leche: bilá káva

helado: zmrzlina

guarniciones: přilohy

leche: mléko

mantequilla: máslo

mermelada: džem

pan: chléb

patatas fritas: hranolky

verduras: zelenino

pescado: ryby

jamón: šunka

postres: dezert

pollo: kuře

sopa: polevka

zumo: džus

sal: sůlt

azúcar: cukr

Palabras y expresiones usuales

sí: ano

no: ne

adiós: na shledanou

hola: ahoj

buenos días: dobrý den

buenas tardes (noches): dobrý večer

gracias: děkuji

la cuenta, por favor: učet, prosím

calle: ulice

plaza: naměstí

avenida: třida

torre: vez

iglesia: kostel

entrada: vchod

salida: východ

por favor, de nada: prosím

cerrado: zavřeno

estación: nádraži

habitación: pojok

baño, aseo: toalety

lo siento: je mi líto

no entiendo: zerozumim

gratuito: zdarma

¿cuánto cuesta esto?: co toto stoji

Si queréis hacer alguna pregunta relacionada con el contenido de la entrada, dejad un comentario e intentaré contestar lo más pronto posible