Praga, itinerarios y recomendaciones (III): la Ciudad Vieja, el Barrio Judío, el Puente de Carlos y la isla de Kampa

Este itinerario se puede realizar en un solo día, dedicando la mañana a la visita de la Ciudad Vieja y del Barrio Judío y reservar la tarde para conocer el famoso Puente de Carlos y recorrer la Isla de Kampa. Esta opción sería la aconsejable para aquellos viajeros que no van a pasar más de tres o cuatro días en Praga.  Tendrá que ser, por supuesto, una visita hecha con menos «detalle», por decirlo de alguna forma. Recomiendo, encarecidamente, sin embargo, la visita completa a la antigua Ciudad Judía. Esta primera parte del itinerario os puede llevar, aproximadamente, unas cuatro horas, con lo que es necesario empezarla por la mañana temprano. Lo agradeceréis, sobre todo en la Ciudad Vieja, donde las aglomeraciones de turistas, son habituales.

Si vuestra estancia en la ciudad va a ser más larga, cinco, seis días o una semana, es aconsejable «racionalizar» algo más el tiempo y dedicar un día a la Ciudad Vieja y el Barrio Judío, complementando la visita con un paseo por los Muelles del Vltava y un paseo en barco por el río. Las combinaciones son diversas y dependerán del tiempo y de las preferencias de cada uno.

LA CIUDAD VIEJA (Staré Město)

La Plaza de la República (Náměstí Republiky)

La Plaza de la República

Desde este punto de Praga comenzaba el llamado Camino Real, que llegaba hasta el Hradčany, el distrito del Castillo. Éste era el recorrido que seguían los reyes de Bohemia en el día de su coronación. Más o menos donde ahora se encuentra la Obecní Dům hubo desde mediados del siglo XV hasta  los últimos años del mismo siglo el Palacio Real. Después, la corte volvió a trasladarse  al Castillo de Praga. Cuando los reyes de Bohemia eran coronados, seguían el Camino Real hasta el Castillo donde se les imponía la corona y resto de símbolos de la realeza que se custodiaban en la Catedral de San Vito. Seguir este camino constituye uno de los paseos más bonitos que se pueden dar en Praga y tiene una duración de aproximadamente una hora y media-dos horas a pie. Incluye la Plaza de la República, Calle Celetná, Plaza de la Ciudad Vieja, Calle Karlova, Puente de Carlos, Plaza de la Malá Strana y Calle Nerudova que lleva directamente hasta el recinto del Castillo.

Torre de la Pólvora

En la Plaza de la República, a la izquierda del edificio de la Obecní Dům, se encuentra la Torre de la Pólvora (Prašná brána). Fue construida en el año 1474 por el rey Vladislav II y ocupa el lugar de uno de los torreones de la antigua muralla del siglo XIII que rodeaba la Ciudad Vieja y que la separó un siglo más tarde de la Ciudad Nueva. En realidad, si os situáis mirando de frente la Torre de la Pólvora, a vuestra izquierda se extiende una calle llamada Na Přikopě, que literalmente significa «en el foso». Esto quiere decir que esa zona era el foso que rodeaba la antigua muralla. La Torre tenía que ser la entrada más importante de entrada a la Ciudad Vieja. Cuando la sede del poder real regresó al Castillo de Praga, la construcción de la Torre se interrumpió y fue utilizada durante muchísimos años como polvorín, de ahí su nombre. Fue restaurada en estilo neogótico por Josef Mocker entre 1875-1886. Actualmente la Torre de la Pólvora es uno de los mejores lugares para tomar fotografías panorámicas de la Ciudad Vieja.

La calle Celetná (Celetná ulice)

La Torre de la Pólvora vista desde la calle Celetná

Si pasamos por debajo de la Torre, accedemos a la calle Celetná, que nos lleva directamente a la Plaza de la Ciudad Vieja. En esta calle podremos contemplar los diferentes estilos arquitectónicos que se reúnen en la ciudad de Praga, desde el románico hasta el vanguardista. Muchos de los edificios que ocupan la emblemática Celetná ulice tienen planta subterránea. Allí estaréis en el nivel románico de lo que fue la antigua ciudad. El nivel de las calles tuvo que elevarse en el siglo XII a causa de la crecida de las aguas del río que en primavera inundaba la ciudad. Se cubrieron con tierra las casas y edificios de la zona y encima de construyeron otros nuevos.

Continuando por la calle Celetná, nos encontramos a la izquierda con el edificio de la Nueva Casa de la Moneda (núm. 36). Durante el siglo XV en este lugar existía un edificio independiente de estilo gótico dque formaba parte de la Corte Real. Después se convirtió en la Casa de la Moneda de la Ciudad Vieja y posteriormente fue la comandancia de la guarnición de este distrito. El edificio actual es barroco, construido en 1755 y fue encargado por el Conde Pachta. Si os fijáis en las monumentales esculturas de su fachada (los mineros de los yacimientos de la ciudad de Kutna Hora y soldados) entenderéis que son una referencia a sus anteriores usos (moneda, guarnición…).

Emblema de la Casa del Ángel Dorado

En el lado derecho, en el número 27, encontramos la casa llamada V Templu. La fachada neoclásica esconde el lugar donde, probablemente, en el siglo XIII existía la Iglesia de la Conversión de San Pablo y que pertenecía a los Templarios.  A su lado se levanta la Casa de las cuatro columnas (núm.25). El número 31 corresponde al Palacio Pachta, y al lado podemos contemplar la Casa del ángel dorado (núm. 29), que fue uno de los hoteles más lujosos de Praga en donde se alojaron incluso reyes y altos mandatarios.

En la esquina opuesta, en el número 34, se levanta la Casa de la Virgen Negra, uno de los edificios de Praga más admirados por los amantes de la arquitectura moderna. Fue construida en estilo cubista por el arquitecto Josef Gočár, entre 1911 y 1912. El edificio toma su nombre por la imagen de una Virgen negra que hay en una de las esquinas de la fachada. En su interior encontramos una exposición permanente dedicada al cubismo checo y, además, una librería especializada en la ciudad de Praga, en donde podemos encontrar volúmenes en casi todos los idiomas, incluido el español, lo que no era muy habitual hasta hace poco.

Casa de la Virgen negra (U černé Matky Boží), en la calle Celetná

Al otro lado de la calle, en el número 21, podemos contemplar la Casa del águila roja, también conocida como la Casa del ciervo en el caldero.

Emblema de la Casa del águila roja, en el 21 de la calle Celetná

Continuando en dirección a la Plaza de la Ciudad Vieja nos quedará a la derecha la Casa de Manhart, (núm.17), formada por varios edificios góticos que posteriormente se reconstruyeron en estilo renacentista. Los antiguos edificios fueron reunificados en estilo barroco por el arquitecto Václav Kañka alrededor de 1750. La casa se conoce con el nombre del que fue su propietario a principios del siglo XVIII, Johan Frederik Manhart, cuando el palacio era famoso por sus representaciones teatrales, conciertos y otras actividades artísticas. De los edificios originales en la Casa Manhart se han conservado portales góticos, bóvedas renacentistas y esculturas barrocas en el patio. Destaca un Sansón, esculpido en madera. Por un pasaje que atraviesa la Casa Manhart podemos llegar de la calle Celetná a la calle Malá Stuparská, donde encontraremos una de las más hermosas iglesias barrocas de Praga, la de San Jaime. Si embargo, os recomiendo que la visita a esta iglesia la dejéis para más tarde y continuéis vuestro recorrido hasta la Plaza de la Ciudad Vieja.

Malá Stupartská

Emblema de la Casa del León checo, en el número 11 de la calle Celetná

En el número 13, a nuestra derecha se levanta el Palacio Millesimo. Fue construido en estilo barroco en la segunda mitad del siglo XVIII. Al palacio se accede por un portal en el que destaca un monumental escudo de armas , esculpido en piedra, de la familia que fue su propietaria, los Caretto-Millesi. Dejando atrás el Palacio, en el número 11 encontramos la Casa del León checo, que actualmente alberga una taverna de vinos en su sótano.

A la izquierda, en el número 12, se halla el Palacio Hrzán, uno de los ejemplos más espectaculares del barroco checo de principios del siglo XVIII. No os podéis perder la decoración escultórica de su fachada.

En este punto, se está ya en las inmediaciones de la Plaza de la Ciudad Vieja. Desde Celetná, se accede a ella por el lado sur, por lo que iréis divisando la torre del edicio del Ayuntamiento y notaréis ya la presencia inconfundible de los numerosísimos turistas que siempre, a cualquier hora, llenan la Plaza.

La Plaza de la Ciudad Vieja (Staroměstské náměstí)

Es la plaza más antigua y la más importante del primer núcleo de población que existió en Praga. Esta plaza ha sido testigo de la mayoría de los acontecimientos de la historia de este país: comitivas reales, ejecuciones (de la más trágica de todas todavía se guarda recuerdo en esta plaza: observad el pavimento adoquinado a la derecha del edificio del Ayuntamiento y descubriréis 21 cruces blancas, en memoria de los 21 protestantes ejecutados en 1621 por la dinastía reinante de los Habsburgo), manifestaciones populares, etc.

En el centro de la plaza encontramos un monumento altamente simbólico, el dedicado al reformador Jan Hus, iniciador del movimiento nacionalista protestante de los husitas. Hus se enfrentó con el poder establecido, el del rey y el de la Iglesia Católica, y fue quemado en la hoguera. El monumento, obra de Ladislav Saloun, se construyó en 1915, Bohemia todavía formaba parte del Imperio Austro-Húngaro, como símbolo de reafirmación nacional.

Monumento a Jan Hus

El edificio del Ayuntamiento de la Ciudad Vieja se construyó en 1338 por decisión del rey Juan de Luxemburgo. A lo largo de los siglos se fue ampliando con los edificios adyacentes que podemos contemplar en la actualidad. En la torre de estilo gótico se halla el famoso reloj astronómico, construido en 1410.

Ayuntamiento de la Ciudad Vieja

Reloj astronómico

Autómatas

A las horas en punto (desde las ocho de la mañana hasta las 10 de la noche), aparecen en sus ventanas los doce apóstoles. A ambos lados de la torre hay también unos autómatas,  figuras dotadas de movimiento que simbolizan la Vanidad, la Avaricia, la Muerte y el Turco. La figura de la Vanidad se mira en un espejo; el hombre que representa a la Avaricia, agita una bolsa llena de dinero; la Muerte blande su guadaña y el Turco, el enemigo real que estaba siempre amenazante esperando a entrar dentro de las fronteras de los reinos cristianos, hace gestos amenazantes.

A lo largo del día, las aglomeraciones delante del reloj, cuando las figuras empiezan su exhibición, son muy habituales, sobre todo al mediodía o en las horas centrales de la tarde. Por tanto, y como en cualquier lugar en que se dieran circunstancias parecidas, hay que extremar la precaución con los carteristas. Hace sólo 15 años no tendríamos que haber tenido demsiado en cuenta este consejo, pero la llegada del turismo masivo tiene estas consecuencias.

El interior del Ayuntamiento se puede visitar (hay periódicas visitas guiadas en diferentes idiomas), así como la Torre, desde la cual se hacen unas fotografías espectaculares.

Vista de la Plaza de la Ciudad Vieja desde la Torre del Ayuntamiento

A la izquierda del Ayuntamiento, justo en el rincón donde éste termina, podemos observar una casa que recibe el nombre de U Minuty, construida en estilo renacentista en el siglo XVI, con unos hermosos esgrafiados en blanco y negro.

Casa U Minuty

Iglesia de Nuestra Señora de Týn

En el extremo opuesto de la Plaza de la Ciudad Vieja, es decir, a la derecha si se está mirando el edificio del Ayuntamiento, se encuentra el edificio más cautivador de esta Plaza, símbolo de Praga por excelencia: la Iglesia de Nuestra Señora de Týn. Su fachada está separada del resto de la Plaza por el monumental frontispicio de la llamada Skola Týnská, con con unas arcadas góticas hermosísimas. Para acceder a la iglesia hay que cruzar el pasaje que hay bajo estas arcadas.Se puede visitar durante el horario de misas (consultar en la misma iglesia)

La iglesia fue construida durante los siglos XIV y XV en el lugar que había ocupado un templo anterior. Su interior es gótico y barroco y en él podemos encontrar la tumba del famoso astrónomo Tycho Brahe, que trabajó para Rodolfo II de Habsburgo en el siglo XVI.

A destacar el tímpano sobre el portal de la iglesia. El que podemos contemplar actualmente es una copia del que realizó el constructor y arquitecto de la corte de Carlos IV, Petr Parlér, que era de finales del siglo XIV.

Detrás de la Iglesia de Nuestra Señora de Týn queda el Ungelt o Patio de los Mercaderes y la Iglesia de San Jaime, también conocida como Iglesia de Santiago (en checo, Kostel Svatého Jakuba). Desde la Plaza de la Ciudad Vieja, para acceder a esta zona, tenéis que tomar una callejuela llamada Týnská, que queda a la izquierda de la iglesia.

Interior de Nuestra Señora de Týn

Týnská

El Ungelt queda entre las calles Mašná y Malá Štuparská y era  un antiguo patio donde los mercaderes de Praga hacían sus transacciones comerciales hasta el siglo XVII. También allí era donde los comerciantes tenían que pagar el derecho de aduana de la Ciudad Vieja. Detrás del Patio de los Mercaderes se encuentra la Iglesia de San Jaime.

Iglesia de san Jaime o de Santiago


Volviendo a la Plaza de la Ciudad Vieja, a la izquierda de la Iglesia de Nuestra Señora de Týn encontramos el Palacio Goltz-Kinsky, con una suntuosa fachada rococó. En este edificio se encontraba el Liceo Alemán, al cual asistió Franz Kafka (no olvidemos que Kafka, como todos los judíos checos, tenía el alemán como lengua propia, no el checo).

El Palacio Goltz-Kinsky, con la Iglesia de Týn a la derecha

A la derecha del Palacio Goltz-Kinsky se levanta una edificación que llama la atención, la Casa de la campana de piedra (Dum U Kamenného zvonu), una de las primeras edificaciones góticas de la ciudad que se construyeron como residencia particular y que data del siglo XIII. Recibe su nombre precisamente por la campana de piedra que sobresale en su fachada.

Casa de la campana de piedra

Detrás del edificio del Ayuntamiento encontramos la Iglesia de San Nicolás de la Ciudad Vieja (no confundir con su majestuosa homónima situada en la Malá Strana).  El templo, construido en 1735, es obra del arquitecto barroco por excelencia en Praga,, Kilián Ignác Dienzenhofer, con decoración escultórica del no menos famoso Antonín Braun. La iglesia es de culto protestante, por lo que su iinterior es bastante austero. Destacan los frescos, obra de Kosmas Damián Assam, y los estucos de Bernard Spinetti, mientras que la fantástica araña de cristal de Bohemia es posterior, de finales del siglo XIX. Hasta 1945 la iglesia no era visible, como ahora, desde toda la plaza, ya que quedaba oculta por la parte norte del Ayuntamiento. Pero ese año, poco antes de la finalización de la Segunda Guerra Mundial, el ejército nazi destruyó esa parte del edificio, con lo cual, la iglesia quedó completamente a la vista. El interior de la iglesia se puede visitar desde la mañana hasta media tarde (consultar horarios en el mismo templo).

San Nicolás de la Ciudad Vieja

En la Plaza de la Ciudad Vieja destacan también los dos conjuntos de edificios de su parte norte (detrás del Monumento a Jan Huss) y de su parte sur (a vuestra espalda, si os situáis mirando el edificio del Ayuntamiento)

Los edificios de la parte norte

La casa más antigua es la de la derecha, que se construyó en el siglo XVII en el lugar donde había existido un antiguo convento. Actualmente alberga el restaurante U Salvatore. A destacar las esculturas de la fachada. El resto de edificios son de principios del siglo XX y se construyeron tomando una parte del antiguo Barrio Judío cuando se produjo el Saneamiento.  La siguiente a la inquierda, con la fachada pintada de amarillo y rosa (es un solo edificio ) se construyó en 1900 y era la sede de la Compañía de Seguros de Praga. En la parte pintada de rosa se intentó respetar el estilo barroco de la casa original, mientras que la parte pintada de amarillo corresponde al estilo art nouvea, propio de finales del XIX y principios del XX.  El edificio que hace esquina con la calle Parizšká se construyó a principios de siglo, pero en estilo barroco, intentando reproducir también el edificio originario. Aquí podréis ver también la Casa natal de Frnnz Kafka.

Los edificios de la parte sur

La primera casa por la izquierda, con la fachada en tono salmón, es la Casa del unicornio blanco, de principios del siglo XVIII, que fue conocida popularmente por ese nombre porque allí había una farmacia llamada Del Unicornio blanco. La siguiente casa hacia la derecha es posiblemente la que llama más la atención, la Casa Storch y fue construida a finales del siglo XIX. En su fachada destacan los frescos pintados por Mikulas Aleš.

Detalle de la fachada de la casa Storch (San Wenceslao a caballo)

A la derecha de la Casa Storch encontramos la Casa del carnero de piedra. A menudo se dan confusiones entre esta casa y la que se encuentra al otro lado, la Casa del Unicornio blanco. Esto es debido a que la farmacia Del Unicornio blanco se trasladó con el tiempo a la Casa del carnero de piedra, por lo que las dos edificaciones, a veces, se conocen con el mismo nombre. A destacar el magnífico portal de estilo renacentista. Encima, a la derecha del balcón, podemos contemplar el emblema con un carnero. Hay una placa conmemorativa que recuerda la estancia de Albert Einstein en este edificio cuando ejerció de profesor en Praga en 1911. El edificio de la derecha es la Casa de la mesa de piedra, con su fachada en tono anaranjado. La siguiente casa, con la fachada de color verde pálido, actualmente es un hotel, el Old town. La siguiente casa, justo en la esquina con la calle Železná, es la Casa del caballito blanco, y en su interior conserva elementos románicos y góticos.  La casa también se conoce como Escuela Smetana, ya que era la sede de la escuela de pianistas que fundó el famoso compositor checo.

Alrededores de la Plaza Vieja

La Plaza pequeña (Malé náměstí)

Justo por detrás del rincón que crea el edificio del Ayuntamiento con la casa U Minuty encontramos la Plaza pequeña. Es uno de los lugares más tranquilos de Praga a pesar de estar a dos pasos del bullicio de la Plaza de la Ciudad Vieja. Esta plaza, rodeada de edificios de fachadas de múltiples colores, destaca por su fuente central, con su hermosa reja renacentista de 1560, rematada por un león dorado.

Fuente renacentista en la Plaza pequeña

La mayoría de los edificios que rodean la plaza son barrocos, aunque ocupan el lugar de otros mucho más antiguos, del periodo medieval. Muchas de ellas conservan los emblemas que servían como elemento diferenciador antes de que en Praga se numeraran los edificios, ya en el siglo XVIII.


La casa que posiblemente destaca sobre el resto es la que ocupa el número 3, la Casa Rott. La casa lleva el nombre del propietario de la casa desde 1855, Vincenc Josef Rott, un próspero hombre de negocios praguense. El nombre de del propietario (VJROTT) se ve escrito en mitad de la fachada. El exterior fue rediseñado a finales del siglo XIX por Mikulaš Aleš. Los frescos son obra de Ladislav Novák y de Arnost Hofbauer y representan distintas herramientas de metal, así como alegorías de trabajos manuales, detalles florales y escenas mitológicas. Actualmente, la casa Rott es un hotel.

Casa Rott

El Teatro de los Estados

Al Teatro de los Estados (Statvovské divadlo) se puede llegar a esta zona tomando la calle Železná, que está justo delante del edificio del Ayuntamiento, o bien por el pasaje Melantricová , que está delante de la casa U Minuty. En el número 1 de la Plaza Obocny se levanta el edificio del Teatro de los Estados, conocido también como Teatro Tyl (Tylovo divadlo)

Teatro de los estados

El teatro se construyó entre 1781 y 1783 por deseo del conde František Antonin de Nostitz-Rieneck y no se han realizado en él apenas cambios desde entonces. Durante un tiempo fue conocido como Teatro Nostitz. En este teatro, Wolfgang Amadeus Mozart estrenó su ópera Don Giovanni en 1787 con gran éxito, como recuerda una placa conmemorativa.

El teatro ha cambiado varias veces de nombre: en 1798 fue comprado por los Estados Checos de Bohemia y por eso pasó a llamarse Teatro de los Estados. Durante el periodo comunista tomó el nombre de Teatro Tyl, en memoria de Josek Kajetan Tyl, un músico especialmente comprometido con la cultura checa e integrante del movimiento nacionalista del Renacimiento Nacional Checo. Tyl trabajó a favor de la recuperación del checo como lengua de cultura, ya que ésta había quedado minorizada a favor del alemán, la lengua de la dinastía reinante de los Habsburgo. En 1834 se estrenó en el teatro la comedia musical Fidlovačka, en la que se cantaba una pieza con letra de Josef Tyl y música de František Škroup titulada ¿Dónde está mi hogar? (Kde domov můj). La canción pronto se hizo muy popular y en 1920 se convirtió en el himno nacional checo.

Como anécdota hay que señalar que el director checo Miloš Forman utilitzó el Teatro para rodar algunas escenas de la famosísima película Amadeus. El dinero que se obtuvo con la cesión del teatro sirvió para llevar a cabo una restauración que se completó en 1990. Es precisamente en esta fecha cuando recupera su denominación como Teatro de los Estados.

El Carolinum

En la Plaza Obocny número 3 se encuentra el edificio que desde mediados del siglo XIV albergaba la Universidad Karlova. El Carolinum, aunque hoy en día no resulte un edificio especialmente llamativo, tiene una gran importancia, ya que fue la sede de la universidad más antigua de la Europa central, ya que fue creada por Carlos IV en 1348. En el siglo XVIII, los distintos edificios góticos se unificaron con una fachada barroca. Del periodo medieval sólo se conserva una de sus puertas, la llamada Puerta Hus, el Aula Magna en su interior y un bonito mirador gótico en una de sus fachadas.

Entrada principal al edificio del Carolinum

Mirador gótico en el Carolinum

La iglesia de San Galo (Kostel sv Havel)

La iglesia de San Galo fue construida en el siglo XIII. Durante los siglos XIV y XV fue un importante centro de predicación de los husitas. La iglesia sufrió reformas y remodelaciones en los siglos XVII y XVIII. De este último siglo es el exterior que hoy podemos contemplar. La iglesia sólo se mantiene abierta durante el horario de misas, que hay que consultar en el mismo templo.

Iglesia de San Galo

La calle Havelská

Justo delante de la iglesia de Sant Galo se abre la calle Havelská, que durante siglos ha acogido el popular mercado de la fruta en la Ciudad Vieja. Todavía hoy se colocan en ella puestos de venta y se crea un ambiente bullicioso en el que se mezclan praguenses y turistas.

Mercado en la calle Havelská

Para empezar la visita al Barrio Judío, lo mejor es volver a la Plaza de la Ciudad Vieja (desde la calle Havelská, se llega por la calle Železná). Desde la Plaza, lo más aconsejable es tomar la calle Pařižská, que se abre en su parte norte. Justo en la esquina con esta calle se encuentra la Casa natal de Franz Kafka.

Placa conmemorativa en la fachada de la casa natal de Franz Kafka

EL BARRIO JUDÍO (Josefov)

Según los historiadores, los primeros asentamientos judíos en la ciudad de Praga se remontan al siglo X y se localizan en los alrededores de lo que sería con el tiempo el Castillo de Vyšehrad. En el siglo XI ya hay constancia de asentamientos judíos en la Plaza de la Ciudad Vieja y al otro lado del río, en la Malá Strana. A finales del siglo XI existían en Praga dos comunidades judías que tenían sus propios sistemas administrativos y religiosos, sus sinagogas, escuelas, etc.

A consecuencia de las persecuciones y pogroms que sufrían periódicamente, sobre todo a partir del que sufrieron a manos de los caballeros cruzados que pasaron por Praga en su camino hacia Tierra Santa en 1096, las dos comunidades judías decidieron unirse y se trasladaron a los terrenos al norte de la Ciudad Vieja, cerca del río, y rodearon su barrio con un muro, que los separaba y a la vez los protegía de sus no siempre cordiales vecinos cristianos.

A finales del siglo XIII, el rey Otakar II les concedió el estatuto de ciudad y el derecho a administrarla autónomamente. De ahí la existencia del Ayuntamiento Judío, que es uno de los edificios conservados en la actualidad.

La Ciudad Judía de Praga vivió su máximo esplendor durante el siglo XVI, sobre todo durante los años de gobierno del alcalde Mordechai Maisel, que era un excelente administrador y, además, un hombre rico, que contribuyó con su fortuna al desarrollo de su comunidad. La sinagoga Maisel fue construida  gracias a él y la principal calle que atraviesa la Ciudad Judía, la Maiselova, debe su nombre al rabino del siglo XVI.

Sinagoga Maisel

Figura representando al Golem, el souvenir más vendido en el Barrio Judío de Praga

En esa época, los médicos, astrónomos, matemáticos y otros sabios judíos eran consultados incluso por los reyes de Bohemia y solían vivir en el Castillo de Praga. En esa misma época vivió también el rabino Juda Löw Ben Bezalel quien, según dicen las leyendas, construyó el Golem, el monstruo de barro que cobraba vida gracias a unas palabras mágicas que sólo el rabino Löw conocía, y que defendió a los judíos de Praga de los ataques cristianos. Las figuritas que representan al Golem son uno de los souvenirs más vendidos en el Barrio Judío, porque la leyenda dice que si alguien te regala una (tienen que regalártela, no vale comprarla uno mismo), tu vida dará un giro positivo. Por otra parte, la tumba del rabino Löw es la más visitada en el Antiguo Cementerio Judío.

Paradójicamente, fue en esta época de esplendor cuando volvieron a producirse persecuciones de los judíos de Praga por parte de la población cristiana. Además, las condiciones en que vivían dentro de la Ciudad Judía, que ya tenía el carácter de ghetto separado del resto de la ciudad, eran especialmente difíciles, ya que mientras que la población iba en aumento, no recibían permiso para tomar nuevos terrenos fuera de los muros del Barrio Judío. Una muestra de ese problema, que se fue agravando con el paso de los siglos, es el Antiguo Cementerio Judío. El chocante espectáculo de las lápidas colocadas casi unas encima de otras (y existen varios niveles inferiores) se debe al hecho que no se quiso ceder a los judíos de Praga nuevas tierras para construir un nuevo cementerio, de manera que tenían que aprovechar el poco espacio de que disponían y, cuando éste ya no existía, cubrir las lápidas más antiguas y enterrar los cuerpos encima.

Antiguo Cementerio Judío

Pasados los años de esplendor que la comunidad judía de Praga vivió en el siglo XVI, sus miembros fueron apartados de la vida social, política y administrativa del resto de la ciudad. Sin embargo, los judíos de Praga fueron capaces de desarrollar una cultura riquísima que no se extinguió hasta que la tragedia del Holocausto nazi exterminó a la mayoría de los miembros de las comunidades judías del país.

A partir de 1850, el Barrio Judío de Praga pasó a llamarse Josefov, en honor al emperador Josef II, quien, con el Edicto de Tolerancia de 1781, había contribuido a mejorar notablemente las condiciones de vida de los judíos praguenses.

En 1848, se producen en Europa una serie de movimientos revolucionarios en contra de las monarquías absolutas. En el reino de Bohemia, habrá también levantamientos contra el emperador Francisco José. Una de las consecuencias de esta revolución fue positiva para los judíos: se les concedió derechos ciudadanos y políticos y el Barrio Judío se incorporó a la Ciudad Capital Real de Praga, que estaba integrada por la Ciudad Vieja, la Ciudad Nueva, la Malá Strana y la Ciudad del Castillo, como quinta “ciudad”.

Sin embargo, la vida dentro de la Ciudad Judía no era fácil. En el último tercio del siglo XIX llegó a tener casi 20.000 habitantes, se calcula que vivían 1820 habitantes por hectárea, la mayor densidad de población en Praga. El hacinamiento por falta de espacio, el deterioro de sus viviendas, eran el medio ideal para la propagación de enfermedades y epidemias. La tasa de mortalidad en el Josefov era un 50% más elevada que en el resto de los distritos de Praga. Por esta razón se decidió a llevar a cabo lo que se llamó Asanace, el Saneamiento, que consistió en demoler las murallas que separaban la Ciudad Judía de la Ciudad Vieja, así como la mayoría de sus edificios, tanto viviendas particulares como edificios religiosos. El Saneamiento tuvo lugar entre 1896 y 1913 y sólo se conservaron los edificios considerados históricos y que hoy forman parte del Museo Judío de Praga: cinco sinagogas (la Sinagoga Vieja-Nueva, la Sinagoga Maisel, la Sinagoga Alta, la Sinagoga Pinkas, la Sinagoga Klaus y la Sinagoga Española), el antiguo Ayuntamiento Judío, el Antiguo Cementerio Judío y su Casa de Ceremonias.

Existe en Praga una séptima sinagoga, la Sinagoga del Jubileo (Synagoga Jubilejní), cuyo nombre se debe a que fue construida con motivo del jubileo de los 50 años en el trono del emperador Francisco José II, también conocida como Sinagoga de Jerusalen porque se encuentra en la calle Jeruzalemská., en la Ciudad Nueva Fue diseñada en estilo pseudogótico, con elementos art nouveau y moriscos por Wilhem Styasny entre 1906 y 1907. Esta sinagoga no se considera perteneciente al conjunto de sinagogas de la antigua Ciudad Judía.

Sinagoga del Jubileo

Actualmente resulta muy difícil imaginar cómo sería la Ciudad Judía antes del Saneamiento. Hay quien dice que la demolición de prácticamente la totalidad del antiguo ghetto escondía intenciones de especulación inmobiliaria (hay cosas que no cambian…), lo cierto es que viendo estas fotografías de finales del siglo XIX y principios del XX (1), es bastante evidente que las condiciones de vida y de salubridad en el Josefov debían ser deplorables.

Alrededores de la Sinagoga Vieja-Nueva. Edificios renacentistas y barrocos demolidos entre 1900 y 1903

Calle Šmilesova

Edificios de la calle Cervená en 1900, antes de su demolición

Calle Cervená. A la izquierda, la Sinagoga Vieja-Nueva y a la derecha, la Sinagoga Alta. Los edificios frontales fueron demolidos

Delante de la Sinagoga Vieja-Nueva (1902), antes del Saneamiento

Casa del siglo XVIII, que fue demolida

Deterioro de las viviendas en el Barrio Judío

Casa llamada "De la Justicia" demolida en 1910

La calle Maisel en 1896

Viviendas delante de la Sinagoga Española y la Iglesia del Espíritu Santo que fueron demolidas entre 1912 y 1914

Patio de vecinos en la calle Josefská, que muestra las condiciones de vida insalubres y el hacinamiento en el Barrio Judío

Con la ocupación nazi de Checoslovaquia, llegaron las persecuciones la deportación a los campos de exterminio de los ciudadanos judíos de este país. La historia de la comunidad judía de Praga, como la del resto de judíos europeos podría haber caído en el olvido. Pero fue el mismo Hitler quien decidió que sería Praga la sede de un futuro Museo de una raza extinguida y empezó a trasladar a la ciudad todos los objetos de culto religioso, así como aquellos relacionados con la cultura del pueblo que soñaba con borrar de la faz de la tierra. Durante las confiscaciones que realizaban los SS a lo largo y ancho de la Europa ocupada por los nazis, se trasladaban a Praga todos los objetos que encontraban, biern en las viviendas, bien en los equipajes que preparaban cuando se les ordenaba que subieran a los trenes que debían conducirlos «al Este», pero que los llevaban hasta el trabajo esclavo o directamente a las cámaras de gas. Esta colección, repartida sobre todo entre las sinagogas Alta y Maisel, nos permite conocer actualmente cómo era la vida religiosa y cultural de los judíos antes del Holocausto.

De la Plaza de la Ciudad Vieja al Barrio Judío la calle Pařižská

La calle Pařižská. A la izquierda, la Iglesia de San Nicolás de la Ciudad Vieja

La calle Pařižská es una de las más elegantes y suntuosas de Praga, construida a finales del siglo XIX en estilo jugendstil vienés, que sería el equivalente al art nouveau francés o Modernisme catalán. Su construcción fue resultado del Saneamiento, cuando se derribaron las murallas y la mayoría de edificios de la antigua Ciudad Judía de Praga. Esta calle conecta la Ciudad Vieja con el río Vltava y parte por la mitad la zona en donde durante siglos se desarrolló la vida de la pujante comunidad judía de Praga. Pařižská es hoy una calle comercial y animada, por donde transitan los coches de caballos que salen de la Plaza de la Ciudad Vieja y dan un paseo a los turistas más caprichosos… ¡o más exhibicionistas!

Aunque hay varias opciones para llegar al Barrio Judío desde Pařižská, y aunque la opción que os aconsejo parezca, de entrada, la menos «racional», os aconsejo que sigáis la calle casi en la totalidad de su extensión, porque merece la pena disfrutar de sus edificios, de su animación y ¿por qué no? de sus escaparates. A medida que avancéis, llegará un momento en que a vuestra izquierda aparecerá la fachada trasera de la Sinagoga Vieja-Nueva (Staronová Synagoga). Es inconfundible. Bajad por la calle Cervená y saldréis a la calle Maiselova: habréis llegado al corazón del Barrio Judío de Praga, conocido también como Josefov.

La visita al Barrio Judío

Desde la calle Pařižská bajaréis por una callejuela estrecja, la calle Červená. A vuestra izquierda os quedará la Sinagoga Alta y a vuestra derecha, la entrada principal de la Sinagoga Vieja-Nueva. Estaréis en la calle Maiselova. Para sacar las entradas que os permiten visitar los monumentos del Barrio Judío, hay que dirigirse hacia las taquillas que están entre la Sinagoga Klaus y la Casa de Ceremonias, al lado del recinto del Antiguo Cementerio Judío. Para más información, consultad la página correspondiente del Museo Judío de Praga en español. Como veréis, el horario de visitas en verano es de 9h a 18h y en invierno, de 9h a 16h, ecepto los Sábados y festividades judías. para poder acceder a la visita completa, hay que comprar dos entradas:

1. La que da acceso a la visita a todos los monumentos del Museo Judío de Praga (Sinagoga Maisel, Sinagoga Klaus, Sinagoga Pinkas, Casa de Ceremonias, Antiguo Cementerio Judío y Sinagoga española) y que cuesta 300 coronas (unos 11,50€ ) para los adultos y 200 coronas (7,60€ )para los niños de 6 a 16 años y los estudiantes (se tiene que aportar el carnet universitario o cualquier otro que acredite como tal). Los niños menores de 6 años no pagan.

2. La que permite la visita a la Sinagoga Vieja-Nueva, que incluye también la entrada a la Sinagoga del Jubileo o de Jerusalén (sólo de Abril a Octubre, de 13h a 17h). Esta entrada cuesta 200 coronas (7,60€) para los adultos y 140 coronas (5,40€) para niños de 6 a 16 años y estudiantes. Los niños menores de 6 años entran gratis.

3. Existe la opción de comprar una sola entrada completa, con un descuento de 20 coronas: 480 coronas para los adultos y 320 coronas para niños de 6 a 16 años y estudiantes.

Mi recomendación: comprad la entrada completa. Por una parte, no podéis dejar de ver el Antiguo Cementerio Judío. Esto ja justifica la compra de la primera entrada. Y tampoco os podéis perder la Sinagoga Vieja-Nueva, por lo que habría que comprar la segunda. Pensad que se trata de la sinagoga más antigua de Europa, después de que la sinagoga de Worms, en Alemania, fuera destruida por los nazis. Es el único ejemplo de sinagoga construida según los cánones de la arquitectura gótica. Además, no es habitual que los turistas puedan tener acceso a sinagogas abiertas al culto. Sí, realmente es una visita cara si la comparamos, por ejemplo, con lo que cuesta la entrada al Recinto del Castillo de Praga. Pero pensad que aquí se esconden conflictos de intereses entre el Museo Judío y la Comunidad Judía, subvenciones que se piden  y se deniegan… Además, los precios que se pagan en otros países europeos por acceder a monumentos de importancia similar son más o menos los mismos: por ejemplo, 9,50 libras esterlinas =(11, 50€), para entrar en la Catedral de Saint Paul de Londres; o 7€ por subir a las torres de Nôtre Dame de París. Así que ¡no tengáis tentaciones de dejar correr la visita!

La existencia de dos entradas separadas se debe, como indica la página del Museo Judío de Praga, al hecho que la Sinagoga Vieja-Nueva, como está abierta al culto, cae bajo la jurisdicción de la Comunidad Judía de Praga, que es la responsable del mantenimiento y conservación de este monumento del siglo XIII y que cuenta con sus propios recursos para hacerlo.

La página del Museo Judío advierte que sólo es posible tomar fotografías en el Cementerio Judío, pagando un suplemento de 50 coronas. Personalmente, he tomado fotos en el interior de la Sinagoga Vieja-Nueva y nunca ha pasado nada… Aunque puede ser que en los últimos años se hayan vuelto más estrictos. Evidentemente, pagad el suplemento para fotos del Cementerio.

Un consejo acerca de la compra de entradas: no sé si actualmente funciona así y se ha decidido centralizar la venta de las entradas en un mismo punto, pero hasta hace poco se podían comprar en cualquiera de las sinagogas, con lo cual se evitaban las colas que se forman siempre en las taquillas al lado del Antiguo Cementerio. Haced el intento porque os ahorraréis mucho tiempo y no tendréis que poner a prueba vuestra paciencia.

La Sinagoga Vieja-Nueva (Staronová Synagoga)

Sinagoga Vieja-Nueva

Para entrar en la Sinagoga Vieja-Nueva los hombres tienen que llevar la cabeza cubierta. Estrictamente, una simple gorra serviría, aunque por respesto, se les exige que lleven la kippá judía. Con la entrada, proporcionan una kipá de cartón blando, que además sirve de souvenir. Ponerse esta kipá (sí, es verdad, los hombres quedan un poco ridículos con ellas…) hay más que suficiente. Y digo esto porque a veces, justo antes de entrar, hay algún viejecito que alquila kipás de tela. Si queréis hacer la obra de caridad del día (suelen ser ancianos judíos con pocos recursos), podéis “alquilar” la kipá. Pero si no, ya os digo, con la que os darán con la entrada hay más que suficiente para cumplir el precepto de llevar la cabeza cubierta en una sinagoga abierta al culto. Las mujeres, por supuesto, no deben cubrirse en una sinagoga.

La visita a la Sinagoga Vieja-Nueva es muy interesante, ya que es la sinagoga más antigua de Europa (data de 1270), después de que la sinagoga de Worms fuera incendiada durante el nazismo.

Está construida en estilo gótico primitivo. De su exterior, lo que más os sorprenderá son los dos frontones de ladrillo, que datan del siglo XV, y el tímpano que remata la entrada, con figuras de uvas y hojas. Cuando entréis, antes de acceder al interior propiamente dicho, pasaréis por una especie de porche, que en sus orígenes era un oratorio y que después sirvió de galería para las mujeres (en las sinagogas, sobre todo en las de observancia ortodoxa, las mujeres se sientan separadas de los hombres). Observad las bóvedas ojivales del techo, ya que son preciosas, únicas en la arquitectura centroeuropea.

Es destacable la reja que separa el tabernáculo donde se encuentran los rollos de la Torá (el aron haKosdesh) tapados por una cortina. El hecho de que exista una cortina (con la corona símbolo de la Torá) significa que la sinagoga se utiliza para el culto.

Interior de la Sinagoga Vieja-Nueva. Aron haKodesh donde se guarda la Torá, cubierto por la cortina ceremonia y rodeado por la reja

También se puede contemplar la silla donde se sentaba el Rabino Löw, al que las leyendas atribuyen la creación del mítico Golem, rematada por una estrella de David.

Silla del Rabino Löw, del siglo XVI

Otro elemento que llama la atención es el estandarte de la comunidad judía. Este estandarte lo consiguieron los judíos de Praga como premio por haber ayudado en la defensa de la ciudad contra el ataque de las tropas suecas en el siglo XVII. No os perdáis los candelabros y lámparas que hay en toda la sinagoga, sobre todo en la nave derecha.

Después de la visita a la Sinagoga Vieja-Nueva, lo más aconsejable es visitar el Antiguo Cementerio Judío y después podréis el tiempo que querais dedicar al resto de sinagogas.

El Antiguo Cementerio Judío

Entrar en el recinto del Antiguo Cementerio Judío de Praga es como retroceder en los siglos. Y como otros muchos, pienso que en ese lugar hay algo mágico. Cuando se pasea por entre las lápidas centenarias al caer la tarde, es inevitable sentir la presencia de todas esas almas que reposan bajo nuestros pies. No es una sensación tétrica, al contrario, se respira muchísima paz, siempre y cuando no estemos acompañados de decenas de turistas más interesados en tomar fotos que en observar los curiosos detalles de las lápidas.

Lápidas del Antiguo Cementerio Judío de Praga

Aunque no se sabe la fecha precisa, lo más probable es que fuera fundado durante el primer tercio del siglo XV, ya que la tumba más antigua, la del Rabino Avigdor Kara, data de 1439. Hay opiniones que datan la apertura del cementerio en 1478 y opinan que las lápidas más antiguas fueron traidas de otro cementerio anterior ya desaparecido.

Tumba de Avigdor Kara (1439), la más antigua del Cementerio Judío de Praga

Durante más de 300 años fue el único lugar donde los judíos de Praga podían enterrar a sus muertos. La falta de espacio la suplieron enterrando los cuerpos unos encima de los otros. Actualmente se pueden contemplar unas 20.000 lápidas, que son las que se encuentran en la superficie. Pero se calcula que en niveles inferiores hay unas 100.000 personas, repartidas en unos 12 niveles. El último entierro que se llevó a cabo en este cementerio se celebró en 1787.

Observaréis que muchas de las lápidas están decoradas con símbolos que hacen referencia a la familia a la que pertenecía el difunto, a su oficio o condición. Por ejemplo, algunas están decoradas con racimos de uvas (las uvas significan “abundancia”, lo cual quiere decir que el muerto era una persona rica); otros unas tijeras, que quiere decir que el difunto era sastre. Las lápidas en donde hay grabadas un león significa que la persona que está enterrada pertenecía a la tribu de Judá.

La tumba más famosa del cementerio es la del Rabino Löw, que murió en 1609. Fue un personaje muy famoso en su época, incluso era muy respetado por el emperador por su sabiduría. La leyenda dice que fue el creador del Golem, el monstruo hecho de barro que protegía a la comunidad judía de los continuos ataques cristianos. El Rabino Löw tenía fama de taumaturgo y de poder obrar milagros. También se dice que concede los deseos que se le piden. Su tumba está cerca de la entrada del cementerio, pegada al camino y en la pared que hay delante una placa indica de quién es la tumba. Además, no pasa desapercibida, no sólo por sus dimensiones, sino porque está llena de papelitos y piedras. Veréis que la gente deja sobre la tumba los papelitos con sus deseos escritos, esperando que el santo rabino se los conceda. Después, se colocan algunas piedrecitas. Los judíos, en lugar de flores, ponen piedras en las tumbas, en recuerdo de los 40 años que el pueblo de Israel anduvo por el desierto hasta llegar a la Tierra Prometida. Las piedras servían para señalizar el lugar donde iban enterrando a los que murieron durante el éxodo por el desierto.

Tumba del Rabino Löw

Probablemente la tumba más bonita del cementerio sea la de Hendele Bassevi, la esposa del primer judío de Praga que consiguió un título de nobleza, y que data de 1628. Se encuentra entrando en el recinto, pasando por detrás de la Casa de Ceremonias, delante de una torre con la cúpula de color verde que pertenece al Museo de Artes Decorativas. La tumba de Hendele Bassevi se reconoce porque está coronada por la figura de un león, símbolo de la tribu de Judá. Está muy cerca de la tumba del Rabino Löw.

Tumba de Hendele Bassevi

Otra tumba importante es la de Mordechai Maisel, el alcalde de la Ciudad Judía y constructor de la Sinagoga Maisel, que murió en 1601. La tumba queda delante del muro que da al Museo de Artes Decorativas, a la izquierda de las tumbas de Hendele Bassevi y del Rabino Löw.

Tumba de Mordechai Maisel

La Sinagoga Pinkas


Sinagoga Pinkas

Al fondo del cementerio se encuentra la Sinagoga Pinkas, que es la segunda más antigua de Praga. El primer edificio databa del siglo XI y en 1535, en unos terrenos propiedad del Rabino Pinkas, la familia Horowitz construyó la sinagoga en un estilo gótico tardío. La sinagoga ha sido reconstruida varias veces a lo largo de los siglos. Después de la Segunda Guerra Mundial, la sinagoga se convirtió en un Monumento a los judíos de Bohemia y Moravia asesinados por los nazis. El centro del edificio es una sola de estilo gótico, con las paredes cubiertas con los nombres y la procedencia de los más de 80.000 judíos checos  y moravos deportados al campo de Terezín durante la ocupación nazi. Aparte, resulta interesante contemplar su mikbá o baño ritual, así como la galería para las mujeres. En el primer piso se encuentra la exposición permanente Dibujos de los niños de Terezín, que muestran la visión que los más de 10.000 niños menores de 15 años tenían de su vida en el campo. 8.000 de estos niños fueron enviados finalmente a campos de exterminio en Polonia y, por diferentes circunstancias, 242 lograron sobrevivir. La exposición de la Sinagoga Pinkas es sólo una muestra de los 4.000 dibujos que constituyen la colección propiedad del Museo Judío de Praga.

Memorial de las víctimas del nazismo en la Sinagoga Pinkas

La Casa de Ceremonias

Junto al Antiguo Cementerio se encuentra la Casa de Ceremonias. Es un edificio de estilo neorománico  construido entre 1911, en el mismo lugar donde se levantaba la Hebrá Kadishá, la Sala Ceremonial de la Sociedad Funeraria Judía de Praga, fundada en 1564. Todas las comunidades judías tienen su sociedad que se encarga de los entierros de sus miembros. En la Casa de Ceremonias se encuentran diferentes exposiciones.

Casa de Ceremonias

La Sinagoga Klaus

Sinagoga Klaus

Saliendo del cementerio, a mano derecha, encontramos la Sinagoga Klaus, que fue construida a finales del siglo XVII, siendo renovada en 1884. Esta sinagoga lleva el nombre de Klausova (Klaus), porque antes de 1689, cuando tuvo lugar un incendio, este lugar estaba ocupado por pequeñas escuelas judías que recibían el nombre de klausen, y estaban dirigidas por el Rabino Löw. En la sinagoga se guarda una colección de manuscritos y grabados hebreos, así como una exposición sobre la historia de la comunidad judía de Praga desde la Edad Media, que pertenece a la colección del Museo Judío. Esta colección permite conocer cómo era la vida cotidiana en el antiguo ghetto. Por lo que respecta al edificio, fijaos en la bóveda de cañón y sus decoraciones de estuco, de estilo barroco.

Desde el cementerio, volved a la calle Maiselova (la calle donde da la fachada principal de la Sinagoga Vieja-Nueva). Desde delante de la sinagoga, podréis contemplar el edificio del antiguo Ayuntamiento Judío, con su reloj de caracteres hebreos, las manillas del cual giran al revés.

Reloj del Ayuntamiento Judío

La Sinagoga española

Esta sinagoga está un poco apartada del resto de edificios del Barrio Judío. Desde el Antiguo Ayuntamiento Judío tenéis que tomar la calle Siroká. Cruzaréis la calle Pařižská (por la que habéis llegado al Barrio Judío) hasta llegar a la calle Dušní, que queda perpendicular a Siroká. La Sinagoga española queda en la esquina, a la izquierda.

Durante 20 años, la Sinagoga española estuvo cerrada al público y se utilizaba como depósito de objetos del Museo Judío. Afortunadamente, después de un periodo de acondicionamiento, volvió a abrirse al público en 1999.

La Sinagoga española fue construida a principios del siglo XVI por judíos españoles expulsados de España en el año 1492 y en ella se reunían los judíos de origen sefardita. Ocupa la ubicación de una antigua sinagoga del siglo XII, llamada la Vieja Escuela. A lo largo de su historia, la sinagoga sufrió varios incendios, por lo que tuvo que ser restaurada, la última de ellas en 1836, cuando se convirtió en la sede de la Comunidad Judía Reformista. Por eso hay un órgano en su interior, ya que los judíos reformados usan este instrumento en su liturgia.

Se construyó imitando el estilo morisco. Su planta es cuadrada con una preciosa cúpula central y tres galerías. El interior está decorado con arabescos en las paredes, puertas, galerías y estucos, y con unas vitrinas de colores magníficas.

En la sinagoga se continúa la exposición sobre la vida de cotidiana de los judíos que tiene su primera parte en la Sinagoga Klaus y es bastante habitual que en su interior se celebren conciertos.

Sinagoga española

Interior de la Sinagoga española

Al lado de la Sinagoga española podréis contemplar la estatua dedicada a Franz Kafka.

La Sinagoga Alta

Desde la Sinagoga Española, tendréis que deshacer camino y regresar a la calle Maiselova. Delante de la entrada de la Sinagoga Vieja-Nueva podréis ver la Sinagoga Alta o Sinagoga Vysoká. Se le llama “Alta”, porque el atril para leer la Torá se encuentra en lo alto de unas escaleras. Durante muchos años, en esta sinagoga se ha exhibido una parte de la colección del Museo Judío, objetos que datan de los siglos XVI al XIX, básicamente mantos ceremoniales, cortinas para cubrir la Torá, rollos de la Torá, Coronas (que son el símbolo de la Torá), objetos decorativos, etc.  Hasta hace apenas unos años, se podía visitar esta colección en la Sinagoga Alta, aunque actualmente, la página del Museo Judío no la incluye en sus entradas.

La Sinagoga Maisel

Desde la Sinagoga Alta, en dirección contraria a la Sinagoga Vieja-Nueva, es decir, en dirección a Malé Náměstí, encontraréis el edificio de la Sinagoga Maisel, un edificio neogótico, fácilmente identificable, con un jardincito delante separado de la calle por unas rejas. Fue construida en el siglo XVI por Mordechai Maisel, alcalde de la Ciudad Judía de Praga i prestamista del mismísimo emperador Rodolfo II de Habsburgo. El edificio actual es producto de una reconstrucción de principios del siglo XX. Desde los años 60 alberga una muy buena colección de objetos ornamentales y de culto de plata y orfebrería: coronas de la Torá, punteros para seguir la lectura en los rollos de la Torá, escudos decorativos, lámparas, candelabros… Todos estos objetos fueron recogidos por los SS nazis en los diferentes ghettos europeos de Europa central y del Este para el Museo de una Raza Extinguida que planeaba crear en Praga.

Aunque en Praga existe otra Sinagoga, la del Jubileo o Jerusalén, no forma parte de los edificios considerados históricos de la antigua Ciudad Judía de Praga.

¿Dónde comer?

Rugantino:una pizzeria en la calle Dušní, muy cerca de la Sinagoga española

U Golema: restaurante en la calle Maiselova.

Mikulka’s Pizzeria: en la calle Beneditská, cerca de la Plaza de la Ciudad Vieja

Otras opciones

HACIA EL PUENTE DE CARLOS

La calle Karlova

Casa del Pozo dorado en la calle Karlova

Desde la Plaza de la Ciudad Vieja, la calle Karlova nos llevará, siguiendo el antiguo trazado medieval, hasta una de las joyas arquitectónicas de Praga: el Puente de Carlos (Karluv Most). Esta calle, que lleva su nombre en homenaje a uno de los soberanos más importantes del Reino de Bohemia, el emperador Carlos IV, siempre está llena de gente que camina en ambas direcciones (o hacia el Puente o hacia la Plaza de la Ciudad Vieja), por lo que es fácil que pasen por alto los edificios que la flanquean, de estilo renacentista y barroco en su mayoría. Muchos de ellos se han convertido en tiendas, especializadas la mayoría en cristal de Bohemia (a precios escandalosamente turísticos), hoteles  o restaurantes.

Saliendo de la Plaza de la Ciudad Vieja, en la confluencia de las calles Karlova y Seminarská se encuentra la Casa del Pozo Dorado (U Zlaté Studny), un edificio renacentista del siglo XVI, al que se añadieron elementos decorativos barrocos y que hoy alberga un hotel. Destaca su fachada decorada con las imágenes de San Sebastián y San Roque, los patrones contra la peste. Es probable que estas figuras se añadieran a  partir de 1714, año en que Praga sufrió una terrible epidemia de peste. El sótano, en donde hay un restaurante, todavía conserva la arquitectura gótica de la casa sobre la que se construyó la edificación renacentista.

Siguiendo por la calle Karlova, la siguiente calle que la cruza es Husová. Justo en la intersección de las dos calles se encuentra la portalada del Palacio Clam-Gallas. La reconoceréis por las esculturas de dos colosos que flanquean la puerta.

Palacio Clam-Gallas en la calle Husová

Caminando por la calle Karlova, el Palacio Clam-Gallas queda a la derecha. Si queréis explorar los alrededores, podéis desviaros un momento y tomar la calle Husová, pasando por delante del Palacio Clam-Gallas, y llegaréis a la Plaza Marianské (Mariánské náměstí). En esta plaza encontréis los edificios de la Biblioteca Municipal Central y el Nuevo Ayuntamiento de Praga, una muestra de estilo art nouveau de finales del siglo XIX. A la derecha de la plaza hay una estatua del Rabino Löw.

Nuevo Ayuntamiento de Praga en la Plaza Marianské

Deshaced camino como si regresárais a la calle Karlova, volved a pasar por delante del Palacio Clam-Gallas y llegaréis a la Iglesia de San Gilles (Kostel sv Jilji). Dejad atrás la iglesia, girad a la derecha y encontraréis la Plaza de Belén (Betlémské náměstí) donde se levanta la Capilla de Belén. El edificio es una reproducción del templo original del siglo XV en el cual Jan Hus empezó a predicar su reforma religiosa. Se puede visitar su interior, que muestra la decoración fría y austera de las primeras iglesias protestantes.

Capilla de Belén

Desde la Plaza de Belén, para volver a la calle Karlova hay que tomar la calle Liliová. La segunda calle que cruza a la derecha es Rětězová. En ella se encuentra la Casa de los señores de Kunštat y de Poděbrady. En ella vivió Jorge de Poděbrady, el primer rey husita de Bohemia, antes de subir al trono. Está abierta al público y es uno de los edificios románicos mejor conservados de Praga, con dos estancias con bóvedas y columnas románicas, que se hallan situadas prácticamente al nivel original de la ciudad antigua. En su interior hay una exposición sobre la persona del rey husita, que a finales del siglo XV consiguió que el reino de Bohemia viviera un periodo de paz después de años de luchas internas a causa  de los enfrentamientos religiosos.

De vuelta a la calle Liliová, justo en la intersección de ésta con Karlova, se encuentra la Casa de la serpiente dorada (Dum U zlatého hada), edificio originalmente gótico y después reconstruido en estilo renacentista. Allí se instaló, en 1708, el primer café de Praga, propiedad de Deodatus Damayan.

Casa de la serpiente dorada

En la calle Karlova, justo también a la altura con Liliová, encontramos la fachada del enorme omplejo de edificios que forman el Klementinum, el antiguo Colegio Mayor de los jesuitas. En el siglo XI existía allí una capilla llamada Capilla de San Clemente, de la cual deriva su nombre. En el siglo XIII, cerca de la ublicación de la antigua capilla, la orden de los Dominicos fundó un convento. En 1555 los jesuitas llegan al Reino de Bohemia con la misión de reimplantar la fe católica después de las luchas internas por motivos religiosos. Compraron los terrenos en donde siglos atrás se levantaban la capilla y el convento dominico, así como otras tierras adyacentes y empezaron a construir el que sería el bastión de la fe católica en Praga, además de un importantísimo centro intelectual que llegó incluso a rivalizar con el Carolinum. Entre los siglos XVI y XVIII se fueron construyendo nuevos edificios, entre ellos la Iglesia de San Clemente (que tomó el nombre de la antigua capilla), la iglesia de San Salvador, cuya fachada podemos contemplar cuando dejamos atrás la calle Karlova y entramos en la Plaza de los Caballeros de la Cruz, el Colegio Jesuita, la Biblioteca y la Torre astronómica. En la construcción del Klementinum, que duró desde 1578 hasta 1726, participaron arquitectos y artistas de la importancia de Carlo y Francesco Lurago, Giovanni Orsi, Pavel Ignac Bayer o el gran Kirian Ignac Dientzenhofer.

El Klementinum

Se puede acceder al interior del Klementinum en visita guiada, aunque éstas, si no han cambiado últimamente, sólo se hacían en checo y en inglés.

En la calle Karlova se encuentran también dos edificios a tener en cuenta: en el número 4 se halla la casa en donde visió entre 1607 y 1612 el famoso astrónomo Johannes Kepler. En el número 2, en la esquina con el Muelle Smetana (Smetanovo nabřeži), se encuentra el Palacio Colloredo-Mansfeld, construido en 1730 en estilo barroco, destacable sobre todo por su portalada. Pueden visitarse algunas de sus estancias, ya que en una de ellas hay instalado un Museu de la Tortura, que recoge muestras de supuestos instrumentos de tortura medievales, con prolijas y desagradables explicaciones de su uso.

En este último tramo de la calle Karlova ya se vislumbra la Torre de la Ciudad Vieja del Puente de Carlos y la aglomeración de turistas que espera para cruzar al otro lado de la carretera (con tráfico bastante denso de coches y tranvías), para llegar al pie de la Torre y empezar el clásico recorrido del Puente que ningún turista en Praga deja de realizar y seguro que más de una vez.

Último tramo de la calle Karlova en dirección al Puente de Carlos

Hacia el Puente de Carlos cruzando la Křižovnická

A la derecha de la Torre de la Ciudad Vieja del Puente de Carlos encontraréis la Plaza de los Caballeros de la Cruz (Křižovnické náměstí), que debe su nombre a la orden religiosa y militar homónima que en el siglo XIII fundó la princesa checa Inés Premislita, que llegaría a convertirse en Santa Inés de Bohemia. En la plaza podemos visitar la Iglesia de San Francisco Serafín construida en el siglo XVII en estilo barroco por Jean Baptiste Mathey, sobre la Iglesia del Espíritu Santo, gótica, de la cual se conservan numerosos elementos. La reconoceréis por su gran cúpula y por las majestuosas estatuas que rematan su balcón. Por lo que respecta al interior, sólo por contemplar las pinturas de la cúpula vale la pena entrar. Otros elementos góticos conservados son una Virgen y una pila bautismal del siglo XV.

Al lado de la iglesia de San Francisco puede contemplarse la estatua de Carlos IV, rey de Bohemia y emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico, fundador del Carolinum y durante el reinado del cual se construyó el famoso puente que lleva su nombre.

El Puente de Carlos (Karluv Most)


El Puente de Carlos, de estilo gótico, se construyó en 1357, en el lugar que había ocupado un antiguo puente, llamado Puente Judit. Este puente románico quedo destrozado por una crecida del río Vltava en 1342 , y Carlos IV, el soberano que reinaba en aquellos momentos, decidió que el próximo puente que cruzara el río tenía que resistir las fuerzas de la naturaleza. Y así fue, porque el Puente de Carlos es una verdadera joya de la ingenieria y que a pesar de su antiguedad, casi 700 años, ha resistido inundaciones y crecidas, las últimas, las que se produjeron en 2002, que llegaron a inundar gran parte del centro histórico de la ciudad.

El Puente de Carlos une la Ciudad Vieja con la Malá Strana y a ambos extremos se levantan torres a las que se puede subir y disfrutar de unas vistas impresionantes. Desde la Torre del lado de la Ciudad Vieja, la vista es hermosísima: por una lado, el Puente rematado al final por las Torres de la Malá Strana y la cúpula de la Iglesia de San Nicolás. Ligeramente a la derecha, la colina del Hradčany, con el Castillo y las torres de la catedral de San Vito. A ambos lados, el río Vltava y sus puentes. En el lado opuesto, la Plaza de los Caballeros de la Cruz, el Klementinum y la Iglesia de San Francisco.

La Torre del Puente Carlos del lado de la Ciudad Vieja

Vista del Puente de Carlos desde la Torre del lado de la Ciudad Vieja

En el momento de su construcción, el Puente de Carlos no estaba adornado por las estatuas que, a lado y lado, flanquean a los visitantes que lo cruzan y que lo han hecho mundialmente famoso. La estatua más antigua, la que representa a San Juan Nepomuceno, es de 1683, y la más reciente, el grupo escultórico de los santos Cirilo y Metodio, evangelizadores de Bohemia, fue esculpido por Karel Dvorák entre 1928 y 1937. Las estatuas que se pueden conservar en la actualidad son réplicas, ya que las originales no se exponen por motivos de seguridad y conservación y se conservan en el llamado Lapidarium.

El puente finaliza en la orilla opuesta del Vltava, en la Malá Strana, con dos torres: la más alta, que también es un mirador, fue construida en el siglo XV durante el reinado de Jorge de Poděbrady. La más pequeña pertenecía al Puente Judit.

Torres del Puente de Carlos en la Malá Strana

Músicos en el Puente de Carlos

El Puente siempre está lleno de visitantes que lo cruzan en uno u otro sentido. Además, podemos encontrarnos con músicos, mimos, pintores, marionetistas, cantantes… Es toda una experiencia mezclarse con toda esa gente, que ya de por si son un espectáculo, dejarse llevar por el bullicio, distraerse, despistarse, tomar fotos, oír música… Pero si queremos realmente disfrutar de un paseo por el Puente, para disfrutar de verdad con las vistas y con su decoración escultórica, hay que hacer un sacrificio y llegar allí temprano (este es un consejo sólo válido en verano, por supuesto), antes de las 9 de la mañana. La luz es ideal y es uno de los pocos momentos en que se pueden tomar fotos sin que apenas aparezca gente cruzando por delante de nuestro objetivo.

Estatuas en el Puente

Aunque muchos de los visitantes de Praga pasean por el Puente (o no pasean, sencillamente pasan por él) sin prestar demasiada atención a las estatuas que lo decoran, más allá de hacer las fotos de rigor, detenerse para contemplarlas y saber a quién representan o si hay alguna leyenda acerca de ellas es la mejor manera de disfrutar de ese paseo, además de las vistas, los músicos y el bullicio del resto de turistas. Cualquier buena guía de Praga os dará la información necesaria sobre las estatuas del Puente, pero recomendaría dedicar unos minutos a las siguientes (partiendo desde el lado de la Ciudad Vieja):

Primer grupo escultórico, a la derecha: La Virgen y San Bernardo, obra de Matěj Václav Jäckel ( 1709)

Primer grupo escultórico, a la izquierda: San Ivo, obra de Matyás Braun (1711)

Segundo grupo escultórico, a la izquierda, La Virgen con los santos Domingo y Tomás, obra de Matej Václav Jäckel (1708)

Tercer grupo escultórico a la izquierda: La Cruxifixión, obra anónima, empezada en 1681 y terminada en 1861.  La estatua de Cristo lleva escrito en hebreo «Santo, Santo, Santo es el Señor» y según la leyenda, fue un judío quien tuvo que costear su construcción para expiar una blasfemia.

Crucifixión

Tercer grupo escultórico a la derecha: Piedad, obra de Emmanuel Max (1858)

Pietà

Séptimo grupo escultórico a la izquierda: San Francisco de Borja, obra de Ferdinand Maximilian Borkoff (1710)

Séptimo grupo escultórico a la derecha: Santos Wenceslao, Norberto y Segismundo, obra de Josef Max (1853)

Octavo grupo escultórico a la izquierda: Santa Ludmila, obra de Matyás Braun (1730)

Octavo grupo escultórico a la derecha: San Juan Nepomuceno, obra de Jan Brokoff (1683). Dice la leyenda que el santo era confesor del rey Wenceslao IV y que éste le exigió que le revelara una confesión que le había hecho su esposa la reina. Juan Nepomuceno, por supuesto, se negó a romper el secreto de confesión y el rey mandó arrojarlo al río desde el Puente en 1393.  El lugar desde donde parece que fue lanzado a las aguas del Vltava está señalado por una cruz arzobispal de latón colocada en la barandilla y por lo visto, Juan Nepomuceno sobrevivió. Por eso la leyenda dice que si se toca la cruz de manera que cada uno de los dedos toque una estrella, da suerte. La estatua tiene un bajorelieve en el que se narra precisamente esta leyenda.

San Juan Nepomuceno

Noveno grupo escultórico a la derecha: San Antonio de Padua, obra de Jan Oldrich Mayer (1707)

Noveno grupo escultórico a la izquierda: San Francisco Seráfico, obra de Emmanuel Max (1855)

Décimo grupo escultórico a la derecha: San Judas Tadeo, obra de Jeroným Bedřich Kohl (1708)

Décimo grupo escultórico a la izquierda: San Vicente Ferrer y San Procopio, obra de Ferdinand Brokoff (1712)

Detras de estas estatuas, casi escondido detrás de la barandilla, hay la estatua, más pequeña que el resto, de un caballero con espada. Es el caballero Bruncvík, de quien dice la leyenda que se fue por el mundo a buscar un león vivo para colocar en su escudo. Durante uno de sus viajes, el caballero recibió una espada mágica, que cortaba ella sola la cabeza de los enemigos.Sigue la leyenda que esta espada está emparedada en el Puente de Carlos para que pueda servir a San Wenceslao, el patrón de Bohemia, el día que Bruncvík regrese con los caballeros de la Orden de Blanik para defender a la nación checa. Otras leyendas dicen que la estatua representa a Roldán, también hablan de una espada emparedada en el Puente y afirman que el día que alguien la encuentre y la separe de su escondrijo de piedra, el Puente de Carlos se derrumbará y empezará el fin del mundo. Desde luego, me gusta más la primera leyenda, es mucho menos apocalíptica.

Decimosegundo grupo escultórico a la izquierda: Santa Luitgarda, obra de Matyás Braun (1710).

Santa Lutgarda

Decimocuarto grupo escultórico a la izquierda: Santos Juan de Malta, Félix de Valois e Iván, obra de Ferdinand Brokoff (1714)

Santos Juan de Malta, Félix de Valois e Iván

Decimocuarto grupo escultórico a la derecha: San Vito, obra de Ferdinand Brokoff (1714)

San Vito

Decimoquinto grupo escultórico a la derecha: Santos Salvador, Cosme y Damián, obra de Jan Oldřich Mayer (1709)

Decimoquinto grupo escultórico a la izquierda: San Wenceslao, obra de Josef Böhm (1858)

Si pasamos por debajo del arco que sostienen las dos torres del Puente  habremos entrado, a través de la bulliciosa calle Mostecká (la calle del Puente), en el distrito de la Malá Strana (el Lado pequeño).

La isla de Kampa

A medida que se avanza por el Puente de Carlos en dirección a la Malá Strana, a nadie se le escapa la vista de las bonitas vistas del barrio de Kampa, con sus pintorescas casas, sus jardines, canales y molinos. Hasta 1905, Kampa sólo era un islote fluvial, ya que el Čertovka, afluente del Vltava, lo separaba completamente de la orilla. Hoy en día es una isla artificial separada de la Malá Strana por el canal por donde discurre el Certovka. El Puente de Carlos la atraviesa por la parte norte y para acceder a la isla, basta con descender directamente por las escaleras laterales del Puente, que se encuentran detrás de la estatua de Santa Lutgarda, y llegaremos a la calle principal, llamada Na Kampé.

Escaleras del Puente de Carlos que conducen a Kampa

Na Kampé

Jardines de Kampa

La isla de Kampa es un lugar donde todavía hoy los praguenses van pasear, a relajarse en sus jardines, a buscar precisamente una isla de tranquilidad. Para los turistas, es el lugar ideal para descansar de las agotadoras caminatas, sobre todo en verano. Hay pocas cosas más agradables que buscar una sombra bajo uno de los árboles centenarios de Kampa para reposar del calor y del ajetreo.  Las familias y las parejas de enamorados praguenses también acuden a la isla a partir de la primavera, para sentarse en sus bancos, o en la orilla del río para charlar, merendar o jugar con los patos que se acercan sin miedo a las personas. Existen varios pequeños hoteles y restaurantes donde comer o tomar una cerveza lejos de las aglomeraciones turísticas del resto de la ciudad.

Kampa se extiende desde el Puente de Carlos hasta el Puente de las Legiones (Most Legii). Desde la orilla del río se contempla una magnífica vista del Puente de Carlos y del Muelle Smetana.

El Puente de Carlos, el Muelle Smetana y el Teatro Nacional desde la isla de Kampa

Durante mucho tiempo la isla de Kampa fue el lugar preferido para vivir de músicos, pintores, escritores y artistas en general. En la Edad Media, los primeros habitantes de Kampa fueron  picapedreros, albañiles y  carpinteros. A partir de la construcción del Puente Carlos, los representantes de los diferentes oficios, a los que se añadieron también alfareros y toneleros, pudieron establceer sus talleres debajo de los arcos del puente. A cambio, tenían el deber de velar por la conservación y buen estado del Puente.

La isla está cruzada por el canal del Čertovka y esta parte de Kampa recibe el nombre de Venecia de Praga, incluso hay un pequeño barco que hace un recorrido turístico de la zona.

Canal en la isla de Kampa

Pequeña Venecia

El canal fue creado para hacer funcionar los molinos. Antes de que se construyera el sistema de represas en el río Vltava, las aguas del canal eran muy turbulentas, de ahí su nombre, Čertovka, que significa Canal del diablo. De los antiguos molinos, sólo quedan tres en la actualidad. El más grande es el Molino del Gran Priorato, que explotaban los Caballeros de la Orden de Malta. El molino, de ocho metros, sufrió na restauración completa. A su lado hay un pequeño puente que lleva hasta la Plaza del Gran Priorato de los Caballeros de Malta.

Molino del Gran Priorato

En esta plaza encontramos el Muro de la Paz de John Lenon. Hasta mediados de la década de los 90 del siglo pasado, el muro estaba lleno de pintadas anticomunistas. Pero la Iglesia Católica, propietaria del muro y de los terrenos adyacentes, decidió cubrir la pared de piedra con una capa de cemento y pintarla para que los jóvenes plasmaran en ellas mensajes de paz y de amor. De manera que el muro se cubrió con flores, mariposas, imágenes de John Lennon y símbolos de «Haz el amor y no la guerra«, todo siguiendo el estilo y la iconografía hippy, lo cual resultaba extraño teniendo en cuenta que sus autores eran jóvenes que ni habían nacido en la época de apogeo de los hippies. Pero ha sido cuestión de tiempo que en el muro hayan vuelto a aparecer los graffitis y se haya recuperado el espíritu rebelde de sus inicios.

Muro de la Paz de John Lennon en la isla de Kampa

En Kampa, además, podéis visitar el Museo Kampa, que abrió sus puertas en 2003 en los terrenos de los antiguos molinos Sova y en donde se exponen obras de artistas checos.

Museo Kampa

Llaman especialmente la atención las grandes esculturas de bebés que se encuentran cerca del museo, obra de David Cerný.

¿Dónde comer?

Si os encontráis en Kampa, podéis hacerlo en alguno de los restaurantes de la isla, como el Kampa Park, pero son restaurantes, en su mayoría carísimos. Por tanto, lo mejor es entrar en la Malá Strana, desde la misma Kampa o regresando al Puente, y buscar uno que no os aleje demasiado del Puente. Mi propuesta serían U svatého Tomaše o U Schnellů, que os quedan muy cerca.

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https://diskuse.wordpress.com/2010/07/25/estancia-en-praga-itinerarios-y-recomendaciones-1%C2%AA-parte/

(1) http://pleione.asu.cas.cz/~slechta/HISTORIE/ghetto/tabulka.html

http://www.zastarouprahu.cz/pragensia/fotogalerie/josefov.htm